El frío escaló sus cuerpos apenas pusieron un pie en el lugar. Sus olfatos se colmaron del indeseable olor a alcantarillas, recordándoles que se encontraban en una de las zonas más bajas de la ciudad, de las más deplorables, a decir verdad.
Jinx fue la primera en adelantarse. A simple vista, el lugar no parecía más que otro rincón olvidado de Zaun: edificios derruidos, tuberías oxidadas que serpenteaban entre las paredes, y el ocasional ruido de gotas cayendo desde algún lugar indeterminado.
—Te dije que era por aquí —canturreó la pelilarga, mientras avanzaba con pasos seguros, casi bailando—. Ya verás cómo toda esa palabrería de "no hay nada" se va a convertir en una gran disculpa hacia mi persona.
La confianza que irradiaba era notoria, tanto así de quien sabe que está en lo correcto.
Sevika la ignoró.
—Mira, Robotech —continuó Jinx, girándose para caminar de espaldas mientras señalaba a su alrededor—. Justo aquí fue donde... donde...
Su voz se apagó gradualmente. La zaunita menor se detuvo en seco, girando sobre sus talones mientras sus ojos escaneaban frenéticamente el área. Su ceño temblaba, como si estuviera procesando lo que veía, o mejor dicho, lo que no veía. No había nada. Ni una sola señal de lucha, ni rastros de lo que ella juraba haber vivido semanas atrás.
Completamente vacío.
—Esto tiene que ser una broma —murmuró, apretando los puños.
Sevika la observaba desde atrás, con los brazos cruzados y una expresión que gritaba "te lo dije" sin necesidad de palabras. Ya había estado ahí antes, había recorrido cada maldito centímetro del lugar buscando algo, cualquier cosa que respaldara la historia de la menor. Pero al igual que ahora, no había encontrado nada fuera de lo común.
—¿Y bien? —preguntó la morena con ironía—. ¿Vas a seguir insistiendo en que aquí pasó algo?
La menor no respondió. En su lugar, comenzó a caminar de un lado a otro, con sus manos jalando nerviosamente sus trenzas; un tic que solía tener previo a cualquier ataque. La frustración emanaba de ella como vapor tóxico.
Caitlyn, quien hasta entonces se había mantenido callada, dio un paso al frente. El pitido del rastreador en su tobillo cortó el aire, provocando que Jinx le lanzara una mirada de reojo. La oficial recorrió el lugar con la mirada, deteniéndose en ciertos puntos, buscando algo en específico.
—No —dijo finalmente—. Este es el lugar. Estoy segura.
—¿Ah, sí? —respondió la morena, arqueando una ceja—. ¿Y dónde están esos soldados que mencionaste? Porque lo único que veo son ratas y basura.
A unos metros de distancia, Lux apretaba sus manos entre sí, buscando un extraño consuelo que le permitiese no afligirse. Sus orejas se movían nerviosas con cada sonido, y de vez en cuando gemía por lo bajo, intentando llamar la atención de Jinx para que no se separase tanto. Sin embargo, fue ignorada por la zaunita, quien parecía estar a punto de explotar.
La tiradora menor se acercó a una de las paredes y la golpeó con fuerza con uno de sus pies de manera repetitiva e incesante.
—¡No jodas! —gritó, sin dejar de golpear la pared—. ¡Yo sé lo que pasó aquí! ¡Yo sé, yo sé! ¡Lo recuerdo perfectamente!
Su voz rebotó entre los edificios, perdiéndose en el vacío. La vastaya se acercó a ella, buscando generar algún tipo de contacto físico, pero Jinx la apartó bruscamente, haciéndole trastabillar.
—No me toques —siseó, aunque sin la hostilidad que normalmente reservaba para otros—. Necesito... necesito pensar.
A Lux no le quedó más que aceptarlo, quedándose quieta en su lugar. Lo que menos deseaba era causarle algún tipo de incomodidad.
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Shadows of Memory 【 Jinx x Caitlyn 】
RomanceCaitlyn y la criminal más odiada de Piltover, se enfrentan en un juego mortal que se lleva a cabo durante una persecución. Sin embargo, cuando un accidente provoca que la oficial pierda la memoria, Jinx ve la oportunidad perfecta para darle un giro...