No habían nacido omegas en la realeza desde hace 20 años, estaban casi extintos, pero en el reino más importante uno de los mellizos que tuvo la antigua reina fue Omega y tendrá que lidiar con los problemas que tendría ser de esa casta.
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Se baja de su caballo al poder ya visualizar en su totalidad ese castillo que era su destino, donde la familia Pendragon viven, con una sonrisa adornando camina junto con su acompañante a la entrada donde un par de guardias vigilaban impidiendo cualquier entrada no esperada.
── Hemos venido a ver a Arthuro Pendragon ───Dice con una nuestra mirada hacia el par.
── Su majestad no recibe visitas sin invitación ───Aclara uno manteniendo su posición.
── Estoy segura que esta visita si la recibirá sin invitación alguna ───La mujer intenta entrar, pero se lo impiden dos lanzas cruzadas enfrente suyo.
Deja salir una risa antes de tronar los dedos para que los guardias volvieran a su pose anterior, aquellos no fueron consientes de ello hasta que vieron a la pelinegra avanzar hacia el castillo y cuando quisieron detenerla su cuerpo dio al suelo sin poder controlar sus movimientos, al volver su vista a la mujer pudieron notar su arrogante sonrisa mientras una chispa en sus ojos relucía, magia, eso era lo que estaba usando.
── Vamos Escanor, no te quedes atrás ───Suelta haciendo que el nombrado la siga sin decir alguna palabra.
Ya enfrente de la puertas enormes se quedo estática escuchando los murmullos de las personas por su forma extravagante de vestir, sabia que el joven rey saldría, así fue, a los oídos del chico llegaron los comentarios de que una mujer de cabellera negra había entrado sin aviso en busca de él, curioso de la intromisión sale de su hogar para encontrarse con Merlín cara a cara.
── Rey Arthuro ───Hace una pequeña reverencia. ── Necesito que hablemos, es importante y no acepto un no como respuesta.
── ¿Qué es lo que necesita? ───Interroga con seriedad, pero una pisca de intriga.
── Usted es joven, gobierna un gran reino, sigue consejos y pasos de personas que dicen ser confiables ───Empieza a relatar sus puntos sin dejar que el menor la interrumpa. ── La magia en su reino desaparece día tras día, roban poder de los habitantes con dones, varios mueren por poseerlos, solo porque cree que son los causantes de la muerte de su padre así que los castiga, le teme su pueblo y ocultan su magia para no ser condenados, eso es horrible ¿No cree?
Las personas se miraban entre si preguntándose quien era esa mujer que venia a defender la magia de su hogar, aunque ella solo cumplía un mandato, no estaba ahí para salvar ajenos, pero eso podría ser una escusa para podre entenderse con el joven rey, al cual le desagradaba recibir sermones enfrente de su reino por lo que invito a la maga a pasar a castillo con vagas escusas de cortesía. Cuando estuvieron dentro Merlín pudo soltar esa risa que contenía ganándose la atención de los presentes, sirvientes, el rey y su acompañante.
── No hemos venido a destruir su imagen, majestad, tengo una misión aquí al igual que tengo curiosidad por su reino ───Le regala una sonrisa que ocultaba algo. ── Pero nada de lo que he dicho es mentira, aquellos que lo aconsejan solo estaban provocando que su pueblo lo aborrezca, por eso deje de escucharlos y permítame a mi guiarlo.
