C ᴀ ᴛ ᴏ ʀ ᴄ ᴇ

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Lɪᴍ Tɴ

Sunmi estaba acostada en mi cama, mientras yo decidía qué ropa ponerme, papá me dijo que tendría una cena importante, donde quería que yo estuviera con ellos.

— Ese no —me miraba Sunmi.

— Ya me probé casi todos los vestidos —respondí fastidiada.

— Pruébate ese conjunto. —era una falda y blusa rosa pastel, de echo era nuevo.

— Bien, ya vuelvo.

Entré al baño y me lo probé.

— Genial, usa esos tacones blancos y la bolsa pequeña blanca y listo, yo te maquillaré.

— Gracias amiga.

No había tenido oportunidad de preguntarle acerca de aquella vez que nos encontramos a Yoongi y Jungkook, yo quería creer que todo fue coincidencia.

— Oye Sunmi.

— Dime —se miraba las uñas.

— Aquel día que encontramos a Jungkook y Yoongi en el restaurante, tú no te pusiste de acuerdo con él, ¿cierto?

— Jungkook apenas y me habló.

— No me refiero a Jungkook, sino de Yoongi, se sincera, por favor, por qué yo pienso que fue coincidencia, no me hagas dudar.

Se acomodó en la cama para poder sentarse y me miró muy seria, sabía que me ocultaba algo.

— Yoongi me buscó, me dijo que habías llamado su atención y quería conocerte, a cambio me dijo que haríamos una cita doble, tú con él y yo con Jungkook, pero al final todo fue un fiasco.

— Él tenía razón —susurré.

— ¿Quien él? —me alcanzó a escuchar.

— Nadie, ¿por qué no dijiste la verdad?

— Por qué sabía que te ibas a negar, por eso tuve que mentir, lo siento. —bajó la mirada.

— No pasa nada, ya quedó en el pasado, solo no vuelvas a mentirme así —sonreí.

— Está bien —se levantó y me abrazó, como si nada hubiera pasado.

No voy a negar que me sentí un poco traicionada, digo, no me hubiera molestado que me dijera que Yoongi la buscó para saber de mi.

(...)

Llegamos a una residencia, y nos bajamos del coche, la casa era un poco más pequeña que la nuestra.

— Papá ¿quien vive aquí?

— El señor Bae Yun.

— ¿Que hacemos aquí?

— Estoy cerrando un negocio con él día del evento hablamos de un proyecto que tiene en mente.

— ¿Y por qué no se reunieron en la empresa?

— El pidió una cena, y creo que es bueno.

Ya no quise preguntar más, tocamos el timbre y enseguida una mujer joven nos abrió la puerta y nos llevó hacia la sala.

Segundos después apareció ese hombre por las escaleras con una sonrisa de oreja a oreja.

— Buenas noches familia Lim —dijo al llegar con nosotros.

Saludó a mis padres y a mi me tomó de la mano para dejar un beso en ella. Dios que repugnante.

— Buenas noches señor Bae.

HᴇʀᴇᴅᴇʀᴏsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora