Un pequeño ratoncito valiente

Las ganas matan

Narrado por Karma:

Se lo había dicho, y ya no existia una vuelta atras. No sé como, ni siquiera lo pensé, sabia que si lo hacia me iba a arrepentir.

Por suerte salió todo bien, pude ver como las mejillas de Nagisa se teñian de un tono carmesí, pero tambien observé sus ojos turquesas, que transmitian pura emoción y gratitud.

Me ofrecí acompañarlo hasta su casa, y aceptó con gusto. No hablamos más del tema en concreto, aun asi, lo percibí muy alegre, verlo asi me bastaba.

No queria admitirlo, pero estaba un poco ansioso por poder empezar a bes- Perdon, a practicar con Nagisa.
No debía ilusionarme, pero no importaba cuanto lo intentara, era inutil. Desde que se lo dije, y ví su felicidad ante mi propuesta, sentí que tal vez podria tener una minima, minima posibilidad.

-- Aquí es --. Me indicó el de cabello azul -- Gracias por acompañarme... Y por ofrecerte como mi conejillo de indias --. Eso ultimo lo dijo de forma divertida.

-- No es nada, Nagisa. Cuando gustes, siempre voy a estar disponible para ti --. Solia bromear muy seguido con él, pero solo eran eso, bromas. Por lo menos hasta aquel dia, en el cual dejaron de serlas.

Él respondió poniendo los ojos en blanco y lo escuché soltar una pequeña risita.
Quise hacer algo más que marcharme. Me acerqué a su rostro, me quedé unos segundos contemplando su belleza, para despues encontrarme con la maldita realidad de que no podia precipitarme a nada.
Por ahora eramos amigos, y él tampoco sabia sobre mis sentimientos. Preferí que se quedase así, no queria perder la amistad por mis estupidas emociones. Ya tenia suficiente con saber que, a pesar de que somos amigos, aceptara que yo sea su sujeto de práctica.

Suspiré fuertemente, conteniendome para no hacer tal estupidez.
Retrocedí y le dediqué una media sonrisa.

-- Adios, Nagisa. Que descanses --. Fue lo unico que me permití decir.

-- Igualmente, Karma. Nos vemos mañana --. Puso fin a la conversación.
Entró a su casa y la puerta se cerró detras de este.

Mi mente empezó a sobre pensar nuevamente las cosas, ¿habia hecho bien en detenerme? ¿Que hubiera pasado si hacia lo que planeaba? ¿Nagisa me seguiria hablando despues? ¿Podré soportar lo que viene?
Cerré los ojos para tranquilizarme un poco, mientras caminaba en direccion a mi hogar.

Solo quedaba esperar, a que me acostumbre a esas situaciones. Si es que algún dia podria acostumbrarme.

💘

De camino a la escuela no dejaba de aparecer por mi cabeza, tenia el miedo de que que no quiera seguir adelante con el plan de práctica.
Podria parecer un chico muy confiado, pero  antes de entrar a clases tuve que tragar saliva y respirar hondo.

Estaba ahí, sentado. Esa era una de las pocas veces que llegaba antes que yo.
Entré simulando estar relajado, lo cual se me daba bastante bien. Lo miré de soslayo y guiñé mi ojo derecho en modo de saludo.

Me roprendió que fue él, el pirmero en acercarse.

-- Hola, Karma. --. Me saludó.

-- Si que estas emocionado por empezar a besarme --. Le comenté sarcástico.

-- Sabes que solo es porque quiero mejorar mi tecnica --. Se ofendió enseguida.

Esas palabras me dolieron más de lo que me gustaría admitir.

-- Tranquilo, Nagisa. Lo sé --. Le aseguré.

-- En fin, -- empezó nuevamente el que se encontraba frente a mi-- Queria avisarte que respecto a eso... En el receso, ¿Podemos comenzar con la practica?

No se si estaba listo, me parecia algo pronto, aunque las ganas me carcomiecen por dentro. No iba a negarme, era obvio.

-- Por supuesto, no veo la hora de que ya suene el timbre --. Dije con una sonrisa plantada en la cara.

Ambos nos volteamos al escuchar a Koro-sensei saludar a todos sus alumnos, incluyéndonos, claro.
Nagisa se fue a su lugar y la cuenta regresiva en mi mente comenzó, segundo por segundo, hasta que la clase de matemáticas concluya y podamos vernos en el receso.

Las dos horas de espera se me hicieron eternas, pero se que valdría la pena.
Me encontré con sus ojos azul cielo apenas salí al campo. Me estaba guiando a mi lugar favorito, aquel que me gustaba por la calma que me hacia sentir, donde él simpre me encontraba.

Se sabía el camino de memoria, yo lo seguí por detras. Frenó en un arbol grande, acomodó sus cosas y sacó una hoja de su mochila.

-- Déjame que repase un poco --. Habló, parecia calmado, totalmente lo contrario a como yo me sentia. -- Listo --.
Dejó su hoja de papel a un costado y se enfocó en mirarme a los ojos.

Yo, que estaba a su lado, apoyado en el tronco del arbol, no me moví, solo dejé que él haga lo suyo. Se colocó justo en frente de mi. 

Mi respiración se empezó a acelerar poco  poco, conforme se iba acercando. No me resistí a mirar sus labios, eran de un rosa claro, no podia creer que estaba a punto de rozarlos.
Mis mejillas ardian, intentaba controlarme, ¿Pero como?

Tiré mi cabeza un milimetro hacia delante, para acortar aun más la distacia, la ganas me estaban matando. Sentia su respiracion chocando contra la mía. Cerré los ojos y permití que nuestros labios hagan contacto.

Fue suave, y calido, lindo... Apoyó sus manos en mi pecho, e incliné mi cabeza para que le sea mas facil el acceso.
Fue subiendo uno de sus brazos hasta mi nuca, y profundizó más el contacto.
Abrí un poco más mi boca, y de repente, enredó nuestras lenguas.
No me contuve, lo rodee de la cintura con ambos brazos, no me detuvo.

Comenzó a darme pequeños mordiscos en mi labio inferior. Me gustaba mucho más de lo que hubiese querido admitir. Simplemente lo atraje más hacia mi cuerpo, no dejando ni un solo espacio entre los dos.
No sé cuanto tiempo estuvimos asi de pegados, pero tampoco me importaba, queria que jamas vuelva a estar tan lejos de mi.

Pero mi fantasia se terminó al sentir como sus labios se desprendian de los mios. Abrí los ojos con total suavidad, no era el unico con las mejillas rojas, eso me relajó un poco.
Alejó su cuerpo poco a poco, sin desconectar nuestras miradas.

....

Perdón, perdón. Se que me deben odiar por dejarlos asi, pero ¡¡1041 PALABRAS!! El capitulo más largo que hice hasta ahora.
Y, a lo que vinieron "El beso", la razon por la que empecé esta historia, y seguramente la razon por la que la estan leyendo esto.

Ojalá lo hayan disfrutado tanto como yo, porque me emocioné con tan solo escribir el primer párrafo.
En fin. Adiooos!!