࿐ཽ༵𝑰𝒏𝒄𝒐𝒓𝒓𝒆𝒄𝒕 𝑸𝒖𝒆𝒔𝒕𝒊𝒐𝒏𝒔〣𝑹𝒆𝒄𝒐𝒓𝒅 𝒐𝒓 𝑹𝒂𝒈𝒏𝒂𝒓𝒐𝒌

ᵕ̈❀᭡

│┈Celos de un dios.┈│

Ares no es celoso, él para nada se molesta al ver como varios dioses femeninos o masculinos rodean a su pelinegro alabándolo como si fuera un idol, o por ver a un chico de cabello café decirle a su español que era muy inteligente, Simón es inteligente no hablen en terminó pasado, tampoco por escuchar a una mujer decirle la belleza tan singular que poseía, por supuesto su libertador es extremadamente hermoso, y mucho menos se enoja al ver a una ninfa decirle que tenía una bella sonrisa, la sonrisa del traidor de los españoles 𝙚𝙨 bellísima.

Él en definitiva no se molesta por esos detalles sin importancia, como los llamaba él. Pero nadie se sorprendía cuando al día siguiente veían a uno de esos chicos con el ojo morado o la tipa de cabellos rubios con mechones faltantes en su cabello o cuando no apareció la ninfa hasta dos días después.

En definitiva, Ares no era para nada celoso.

Según el mismo dios. Sus hermanos cuentan otra cosa.

─ Dios de la guerra ─llamo el morocho con una sonrisa mientras se sentaba junto a él. ─ ¿Puedo preguntarte algo?

El rubio lo observo detenidamente, ya que algo no le cuadraba en ese momento, no sabía si era su sonrisa o sus ojos.

Simón lo veía con una sonrisa que solo le provocaba escalofríos y no la calidez de siempre.

Decidido a ignorar el mal presentimiento.

Soltó un suspiro, observo para un lado pensativo hasta volver a ver otra vez al español el cual aún tenía lo que para él era "una extraña sonrisa".

─ No fui yo. ─decreto con simpleza.

─ ¿En qué no fuiste tú? ─pregunta arrugando sus ojos.

─ En lo que sea que me quieras culpar.

─¿En qué se supone que te voy a culpar?.

─ No sé, ¿Tú dime? ─alzo sus hombros.

Se resignó. ─ Ya hemos hablado de esto Ares.

─ Recuérdame de que se supone que hemos hablado cuando no me pierdo en tu mirada o en tu bella sonrisa.

─ Esta vez no funcionará Arecito. ─Afirma, aun así, su rostro se sonrojó un poco, no podía ceder y claramente no lo hará.

Ares se dio cuenta de que en ese momento su halago no iba a funcionar, no a menos que fuera más creativo.

Soltó un suspiro, sujeto las manos del blondo, en las cuales acaricio el dorso con sus pulgares, observo directo a los ojos acua del moreno el cual estaba serio.

Levanto un poco las comisuras de sus labios en una tenue sonrisa, la cual acelero el corazón de Simón.

─ Agapi mou (mi amor) ─utilizo el apodo que hace unos días le dio para causar un mayor impacto en el español lo cual funciono al ver como su expresión cambiaba. Las facciones tensas fueron relajandose a gran velocidad. ─ Sabes que te quiero ¿Verdad? ─Simón afirmo agitando su cabeza, con el corazón latiéndole con rapidez. ─ Yo jamás haría algo que te dañara, eres la persona más importante para mí en este mundo ─aexpreso de manera suave, bajo un momento su mirada hacia abajo, donde estaban sus manos sujetas con las del pecoso, para luego regresar su mirada al morocho, coloco una de sus manos en la mejilla pálida acariciándola con delicadeza. ─ Y si yo te dijera que no hice nada, tú me creerías ¿Verdad? ─con su otra mano que aún sujetaba la mano del traidor de los españoles, la levanto hasta su rostro para besar su dorso, lo hizo de una manera tan suave y delicada, tan solo rozando un poco sus labios con la mano del pelinegro.

Simón soltó un suspiro enamorado, sus ojos brillaban con dos estrellas con una sonrisa radiante.

─ Hay no puede ser Simón ─gruño molesto Lautaro.

─ ¿En serio le vas a creer? ─preguntó la libertadora de Francia, la cual estaba sentada al otro lado junto al de piel morena.

Simón los volteo a ver, ambos chicos se quedaron de piedra al ver el rostro de su amigo, el español tenía una expresión sería la cual no asustaría a nadie, ya que lo que sí los hacía estremecer era esa mirada oscura y fría que te decía "Di una palabra más y te arranco la lengua".

─ Si Arecito dice que no hizo nada, es porque no hizo nada y punto. ─Hablo a sus amigos para luego volver a ver a su novio con una mirada de colegiala enamorada.

En definitiva, Ares no era celoso y Simón no era un enamorado empedernido que le creía todo a su novio.

─ es peor ─aseguran los amigos del español al verlo mimar al celoso Dios de la guerra.

Ambos jóvenes solo dirán que, en defensa de su amigo español, esa relación que tienen ahora inicio siendo una terrible amistad.

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No me juzguen.