Capítulo 6

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Mía

Nunca me ha gustado llegar tarde a ningun lugar, soy muy impaciente y me gusta respetar mi tiempo, emplearlo bien, calcular meticulosamente como utilizarlo. Escuché como pocos minutos después  pitó el auto, caminé de prisa hasta meterme dentro. Mi nariz se empapó de la fragancia, no sabía diferenciar si era su perfume o el coche, lo que olía tan bien.

—¿Cómo estuvo el día? —preguntó posando un beso en mi mejilla.

—¿Lento? —sonreí. ¿Y tú que tal?

—Hoy hice algunos trabajos —decía mientras arrancaba y comenzaba a conducir. Realmente estoy algo agotado, pero, no pasa nada estoy acostumbrado a llevar más tiempo despierto que dormido —agregó a mi evidente cara de preocupación.

—Disculpa, si hubiera sabido...

—No es una molestia para mí llevarte, Mía —añadió interrumpiendo y leyendo mi mente. Creeme que si no quisiera no estuvieras sentada en mi coche.

Esto último me había molestado, ¿En serio me estaba tratando como una conquista? ¡Menudo capullo! Por estas razones no había mantenido nada más que simple deseo carnal con algún que otro chico. Ninguno era lo suficientemente maduro como para conquistarme o llegar a que sienta algo más que pura lástima. Ignoré las ganas de ponerlo en su lugar.
Mi estómago gruñó alto, ¡Mierda! Había olvidado cenar con el apuro. Erik se percató y me invitó a cenar en un restaurante bastante económico pero que la comida era deliciosa, según él. Acepté porque la verdad si que tenía hambre.
Aparcó luego de unos cuantos minutos y bajamos para seguir con una conversación incoherente sobre alienígenas, mientas caminábamos los adentros de un pequeño establo en el que serbian comida casera.

—¿Sabías que podría existir cientas de tu versión en otros universos paralelo a este?

—¿Imaginas que en uno de ellos sea una mariposa?¿ Y que las mariposas en ese universo no se llamen como en este y tengan colores que no somos capaces siquiera de imaginar? —se quedó boquiabierto, sabía que solo le seguía el hilo porque no me quedaba de otra.

—Tienes demasiada imaginación.

—Creeme, la tengo —admití sintiéndome enorme a su lado.

Dentro solo debíamos revisar la carta digital por un código QR y pedir lo que cenar. Él se mantuvo algo serio, aunque de vez en cuando reía por algo que solo a él le causaba gracia. Por mi parte sonreía mientras comía con cautela, a pesar de que quería llevármelo todo de un solo bocado. Cuando terminamos Erik pagó la cuenta  no sin antes insistir en dividirla, pero me vino fenomenal, no traía un peso en la cartera y supongo que calló en cuentas de la situación. Me preocupaba que Luka pensara que no iría, ya ha pasado más de una hora de lo acordado y al parecer había desistido de esperarme o quizás así sentí que sería. Indagué sobre mi duda con él moreno a mi lado, acababa de arrancar el auto y no sabía si nos dirigimos a la casa de su amigo.

—Luka debe estar cansado de esperar por nosotros —solté sin más.

—No, ellos estan en la casa de James, yo estaba allí, antes de recogerte —decía volteando el volante para comenzar a conducir. James viene con el defecto de demorar a donde quiera que la inviten. Así que ellos pasaron por su casa para apurarla pero he de admitir que es en vano.

—¿James estaba en la fiesta? No recuerdo ese nombre en la mañana —indagué con curiosidad.

—No ella...—hizo una pausa como pensando realmente que decir hasta que lo soltó. Ella no estaba en la fiesta, ni el after —terminó con un suspiro bajo presión.

—¿Vive lejos? Ya casi llegamos...

—Solo a cuatro cuadras de donde Luka, en la segunda planta de la Residencia Hamston.

Siete minutos antes de morirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora