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Latil se sentó en su trono, rodeada de la oscuridad y la silenciosa soledad de su palacio.

Sus ojos, que normalmente brillaban con inteligencia, sabiduría y frialdad estaban ahora llenos de lágrimas y tristeza.

La noticia de la muerte de sus dos hijos dioses, Poseidón y Hades, en el Ragnarok había llegado a sus oídos, y su corazón se había roto en mil pedazos.

A pesar de su personalidad fría y reservada, Latil no podía contener su emoción.

Sus lágrimas caían como una lluvia silenciosa, y su cuerpo temblaba con cada sollozo.

La mujer que siempre había sido fuerte y compasiva, ahora se sentía débil y vulnerable.

Latil se recordó a sí misma la devoción incondicional que tenía por sus demás familiares, y cómo siempre había estado dispuesta a hacer cualquier cosa por ellos.

Pero ahora, se sentía impotente ante la pérdida de sus hijos.

La sensación de pérdida y tristeza era abrumadora, y Latil no sabía cómo seguir adelante.

Su mente comenzó a vagar hacia los recuerdos de sus hijos, la primera vez que los ojos de Poseidón se posaron en los suyos y que desde hace años jamás se apartaron. Aquel pequeño rubio siempre buscaba su mirada, no importa las circunstancias siempre le pedía verse a los ojos, y ahora jamás podrá volver a verlos.

Los primeros pasos de Hades, aquella sonrisita y su protección a la familia siempre estaba allí todo gracias a ella, su pequeño albino a pesar de todo era demasiado apegado a ella, escondido detrás de su vestido o abrazandola buscando protección... Ya eso ha desaparecido en el cosmos.

Siempre habían sido una fuente de orgullo y alegría para ella, todos sus hijos, sin excepciones.

Poseidón, con su poder y autoridad, y Hades, con su sabiduría y misterio.

La idea de que ya no estarían allí para compartir sus vidas y experiencias, era demasiado para la pelirroja.

La tristeza de Latil era palpable, y su palacio se había convertido en un lugar de luto y dolor.

Latil se levantó de su trono, y se dirigió hacia la ventana.

La oscuridad de la noche parecía reflejar todo el dolor que había en su interior, camino un poco hasta llegar a la salida, recorrió el extenso jardín que -sus hijos- le mandaron a hacer, cada flor, árbol o estatua era un recordatorio de los momentos felices que compartió con sus pequeños hijos.

─ Por favor... Refresamelos.

Susurra con un hilo de voz, le duele, quiere que pare esa agonizante sentir.

─ Por favor... Regresamelos.

─... Me temo que eso será imposible. ─La voz firme de quien es su mejor amigo la dejan sin habla.

─ ¿Tantos sacrificios para regresar a los primordiales?. ─Pregunta de espaldas a la persona que está allí, sus lágrimas siguen fluyendo sin descanso por su rostro─ ¿que estas dispuesto a sacrificar, Odín?. ¿Para que tantas muertes?.

─ Deberás verlo con tus propios ojos, hija de Gaia.

─ ... ─La titan ahoga un hipido lastimero, espera de corazón que la humanidad gane, y si no es así, ella misma matará a los responsables de esa matanza y pérdidas.

«Cueste lo que cueste... Los haré pagar, Brunhilde y Odín.»

࿐ཽ༵𝑰𝒏𝒄𝒐𝒓𝒓𝒆𝒄𝒕 𝑸𝒖𝒆𝒔𝒕𝒊𝒐𝒏𝒔〣𝑹𝒆𝒄𝒐𝒓𝒅 𝒐𝒓 𝑹𝒂𝒈𝒏𝒂𝒓𝒐𝒌 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora