Capítulo 2

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Estella

Me sentía terriblemente frustrada, verla allí rogándo con esos hermosos ojos que no terminara lo nuestro, entristece cada minúsculo latido dentro de mí, pero no le perdonaré año y medio de pura farsa, pareciera que nuestra relación solo fue real de mi lado. Aunque una parte de mi comprende por lo terrible que está pasando Mía. El rechazo de su familia y ahora afrontarse a una ruptura le hará sentir en pedazos, pero también debo pensar en mi y no voy a vivir el resto de mi vida escondida por un problema de aceptación.
Sahm nos dejó a solas y sin pensarlo, nada mas dio vuelta, miré a mi chica, tenia el rostro hecho un lío, claramente se notaba su frustración y las ganas de romper en llanto, pero Mía no es de esas, ella se aguantará hasta que nadie la pueda ver. Observé cada detalle de ella, sintiendo que sería la última vez que la miraría de esa manera.

—Terminamos...

Solté sin más, los ojos de la peliroja se abrieron con sorpresa, incluso pude notar como se llenaban de lágrimas por unos segundos. Mia estaba incrédula, pero aún asi mantuvo la compostura.

—Hablemos, déjame explicarte el porque, nena, no dejemos que esto termine así. Ya verás que lo solucionaremos.

—Sabes de sobras que no me gustan los engaños y que esas son cosas que no perdono —afirmé mirándola fijamente.

—Nena, mi familia aún vive en la edad media, estas cosas para mi madre no son normales. Lela, —suspiró profundo. Lela no podemos terminar asi cariño.

—¡Me mentiste Mia! Me viste la cara de estúpida haciéndome creer que tu familia y todos acá sabían de lo nuestro, pero resulta que me mantenias oculta en una cajita ¿Cierto? Además como puedes detenerte a describir lo que tuvimos...

— Tenemos —interrumpe.

—¡Teníamos! — ella suspira y baja la mirada. ¿Te refieres a que este año y medio es solo una "cosa" ?

—No fue lo que quise decir Lela — decia con una voz calmada y triste.

—Ya no quiero seguir hablando de esto, Mía, no quiero una persona que me esconde de su realidad, por los motivos que sean. Lo siento de verás.

Salí por la puerta como un rayo, directo a mi auto, al sentarme dentro me di cuenta que me habia dejado la cartera, así que sin ganas de volver, tuve que hacerlo.

Mientras caminaba hacia la puerta comencé a tener un sentimiento de arrepentimiento y mil recuerdos hermosos vinieron a mi cabeza. ¿Habré sido muy dura con ella?
Debí haber pensado mejor lo que dije, estaba muy enojada y siento que me sobre pasé. Estando delante de la puerta escuche la voz de Sahm, asi que de cotilla me pegué un poco sin hacer ruido.

—No la juzgues, está en todo su derecho —aún su voz sonaba calmada.

—¡Qué pesada! ¿Quién con la madurez y sensatez de nuestra edad todavía cree que todos tienen que aceptar a las personas de la comunidad porque estamos en el siglo veintiuno? — exclamaba Sahm. No te preocupes de nada, mira el lado bueno, vas a tener más libertad para el concierto de Selena. ¡Anda chica, no te deprimas!

—Sahm; iba al concierto, solo por Lela. Ahora me tocará cuidarte la casa, supongo — sonaba muy dolida.

— ¿Pero que mierdas hablas? Deja de hacerte creer a ti misma, que las cosas tienes que hacerlas por los demás; te preocupas mucho por todos, en serio, ya párate de ahí y quita esa cara culo.

Decidí tocar sin mas la puerta; Sahm abrió y al verme se sorprendió.

—¡Estella! —exclamó Mia, poniéndose en pie.

Siete minutos antes de morirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora