♪Valentina♪

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Después de ese día revelador en el que Ana y Elena hablaron con Valentina sobre su identidad y la introdujeron al mundo del ABDL (Adult Baby/Diaper Lover), la vida en la casa de Valentina tomó un giro aún más cálido y lleno de amor. Las mamás estaban decididas a apoyar a su hija en cada paso del camino, asegurándose de que se sintiera cómoda y feliz consigo misma.

Esa noche, después de explorar el espacio especial que habían creado para ella en el ático, Valentina se acostó en su cama con una sensación de alivio y alegría que nunca antes había experimentado. Saber que sus mamás entendían y aceptaban su deseo de ser cuidada como un bebé la hizo sentir amada y protegida en una manera nueva y profunda.

—Mamá Ana, mamá Elena, ¿podemos jugar a ser bebés mañana? —preguntó Valentina con timidez mientras se acurrucaba bajo las sábanas.

Ana se sentó al borde de la cama y le acarició el cabello suavemente. "Por supuesto, mi amor. Queremos que te sientas feliz y segura aquí en casa".

Elena se unió a ellas, sentándose al otro lado de la cama. "Podemos tener un día especial de juegos de bebé juntas".

Valentina sonrió ampliamente, sintiendo que finalmente había encontrado un lugar donde podía ser completamente ella misma sin temor al juicio o la incomodidad.

Al día siguiente, durante el desayuno, Valentina estaba llena de emoción. Sus mamás habían preparado un plan especial para el día: tendrían un día de juegos de bebé completo. Juntas, se dirigieron al ático donde Valentina había explorado la noche anterior.

—¡Mira, Valentina! —exclamó Ana, mostrándole un conjunto de ropa de bebé adorablemente pequeña—. Tenemos ropita especial para ti.

Valentina miró con asombro y emoción. Había un vestido rosa con volantes y un par de pañales de tela decorativos que se veían tan suaves y acogedores.

—¡Es tan bonito! —exclamó Valentina, tomando la ropa en sus manos con cuidado.

Elena le entregó un peluche grande de oso que habían encontrado especialmente para ella. "Y aquí tienes a tu amigo de peluche para acompañarte".

Valentina abrazó el peluche con alegría. "¡Gracias, mamá Elena!"

Después de cambiarse y ponerse el vestido y los pañales, Valentina se miró en el espejo con una sonrisa radiante. Se sentía como una verdadera princesa bebé en su ropa nueva.

—¿Lista para un día lleno de diversión? —preguntó Ana, sosteniendo la mano de Valentina.

Valentina asintió con entusiasmo. "¡Sí! Quiero jugar a ser bebé todo el día".

Así comenzó un día mágico y especial para Valentina y sus mamás. Jugaron juegos de rol donde Valentina era la bebé y Ana y Elena eran sus cuidadoras cariñosas. Pasaron horas jugando con muñecas, leyendo cuentos de hadas y jugando a juegos imaginativos en los que Valentina se sentía completamente libre de ser ella misma.

Durante el almuerzo, Valentina se sintió un poco nerviosa cuando recordó lo que había pasado en la escuela el día anterior. Temía que sus mamás pensaran que era extraño o malo por querer ser tratada como un bebé a veces.

—Mamá Ana, mamá Elena, ¿no piensan que soy rara por querer usar pañales y jugar a ser bebé? —preguntó Valentina tímidamente mientras jugaban en el jardín.

Ana se agachó frente a ella y le tomó las manos con ternura. "Oh, cariño, no pienses eso. No hay nada malo en querer sentirte cuidada y protegida".

Elena asintió con una sonrisa tranquilizadora. "Eres nuestra niña especial, Valentina. Queremos que sepas que siempre te amaremos y apoyaremos, sin importar qué".

Valentina se sintió aliviada al escuchar las palabras reconfortantes de sus mamás. Sabía en lo más profundo de su corazón que eran verdad. En ese momento, se dio cuenta de lo afortunada que era de tener unas mamás tan amorosas y comprensivas que siempre estaban ahí para ella.

El día pasó volando entre risas, juegos y momentos tiernos. Al final del día, cuando el sol comenzaba a ponerse y el cielo se llenaba de tonos dorados y rosados, Valentina se acurrucó en el sofá entre Ana y Elena. Se sentía cansada pero feliz, con el corazón lleno de amor y gratitud.

—Gracias por hoy, mamá Ana, mamá Elena —dijo Valentina con voz suave, abrazándose a sus mamás.

Ana y Elena la abrazaron con ternura, sintiendo el amor y la conexión entre ellas. "Gracias a ti por ser nuestra niña especial y por enseñarnos tanto sobre el amor y la aceptación", dijo Elena con voz suave.

—Te amamos mucho, Valentina —añadió Ana, besando la frente de Valentina.

Valentina sonrió, sintiéndose profundamente amada y querida. Sabía que, sin importar qué pasara en el futuro, siempre tendría a sus mamás a su lado, apoyándola y amándola incondicionalmente.

Un mundo ideal (historias ABDL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora