seis.

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Hubo un momento de silencio, roto únicamente por el sonido del cuerpo de Jin Sung colapsando contra el suelo. Su caída resonó con un golpe sordo sobre las baldosas blancas mientras Hyung-seok retiraba su puño del estómago de Jin Sung. Este último cayó de rodillas, jadeando y escupiendo saliva, sus manos temblorosas sujetando su abdomen en un intento desesperado por aliviar el dolor.

Los estudiantes que rodeaban la escena estaban boquiabiertos, el asombro en sus rostros evidente mientras observaban la sorprendente victoria de Hyung-seok. El círculo que los rodeaba permanecía inmóvil, susurros y murmullos comenzando a surgir entre la multitud. Hyung-seok, por su parte, mantenía una postura firme, con los puños aún apretados y los ojos fijos en Jin Sung, preparado para cualquier otro movimiento.

Jihoon observó la escena. La tensión en el aire era palpable, como una cuerda a punto de romperse. Cada segundo parecía durar una eternidad mientras todos esperaban el siguiente movimiento, el desenlace de la confrontación que había capturado la atención de todos. Pero todo había terminado el segundo que Hyung-seok golpeó a Jin Sung.

La multitud estalló en vítores.

Jihoon permaneció inmóvil, de pie, con los brazos cruzados sobre el pecho. Su rostro no expresaba mucho, pero su mirada estaba fija en Hyung-seok. Sabía pelear, eso quedaba demostrado. Tal vez si no hubiera estado tan aturdido y abrumado por toda la situación, Jihoon habría notado las miradas sobre él, los susurros y aquellas voces no tan sutiles que murmuraban a su alrededor. Incluso podría haber sentido envidia de su primo: apuesto, atlético, ingenuo, popular y un buen luchador. Pero lo único que pudo hacer fue observar a Hyung-seok acercarse a él.

El estruendo de los vítores resonaba en sus oídos mientras Hyung-seok avanzaba con paso firme. Su respiración era profunda, tratando de recuperar el aliento después del esfuerzo o simplemente sacudiendose la adrenalina del cuerpo. A medida que se acercaba, Jihoon notó el sudor perlado en su frente y la determinación en sus ojos. Hyung-seok había demostrado una valentía y habilidad que Jihoon no había visto antes.

Jihoon estiró el cuello hacia atrás, alzando la mirada al rostro de Hyung-seok, quien lo observaba con una expresión compleja. Parecía aliviado, orgulloso y, por alguna razón, melancólico. Hyung-seok alzó su puño frente a él, como si quisiera decir algo pero no encontrara las palabras. Sus labios se abrieron, pero no salió ningún sonido. De alguna manera, Jihoon lo entendió, como antes al teléfono y el otro día a la salida de la escuela. Hyung-seok no sabía si quería ser escuchado o no.

Jihoon dio un paso hacia él y alzó un brazo, dándole un golpecito suave en el pecho de Hyung-seok, que le llegaba a la frente. Sentía la calidez de su primo a través de la tela de la camisa, y por un momento, todos los recuerdos de su infancia inundaron su mente.

Se le vino a la mente ese niño gordo en sus recuerdos, llorando en el suelo. Ah, se había vuelto realmente alto. Ahora, Hyung-seok era una figura imponente, no solo por su estatura sino por la confianza que emanaba.

"Sí, buen trabajo, Hyung-seok", dijo Jihoon, sin saber cómo su voz logró salir estable y firme. Las palabras salieron con una sinceridad que sorprendió incluso a Jihoon.

Hyung-seok asintió, sus ojos brillando con una mezcla de agradecimiento y algo más profundo. La multitud seguía vitoreando, pero en ese momento, parecía que solo existieran ellos dos, reconectando en medio del caos.



🚹 Más tarde en los baños de la escuela:

"Vamos por ese imbecil"

"¿Cuál?, el alto venció a Jin Sung de un solo golpe y los rumores dicen que el enano es más fuerte que ese. Te rompió la nariz de una bofetada"

El lenguaje del mar | LookismDonde viven las historias. Descúbrelo ahora