23. Aves que no vuelan. Parte III: Cenizas.

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Tú eres la indicada.
Me tomó mucho tiempo darme cuenta de eso.
Cuando te fuiste, todavía estabas aquí.
Como un maldito fantasma que acechaba cada uno de mis pasos y pensamientos.
Realmente nunca seguí adelante.
No iba a hacerlo. Tenías un pedazo de mí.

—Till Death por Jennifer L. Armentrout.

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El cielo que aún no había sido invadido por la capa de smog en la ciudad y las luces de sus edificios, por lo que permitían ver el firmamento que se desplegaba sobre ellos como un lienzo infinito salpicado de estrellas titilantes. Las constelaciones se dibujaban con claridad, creando formas y patrones que parecían contar historias antiguas.

Amy y Shadow se encontraban recostados sobre una manta extendida en el suave césped de una colina apartada. La ciudad, con sus luces y ruidos, parecía pertenecer a otro mundo, lejos de la paz que los rodeaba.

Ella se acurrucó más cerca de él, sintiendo el calor de su cuerpo a través de la delgada tela de su ropa. Sus dedos entrelazados descansaban sobre la manta, una conexión silenciosa y constante. Shadow levantó una mano, señalando una estrella particularmente brillante.

—¿Ves esa constelación allá?

Amy siguió la dirección de su dedo.

—Sí. ¿Cuál es?

—Esa es Andrómeda. Hay una historia muy antigua relacionada con esas estrellas. ¿Quieres escucharla?

—Por supuesto. —Shadow sonrió al sentir la mano de Amy acariciar su pecho blanco.

—Hace mucho tiempo, había una sacerdotisa llamada Hero que vivía en una torre en Sestos, en la costa europea del estrecho de Helesponto. Ella estaba dedicada a Afrodita, la diosa del amor. En la otra orilla, en la ciudad de Abidos, vivía un joven llamado Leandro, y cuando vio a Hero, se enamoró perdidamente de ella.

Amy no dejaba de mirar al cielo, intrigada.

—Aunque estaban separados por el estrecho, Leandro nadaba cada noche para encontrarse con Hero. Ella encendía una lámpara en la torre para guiarlo a través de la oscuridad y las peligrosas aguas. Su amor era tan fuerte que no importaban los riesgos; Leandro cruzaba el estrecho noche tras noche.

—Eso es tan romántico —susurró Amy.

—Pero una noche, una tormenta apagó la lámpara de Hero. Leandro, perdido en la oscuridad y la tempestad, no pudo encontrar su camino. Las corrientes lo arrastraron y se ahogó. Al día siguiente, cuando Hero encontró su cuerpo en la orilla, su corazón se rompió. Desesperada y consumida por la pena, se arrojó desde la torre al mar, uniéndose a él en la muerte.

— Qué trágico —dijo Amy con tristeza en su voz—. ¿Y qué pasó después?

—Los dioses, conmovidos por su amor eterno, los colocaron entre las estrellas. Hero y Leandro ahora brillan en la constelación de Andrómeda y su vecino Perseo, como un recordatorio de que el verdadero amor puede superar cualquier obstáculo, incluso la muerte.

—Es una historia hermosa y triste. Me gusta pensar que están juntos para siempre, mirando las estrellas como nosotros. —Amy se levantó un poco para apoyar su mentón en el pecho de su novio, mirándolo con esos ojos brillantes y hermosos—. Me encanta cómo haces que las estrellas cuenten historias.

Shadow sonrió y pasó su brazo por detrás de su espalda para acariciarla y mantenerla más cerca de él.

—María solía contarme muchas historias sobre las constelaciones cuando estábamos en ARK. Solía decirme que las estrellas tienen mucho que decirnos, si estamos dispuestos a escuchar.

𝖳𝗁𝖾 𝖲𝗁𝖺𝗋𝗉𝖾𝗌𝗍 𝖫𝗂𝗏𝖾𝗌 || 𝙏𝙞𝙩𝙖𝙣𝙞𝙪𝙢》𝑺𝒉𝒂𝒅𝑨𝒎𝒚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora