8 | Marcas

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Harada

El domingo no hice nada más aparte de dormir, quería recuperar energías para la escuela y para ir a entrenar en todas mis condiciones, no quería que mi entrenador descubriese que había tomado de más.

Tenía miedo de cruzarme con Ushijima (cosa que era probable), después de todo lo deje solo y desnudo en la habitación de su mejor amigo.

—¡Buen día! —dijo Sika con la emoción que siempre tenía, no importaba que fuese lunes ella era feliz siempre, a su lada Mirao que se limitó a darme una sonrisa en forma de saludo, ambas me miraban expectantes, sabía lo que querían.

—Les contaré en el recreo no hagan escandalo —dije en voz baja.

—Así qué es verdad —dijo Mirao sorprendida—. Pensé que nos estabas jugando una mala broma.

—Créeme que me gustaría que fuese así.

—No mientas —dice Sika—. Siempre haces una expresión rara con tus cejas cuando mientes.

—"No me mientas, siempre haces algo con tus cejas cuando lo haces."

—Está bien —dije soltando un suspiro, después de todo mi propósito de esa noche era seducirlo a él, pero no quería que terminase en sexo.

Sonó el timbre para que vayamos al salón, vi a Semi, se sentó adelante mío como siempre. Me va a asesinar si se entera que...

—Harada —mire hacía enfrente, Semi me miraba con aquella sonrisa triste—. Lo siento, fui un idiota.

—Semi —dije apenada, no quería que todo el curso lo escuche disculparse.

—No quería meterme en tus decisiones, tú eres libre de hacer lo que quieras, perdón por interponerme a eso.

—Lo importante es que te disté cuenta —dije con una sonrisa—. Estamos bien, ¿sí?

—Sí —sonrió con felicidad—. Me hubiese gustado ir al cumpleaños, pero me daba miedo verte —admite con algo de vergüenza.

—Qué tonto —golpee levemente su hombro—. Gracias a dios que no fuiste...

—Auch —dijo Semi, a veces olvidaba modular mi fuerza.

—Lo siento —reí.

>>>

Sonó la campana de recreo, y cuando Semi parecía que me iba a decir algo fui rodeado por Sika y Mirao.

—Vamos —dijo Sika con entusiasmo tomándome de la mano y arrastrándome hacia el rincón más solitario de la escuela—. ¡Habla! —casi saltaba de la felicidad.

—No hay mucho que decir —dije algo nerviosa—. Ambos tomamos mucho, sonó mi canción favorita y fui al medio de la pista sin dejar de ver si el me miraba a mi —recordar mi plan me hacía sentir idiota—. Y en un momento se acercó por detrás y... —no las podía mirar de la vergüenza.

—Y... —dice Mirao.

—Me agarro el trasero —tapé mi cara con mis manos.

—¡¿Qué?! —grita Sika.

Y así resumí hasta que subimos a la habitación y lo dejé ahí, claramente no iba a dar detalles de mi intimidad.

Quería aprovechar los últimos minutos del recreo y me dirige a la máquina expendedora.

—Harada —era Semi, por suerte, ya era común encontrarme a alguien ahí.

—¿Sí? —pregunte amable.

𝐍𝐎 𝐄𝐍𝐓𝐈𝐄𝐍𝐃𝐎 - Ushijima Wakatoshi ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora