* Ian*
El gimnasio me había ayudado bastante. Si antes me era fácil conquistar, ahora prácticamente tenía que evitar a las mujeres. Después de que Asia rompiese conmigo hablé claro con Irene y pasó de mí en cuanto entendió que para ella no tenía nada que ofrecer,ni siquiera sexo. Me concentré en las prácticas y después de ver que pasaron tres meses sin que Asia me buscara, tomé la decisión de seguir adelante. Cuando tenía ganas me acostaba con cualquier chica, éso sí,una sola vez y si te he visto ni me acuerdo. No volvería a sucederme lo mismo que con aquella chica que trastornó mi mundo. Por mí cumpleaños número veinticuatro mis padres me regalaron un apartamento en la ciudad. No era lujoso ni nada pero estaba bien para mí. Me sería útil cuando terminase la universidad y empezara a trabajar. Joe, Peter y Aarón; el novio de Irene, me arrastraron a una discoteca porque eran las vacaciones de primavera y habría muchas chicas rondando por ahí. No estaba de buen humor porque había tenido una semana muy ocupada y para colmo tendría que entregar un trabajo enorme el lunes siguiente. Me senté en una mesa tratando de pasar desapercibido, pero una chica fue a coquetearme y casi me sentí mal por rechazarla. Fui a la barra a por un trago pero de pronto choqué con una chica cuyo cabello me trajo recuerdos.
- lo siento- dijimos a la vez y ella subió el rostro mientras yo la había sujetado contra mi para evitar que cayese.Caminando hacia el baño de chicas, estaba la persona que jamás creí ver ése día, más bien, ésa vida.
Cuando mi mirada y la suya chocaron me paralicé . Mis ojos descendieron a su pecho y sin darme cuenta mi mano acarició el búho que colgaba cerca de su corazón,se me escapó una sonrisa al saber que al menos llevaba algo mío. De pronto se soltó de mí y siguió hacia el baño.
No me detuve a pensar que debía estar acompañada, probablemente tuviese novio y ahí estaba yo agarrándola del brazo y girándola hacia mí.
- Asia, estás... aquí- fue lo único que salió de mi boca, actué como si tuviese una conmoción cerebral o algo. Me respondió cómo si fuera el ser humano que más despreciaba en el mundo.¿ Qué esperaba, qué se arrojara en mis brazos y caminara conmigo hacia el arcoiris?
Fui lo más sincero que pude ser cuando le dije lo que sentía.
- todavía te espero,te he extrañado-.
Se giró y empezó a decirme todo lo que sentía,se estaba desahogando y las lágrimas le corrían por el rostro sin parar y parecía no notarlo. Había visto a Irene a mi lado y pensó lo peor. Si me decía todo aquello era porque yo le importaba aún. Sentí la necesidad de explicarle,me afectaba ver que todavía la hería. Me escuchó con atención y desfallecida sólo dijo que ya nada importaba.¿ Cómo? TODO importaba si ella estaba cerca. Perdí los estribos y la puse contra la pared. Le hablé al oído y besé su mandíbula aunque lo que deseaba era su boca. Sólo hizo falta que mi cuerpo se pegara al suyo para que la atmósfera que nos rodeaba siempre que estábamos tan cerca nos envolviese. Supongo que desperté algo en ella porque rodeo mi cuerpo en un abrazo y me besó como nunca antes. Su boca seguía siendo lo que más me gustaba en el mundo y la había deseado tanto,y ahora la tenía entre mis brazos de nuevo. La apreté contra mi pecho porque sentía yde un momento a otro se alejaría de mí. Sin darme cuenta estaba excitado y estábamos tan pegados que ella lo sintió. Me acarició con timidez por encima del pantalón y me estremecí. Me asusté al pensar que probablemente alguien había robado lo que yo tanto deseaba, pero iba a aprovechar todo el tiempo que ella me dejara hacerlo. Empecé a tocar su trasero mientras le comía la boca y le besaba el cuello y ella no me detenía. Estaba disfrutando de su cuerpo, olvidando dónde estábamos. Ella estaba tan excitada como yo,nunca antes la había visto así. Me dejé llevar y le dije que nos fuésemos ,sin pensar que podía echar a perder todo. Dió un paso hacia mí y supe que sería mía por fin. Pasó al lado de Susan y le dijo algo al oído. Cuando salimos a la calle daba unos pasos y me detenía a besarla,en el camino no dijimos nada. Agradecí a cuánto dios pudiese existir porque mi apartamento quedaba muy cerca de la discoteca. Tenía miedo de que se arrepintiese y todo se fuera al carajo. Cuando llegamos a la habitación empecé a recorrerla con mis labios con suavidad, al parecer estaba ansiosa porque se puso frente a mí y me besó intensamente. Metí las manos por debajo de su blusa y fui subiendo, luego se la quité y ella cooperó. Me gustaba ésta Asia, hizo lo mismo conmigo y trató de quitar mi pulóver. La ayudé y me lancé a devorarla cuando ví como admiraba mi torso desnudo. Estaba siendo descarada y éso hacía que mi ropa interior molestara. Sin darle muchas vueltas deslicé mi mano dentro de su pantalón,se sobresalto pero no paró de besarme; así que me estaba dando luz verde. Empecé a mover mi mano con suavidad y ella me sorprendió moviendo las caderas para seguir el ritmo. Aquello me encendió y le quité el sujetador para poder saborearla. Iba de sus labios a su cuello y luego a sus pechos,y hacía el mismo recorrido a la inversa. Me había pegado a ella para que sintiera como me ponía y ella rozaba su cuerpo contra mi erección mientras iba acercándose al clímax. Terminó jadeando y con las piernas temblorosas. Saqué mi mano de su pantalón y la recosté a la cama mientras me colocaba a su lado y la besaba con lentitud. Nunca me había sentido tan bien por ver cómo mi pareja disfrutaba, con ella era como si mi placer no importara. Me llevé la mano al rostro y respiré su esencia,se me escapó una sonrisa al saber que éso lo había provocado yo.
Verla semidesnuda en mi cama y sentir su olor me habían llevado al límite, me incorporé y me saqué el pantalón. Mi ropa interior me aprisionaba pero quería ir con calma antes de dar un paso más. Ella se sonrojó y trató de quitarse su pantalón. Definitivamente estábamos en la misma frecuencia. La ayudé a deshacerse de él y me coloqué encima de ella sin dejar de besarla. Nos descontrolamos otra vez y ella se movía debajo de mí, haciendo que nos rozáramos de una forma deliciosa. Aquellos juegos hacían que enloqueciera. Ya no aguantaría mucho más sin hacerla mía. La miré a los ojos esperando su reacción y sólo me mordió el labio inferior mirándome profundamente, nunca antes me había sostenido la mirada de ésa forma. Estaba disfrutando inmensamente, pero al verla actuar tan diferente, me asaltaba la duda de que quizá ya no era virgen. Mientras me quitaba el bóxer ella jugueteaba nerviosa con el borde de su ropa interior sin atreverse a mirarme. Desnudo me recosté a su lado besando su rostro y cuello con suavidad,y por primera vez desde que llegamos a mi apartamento, rompí el silencio.
-¿ qué te pasa, no estás cómoda?- le acaricié el rostro para que me viera a los ojos.
- es que todavía no lo he hecho con nadie- juro que no salté de felicidad porque iba a espantarla, así que sólo me quedó envolverla en mis brazos y besarla nuevamente.
Empezó a dejarse llevar y le quité las bragas.
Bajé la mano y empecé a acariciarla como había hecho antes, ella se relajó un poco y noté que era el momento de dar un paso más. Saqué un preservativo de mi mesita de noche y me lo coloqué, podía sentir como ella temblaba. Sin apartar mi boca de la suya empecé a entrar en ella poco a poco. Sé que le dolía porque estaba tensa.
-¿ quieres que pare?- le pregunté al oído. Sólo negó con la cabeza mientras se aferraba a mi espalda. Cada vez me hundía un poco más y paraba un segundo antes de moverme. Cuando la sentí más relajada empecé a moverme un poco más rápido y ella trataba de hacer lo mismo. Asia no lo estaba pasando mal pero tenía entendido que la primera vez no era tan placentera como lo sería después. Aunque quería alargar el momento no aguanté mucho tiempo. Me dejé caer a su lado jadeando. Ella sólo miraba hacia el techo en silencio mientras respiraba con dificultad. Me puse la ropa interior y ella hizo lo mismo inmediatamente. Me giré para quedar de frente y le tomé la mano. Me gustaba ése silencio que estábamos compartiendo, me daba serenidad. Quería saber qué pensaba de todo lo que había ocurrido entre nosotros, así que le hice un par de preguntas.
- ¿ qué te pareció?¿ te duele?- su silencio me estaba inquietando. Supongo que aún estaba nerviosa y un poco avergonzada.
- fue mejor de lo que esperaba, pero no me duele, sólo es como una molestia- me habló con dulzura,como antes de que yo echara todo a la basura. Y ahí me asaltó la duda¿ Volveríamos a estar juntos?¿ Había sido capaz de olvidarlo todo?
Tocaron a la puerta y maldije a quien fuese que molestaba a las once de la noche un sábado. Me puse el pantalón y salí a abrir. Joe estaba en la puerta con cara de preocupación.
- te perdiste sin decir nada, cada vez que te ligas a alguien vienes para acá y nos dejas tirados- le hice un gesto de que estaba acompañado pero ya era tarde.
Joe puso cara de sentirlo cuando Asia pasó junto a nosotros y sólo saludó a Joe por mera educación. No sé qué me asombró más verla en sujetador,con la blusa en la mano,o que había escuchado las estupideces de Joe.
Traté de tomar su mano pero se soltó dando un tirón.
- no, está claro que esto fue un error, sólo espero no contraer ninguna enfermedad por haber estado en la misma cama en la que te revuelcas con cualquiera- sonó vacía , prefería que me gritara, qué enloqueciera y me ofendiera,no verla así, indiferente.
- deja al menos que te acompañe- sólo alcancé a decir.
- no te atrevas a acercarte a mí, me das asco- se arrancó la cadena del cuello y la tiró a mis pies. Me asusté de verdad, después de todo ése tiempo ella había conservado mi regalo, pero ahora lo arrojaba sin más. Nunca unas palabras me habían herido de ésa forma, ése era el poder que ella tenía sobre mí. Ésa chica me quemaba.
Me quedé en la puerta,como un idiota,y le grité a Joe que lo menos que podía hacer era no dejarla sola. Fue tras ella para librarse de lo que podría hacerle si seguía frente a mí.
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El Chico Que No Me Quería
Short Story(...) -me pone mal que estés tan cerca y no poder hacerte nada- aspiraba el aroma de mi cabello mientras hablaba. Me estaba calentando a la velocidad de la luz sin siquiera tocarme. Sus palabras sonaban en mi cabeza sin parar. En ese momento quería...