Shadows of Memory 【 Jinx x Caitlyn 】

Capítulo 7: Socorro

Caitlyn se encontraba, aquel día, sola en la guarida, inclinada sobre una mesa de madera repleta de utensilios y diversas piezas. La tenue luz amarillenta de la bombilla que colgaba inestable sobre su cabeza, iluminaba con suavidad su rostro. Entre sus manos, sostenía con precaución una granada de curiosa apariencia que estaba tratando de armar. Cada componente parecía un rompecabezas y ni hablar de los cables que la mantenían a ras del estrés. Si bien Jinx, en el transcurso de los días, la nutría con un poco de información técnica sobre qué partes debía tocar y cuáles evitar, Kiramman aún sentía dudas respecto a ello. Las enseñanzas que recibía parecían un chiste e incluso podía asegurar eran intencionales.

―El cahgle roshado debe pashar por encima del azhul ―comentó la chica de Zaun, acostada a lo largo del sillón sobre su espalda y metiéndose grandes cucharadas de cereal con leche a la boca. La posición, incómoda bajo la perspectiva de Caitlyn, hacían que parte del líquido se deslizaran por la comisura de los labios de la menor, quien parecía no notarlo ya que seguía comiendo como si no fuese a ahogarse.

Caitlyn suspiró por lo bajo con los cables entre sus dedos.

―¿Puedes tragar y luego decirme qué hacer? No se te entiende nada.

Escuchó cómo Jinx intentaba tragar, pero con dificultad, lo que tenía en la boca. Esperó en silencio un par de segundos hasta que una incesante tos reemplazó el silencio seguida de grandes bocanadas de aire. Supuso que algo así iba a suceder ya que la menor tenía la maldita costumbre de llenar sus mejillas como si fuese una ardilla juntando la comida para hibernar. Nadie le iba a quitar nada, pero aún así se desesperaba por comer porque "según ella" la comida estaba para disfrutar y mientras más rápido comía, más sabroso era todo. Para Caitlyn, solo se trataba de una persona con grave falta de modales, ni más ni menos.

Jinx a duras penas se recompuso. Con ayuda de su mano apoyada en el sillón, reincorporó la parte superior de su cuerpo y se sentó de golpe. Caitlyn pudo vislumbrar en el perfil ajeno lo asustada que había quedado, para luego volver a meter otra cucharada en su boca como si no hubiese estado a nada de pasar a mejor vida.

―Te diche que el cahgle roshado debe pashar por encima del azul ―repitió por segunda vez sin dejar de mascar.

Caitlyn inhaló profundo tratando de controlar su molestia.

―Si sigues hablándome con la boca llena jamás terminaré de hacer esto.

―¡Agh, ¿te lavas las orejas o qué?! ¡Te dije que el cable rosado debe pasar por encima del azul! ¡Por-encima-del-azul! ¡Qué aprendiz más inútil me tocó! Exijo mi reembolso.

Acatando la orden, realizó el movimiento de los cables, sin embargo, volvió a quedarse quieta.

―¿Y ahora qué?

―¿Ahora qué de qué?

―¿Solo debo cruzarlos y ya está? ―preguntó atenta a la contraria, la cual rodó los ojos con hastío―. No creo que sea tan fácil.

―Claro que no, idiota. Imagínate a un par de borrachos bailando en la calle, así deben quedar. Más simple, imposible.

―¿Cómo?

―Pues como dos borrachos. ¿Cómo bailan los borrachos? Claramente como borrachos, todos saben cómo bailan los borrachos. ¿Tiene sentido? Para mí sí, ahora hazlo tú. Esto es a prueba de oficiales tontos ―sorbió las últimas gotas de leche―. Ah, y cuidado. Si lo haces mal... ¡buum! Volarás en mil pedazos.