Después de la guerra, todo parece perdido para muchos, ya sea porque perdieron a sus familias o lo perdieron todo.
La familia Malfoy perdió a un miembro de su familia, pero por la manera en que la perdieron, les dio la credibilidad de su inocencia...
No logro comprender como es que llegue a éste punto, yo solo vine a San Mungo para mis revisiones y la señora Potter me abordo, con insulto y amenazas vacias.
-Así que alajate de Harry, si es que aprecias tu vida, maldita zorra. -dio un paso, quedando demasiado cerca de mi.
Detrás de ella vi al señor Potter, pero ya no me importo nada y hable.
-¿Crees que me importa lo que una sucia perra patética me diga? -me burle. -Que tu autoestima éste en el suelo y sientas la necesidad de marcar territorio con cada mujer que se acerque al señor Potter, ya habla demasiado de ti. -la mire de arriba hacia abajo. -Eres patética, eres despreciable y eres idiota por creer que me puedes amenazar, soy una Peverell y a pesar de no ser como mi familia, no voy a permitir que una sucia perra patética sin autoestima venga a querer hacerse la importante solo por quien es su esposo.
Ella dio varios pasos hacia atras, en completo shock, no solo por mis palabras, si no también por la magia que estaba desprendiendo en ese instante, tropezó contra el señor Potter y lo miro con terror.
-Harry ella...
-Lo escuche todo. -la miro serio. -Incluyendo todo lo quebró dijiste Ginevra. -nego con una expresión decepcionada y sr alejó.
No pude siquiera sentirme mal, ella ya se lo habia ganado, siempre que interactuabamos me trataba mal e intentaba humillarme.
-Rhea, ¿Podemos hablar? -escuche su profunda voz.
Gire y los vi a los tres, suspire t negué para poder alejarme de ellos.
-Por favor, hay tantas cosas de las que hablar. -dijo el Rubio mayor.
-¿Acaso olvido insultarme más? ¿O humillarme? -levante mi ceja.
-Por favor, si nos dieras las oportunidad de...
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-¿Como la oportunidad que me dieron ustedes? -los mire con furia.
-Yo acabo de despertar, no puedes meterme en el mismo saco que a ellos, por favor. -Severus me miro con suplica.
Pero las palabras de Kayle seguian en mi mente.
-Lo siento, pero tengo que irme. -dije y di media vuelta.
Sentí que tomaba mi brazo.
-Por favor, Rhea sabes que el miente, tu también puedes sentir la conexión. -su voz estaba bañada en suplica.
-Estamos en San Mungo, quiero que nos hagan la prueba del Alma Gemela. -lo encare totalmente seria.
Vi en su mirada, que lo dañaron mis palabras, pero asintió y comenzó a caminar detras de mi.
Por alguna razón, los Malfoy también nos siguieron, no le tome importancia y los ignore.
-Mierda. -murmure al sentir los primeros espasmos.
Severus me sostuvo del brazo, pude sentir como los otros dos también me sostienen y gritan por ayuda.
-¡Señorita Peverell! -Escuche el grito de mi medimago.
Sentí como vertian algo en mi boca y despues escuche el hechizo.
-¿Pero que le sucedió? -el rubio menor preguntó con pánico.
Me recupere y me ayudaron a sentarme correctamente.
-Mi familia tenia una espléndida manera de torturar a todo aquel que no pensara como ellos. -murmure.
-Su cuerpo sigue débil, no se ha recuperado ni del aborto, ni de los crucios y usted no deberia de hacer aparicion. -me regaño mi medimago.
-Lo se. -desvíe la mirada.
Sentí la mirada de los otros tres sobre mi.
-Ya que está aquí, ¿podria hacer la prueba del alma gemela? -lo mire.
Me miro extrañado, pero asintió y saco su varita.
El tiempo se hizo eterno para mi, el medimago estaba concentrado, mientras yo me dedicaba a ignorar las miradas de los tres hombres junto a mi y cuando el hombre finalmente bajo la varita, me sonrió.
-Felicidades Rhea, por fin encontraste a tus almas gemelas. -me dio una palmada en el hombro y salió.
La respiración se me corto.
-¿Rhea? -el rubio hijo intento tomar mi mano.
Me levante con rapidez y salí corriendo.
Necesito estar sola y pensar.
(...)
-Ama, la cena ya esta lista. -la elfina me sonrió.
-Gracias Cookie. -murmure.
-La ama está triste, ¿Cookie puede hacer algo por su ama? -me tomo de la mano.
Suspire y negué.
-No, pero te lo agradezco. -le di un ligero apretón a su mano.
No podia creer que el hombre que dio su vida por defenderme, por salvarme a mi y a sus bebés, no fuera mi alma gemela. No cabe en mi cabeza que nuestro amor fue inmenso, pero aún así, no estabamos destinados a estar juntos.
Salí un rato al jardín, estar entre la naturaleza me hace sentir que ellos están conmigo una vez más.
-Todo se siente tan irreal, me hacen tanta falta, Dean tu muerte solo fue el inicio de mi tortura, tan solo unas horas después nuestros bebés te siguieron y yo... -Sonreí con amargura
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-Se ahora que no estoy sola, pero no confio en ellos, no solo fueron crueles, fueron mortifagos y hui de mi familia precisamente para alejarme. -suspire con pesades. -No se que hacer.
Dean ayudame, no se que debo hacer, parte de mi les quiere dar una oportunidad y otra parte... Solo m dice que huya lejos.
