Capítulo 8: Esperanza

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El eco del grito se desvaneció en la quietud de la guarida, dejando a Caitlyn con un escalofrío recorriendo su espalda. Se quedó inmóvil por unos instantes con sus ojos escrutando los alrededores del cuarto, buscando algún indicio del origen de aquel sonido. El silencio que siguió era casi tangible, roto solo por el suave zumbido de las luces en mal estado.

Lentamente, se incorporó de su asiento. Sus músculos protestaron enseguida tras horas de inactividad, recordándole cuánto tiempo había pasado desde que Jinx se había marchado. El recuerdo de la menor le hizo preguntarse dónde estaría, en qué momento volvería, sin embargo, decidió apartar por el momento sus insistentes dudas.

Con pasos cautelosos, comenzó a explorar la guarida. Rozó con la punta de sus dedos las frías paredes mientras avanzaba, buscando cualquier irregularidad que pudiera ayudarle a encontrar indicios del sonido.

Tras lo que parecieron horas de búsqueda infructuosa, Caitlyn finalmente se encontró frente a la puerta cerrada de la habitación de Jinx, era el único lugar que faltaba por revisar. Dudó por un momento, consciente de que estaba a punto de cruzar, otra vez, el límite que había establecido la dueña del lugar luego de hallarla merodeando dentro la última vez.

Encogió su mano antes de tocar la manilla de la puerta. No tenía que enterarse, ¿verdad?

Insegura, giró el pomo. La puerta se abrió con un chirrido que pareció resonar en todo el lugar. Caitlyn contuvo la respiración, esperando escuchar algún grito de parte de la menor ante la intrusión; nada sucedió. Soltó un suspiro apenas se dio cuenta de que no había de qué preocuparse.

Miró la habitación, notando que seguía siendo un desorden. La oficial avanzó con cuidado de no tropezar con los objetos que se encontraban regados en el suelo hasta que llegó a los pies de la amplia cama deshecha. Pese a que se encontraba vacía, ésta desprendía una mezcla entre el aroma de la joven tiradora y pólvora.

La comisura de sus labios se curvó sutilmente hacia arriba.

―Huele dulce.

Fue entonces cuando lo notó: una corriente de aire fresco que parecía provenir de debajo de la cama. Se arrodilló y extendió su mano, encontrándose con las protuberancias de una rejilla suelta. Con esfuerzo, se levantó y movió la cama, revelando debajo de la reja un oscuro túnel que se perdía en las profundidades. La removió.

―¿Y esto? ―murmuró.

Por un momento, Caitlyn se debatió internamente. La idea de explorar más allá de los confines de la guarida era peligrosamente tentadora, pero en demasía aterradora. No tenía ni la menor idea qué era lo que encontraría allí abajo o si siquiera existía una salida al otro lado. Además, estaba la inseguridad de que Jinx regresase. Si notaba su ausencia, iba a sufrir las consecuencias de manera física y no ansiaba precisamente eso.

Inhaló hondo, tratando de disipar su angustia repentina. "No voy a escapar", se dijo a sí misma. Solo quería investigar, tal vez encontrar respuestas a las muchas preguntas que rondaban su mente desde que se encontró envuelta en aquella situación.

Con manos temblorosas, retiró completamente la rejilla. El aire que emergía del túnel era frío y húmedo, cargado de olores desconocidos que hicieron que arrugara la nariz.

―Solo voy a ver, nada más.

Lentamente, Caitlyn se introdujo en el túnel. La oscuridad la envolvió, y tuvo que avanzar a gatas, sus manos y rodillas raspándose contra el suelo áspero. El espacio era estrecho, y más de una vez tuvo que luchar contra el impulso de dar media vuelta y regresar a la relativa seguridad de la guarida.

Después de lo que pareció una eternidad, el túnel comenzó a ensancharse. Caitlyn emergió en un espacio más amplio, parpadeando mientras sus ojos se adaptaban a la penumbra. Se encontró en un sistema de alcantarillado, con varios túneles extendiéndose en diferentes direcciones.

Shadows of Memory 【 Jinx x Caitlyn 】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora