ocho.

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Jihoon había notado que él y Hyung-seok generalmente eran el centro de muchos malentendidos, aunque su primo parecía ajeno a todo el circo que se formaba a su alrededor. Era como si Hyung-seok flotara en una burbuja de optimismo, inmune a las miradas y susurros de los demás.

Las mañanas eran más frías ahora, y Jihoon vestía su suéter amarillo del uniforme, que su madre había encargado en línea antes de abandonar la isla. El resultado era que le quedaba algo grande, con las mangas un poco largas y el dobladillo cayendo más abajo de lo habitual. Sin embargo, por alguna razón, las chicas de su salón y las de los pasillos pensaban que era genial y a la moda. El suéter se veía cómodo y casual, dándole un aire despreocupado. Jihoon encontró que no le molestaba la atención femenina, ya que al menos distraía de los molestos murmullos que los seguían a su primo y a él.

"Oye, Hyung-seok. ¿Tienes algo que hacer el próximo fin de semana?" preguntó Jihoon, esforzándose en sonar casual.

Había estado debatiéndose sobre eso toda la mañana, tratando de encontrar el momento adecuado para preguntarle; su madre había estado insistiendo durante los últimos días en que extendiera la invitación a su primo, ya que no lo veía desde que eran niños. Jihoon ignoro a propósito el agregado de : "y puedes traer a tus amigos también a casa"

"¿Este fin de semana? No lo creo. ¿Tienes algo planeado, Hyeong?" Hyung-seok preguntó, siempre sonriente y encantador, con esa expresión abierta que parecía desarmar cualquier tensión.

A veces, a Jihoon le parecía que Hyung-seok podría estar al tanto de que era un idiota y esa era la razón por la que no parecía ofendido por su usual tono brusco, pero luego caía en cuenta, su primo simplemente era un 'buen chico'.

Jihoon estaba sentado como de costumbre en los recesos, cerca del pupitre de Hyung-seok. El aula estaba llena del típico bullicio de los estudiantes charlando y riendo, pero él solo se concentraba en su primo.

"¿Tienen planes? ¿Dónde irán? ¿Puedo ir?" Han Neul preguntó con entusiasmo, apareciendo de la nada con su habitual energía. sus ojos brillantes mostraban una curiosidad casi infantil.

Jihoon desvió su mirada de la ventana para mirarla. Esa chica tenía un oído extraordinario para inmiscuirse en conversaciones ajenas.

"Piérdete, vaca," dijo, resignado a nunca conseguir una novia.

"H-hyeong, ¿dónde quieres ir?" Hyung-seok intervino, sonriendo de forma incómoda, tratando de suavizar la brusquedad de Jihoon.

Jihoon suspiró y desvió la mirada solo para notar que, por alguna razón, todo el salón parecía estar prestando atención a su conversación. Excepto Jin Sung, quien dormía sentado en su pupitre con las manos en los bolsillos, y quizás esa otra chica que parecía gustarle a este primero, leyendo un libro en la fila de pupitres de adelante.

Jihoon regresó su mirada a la ventana, solo para notar a Hong Jae Yeol, como de costumbre, alejado del resto. Estaba sentado en la esquina del aula, con su atención fija en un punto vacío de la habitación, sus piernas cruzadas y su postura relajada. Hong Jae Yeol tenía ese aire misterioso y distante, como si siempre estuviera perdido en sus propios pensamientos. Jihoon miró sus manos; al final había terminado usando los malditos apósitos en sus nudillos, luego del entrenamiento con Joon la noche anterior sus heridas habían empeorado y, esa mañana, Jihoon se había levantado con sangre en sus sábanas, y no quiso ensuciar también su uniforme. Los apósitos eran pequeños rectángulos de tela beige con diminutos sellos en forma de gatos a lo largo de ellos, cada uno envolviendo firmemente sus nudillos para cubrir los cortes y rasguños. Eran incómodos y llamativos, destacándose contra su piel, y Jihoon no podía evitar sentirse expuesto. Sintió su rostro calentarse otra vez, sabiendo que ese maldito probablemente lo había notado durante clases. Se molestó consigo mismo.

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⏰ Última actualización: Sep 25 ⏰

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