veinte

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Diario
—— Ω ——

La pelinegra veía a su compañero desde lejos aquel platicaba con una joven sirvienta del Rey de Camelot, la mirada magenta se dedicaba a ver la situación, que tontearía eso del amor, aunque una vez el sintió aquello, pero no puede enamorarse, el solo esta vivo por una misión.

Unos cabellos naranjas veían con curiosidad las expresiones de la mayor, una sonrisa burlona apareció en su rostro cuando pudo identificar ese sentimiento que había en la mujer.

– Ese sentimiento se llama celos —Suelta caminando de largo. – ¿Saben si ya llego-?

– ¡Su majestad! El príncipe Zeldris —Avisa un guardia.

– Voy —Camina hacia donde esta la parte principal.

Sus orbes morados chocaron con los oscuros de su prometido, este le regala una sonrisa antes de que el pelirrojo decida arrastrarlo a un lugar apartado.

Las mejillas del omega se colorearon cuando el alfa posa sus manos sobre su cintura apegándolo a el.

– Zel-Zeldris —El nombrado tenía una sonrisa. – ¿Qué haces?

– Hemos estado conviviendo —Susurra acercándose a los labios ajenos. – Y he pensado sobre esto.

– ¿Sobre esto? —Sus labios fueron apresados por los contrarios.

– Quiero que pongamos fecha —Dice al finalizar el beso.

– ¿Ah? —Arthur sabia que hablaba, pero ¿no era muy pronto? – ¿Hay un motivo por el qué...?

– Sabes como funciona esto, aunque estemos comprometidos desde hace tiempo pueden suceder cambios, no quiero que por atrasar esto terminemos casándonos con otra persona —Explica sentándose en el piso frustrado. – No me agradaría la idea de verte con otro.

– Comprendo... Pero no quiero que esto salga mal por apresurarnos —Se agacha para tomar las mejillas de su prometido. – Hagamos una promesa, ¿si?

– ¿Qué clase de promesa? —Los orbes que se tornaron verdes chocaron con los morados.

– Si sucede eso de tener que casarnos con alguien más... Escapemos juntos —La sonrisa del pelinegro daba señal de que amaba esa idea. – ¿Promesa?

– Lo prometo, y para sellar esa promesa, traje algo para ti —Arthur mira curioso la cajista que había sacado.

– ¿Un collar? —Tenía una gema de tonos morados, y la cadena era plateada.

– Combina con tus ojos —Susurra antes de atraer al chico hacia el y besarlo nuevamente.

–— Ω —–

– Meliodas... ¿A ti igual te da mala espina ese rey? —El castaño estaba acariciando a su caballo. – Gloxinia parece odiarlo.

– Hay muchas cosas que se sabe sobre él, la principal que le gusta manipular —Meliodas detiene su caballo al ver un venado. – Escuche que el tuvo un problema enorme con tu reino, pero fue cuando tus padres reinaban.

– Oh, creo que se de que día hablas... Estaba muy pequeño para saber, pero Gloxinia odia ese día —Murmura. – ¿Enserio vamos a casar?

– Harlequin se que no quieres herirlos, pero ¿de que vivirás? —Apunta al animal con su arma bajo la mirada del menor quien se notaba temeroso.

– Es que... Me duele verlos sufrir —Susurra al escuchar el gatillo. – ¡A parte hay muchos que lo hacen por pasatiempo!

– Si consigues una presa prometo hacer lo que quieras —El castaño estaba por negarse, pero quería saber algo y Meliodas podría ayudarle.

– Bien —Acepta dudoso de su respuesta.

Aquello que temía hacer lo había logrado, el de esmeraldas veía como la mirada contraria se cristalizaba al ver lo cometido, una mano revoloteo los cabello cafés, los mieles vieron como el alfa se encargaba de los demás, en silencio volvían al castillo, el omega veía las estrellas disculpándose en su cabeza por haber hecho eso.

– Tranquilo, ya paso —La suave voz del alfa lo tranquilizo. – ¿Ya pensaste lo que quieres?

– Si... Quiero que me lleves a un lugar que me prohibieron —Las esmeraldas ven a las mieles que trasmitían la firmeza en sus palabras. – Y no puedes contarle esto a nadie.

– Si te prohibieron la ida, ¿no es peligroso? —Estaba dudando que eso fuera bueno.

– No, me prohibieron ir porque Gloxinia tiene miedo de que sepa la verdad —Suspira recordando cuando discutió con el mayor de sus hermanos por eso. – Es la librería donde mamá solía ir... Ella oculto algo ahí.

– A lo mejor es algo que podría ponerte mal —Un bufido recibe, el rubio si que era un miedoso se decía a si mismo. – Te llevaré... Siempre cumplo lo que digo.

– Vayamos ahora... mañana no podre..—Pide causándole curiosidad al alfa. – Conoceré a mi prometida...

– Oh, no sabia eso, me invito tu hermano a comer mañana —King nota eso raro, que tramaba su hermano.

– Que curioso, bueno, esta por el lago de aquella vez —Murmura señalando a un lado.

Cuando el menor señalo solo siguió donde le indicaba, no sabia con exactitud lo que buscaba, pero parecía el menor interesado en ir en aquel lugar, se preguntaba el rubio que había ahí que le interesara al omega.

Una cabaña que fácilmente se confundía con la naturaleza estaba enfrente de ellos, el castaño baja del caballo para atarlo en un árbol, el rey de Field imita su acción, al tocar la puerta de ahí sale un hombre, a King se le hace familiar, este al ver de quien se trataba le da paso para que entre.

– ¿A qué se debe su adorable visita? —Los mieles van hacia el de mayo edad. – No creo que haya venido con permiso de Gloxinia-sama.

– No... Mamá venia mucho aquí ¿Verdad? —El que cuidaba el lugar asiente. – ¿Puedo ver el lugar? Este es el rey de field, Meliodas.

– Oh, el famoso rey de field, pueden pasar, solo recuerde tener cuidado, algunos libros ya están viejos y pueden destruirse en segundo —Explica regalándole una sonrisa.

El omega emocionado agarra la mano del rubio para arrastrarlo hasta la parte de atrás, sus mieles buscaban un libro en especifico, su mamo hablo del él, aunque en verdad era un diario escrito por ella, ¿de que trataba? Era sobre la magia, la que ellos portaban, Gloxinia prohibió el uso de su magia diciendo que era peligrosa, igual ahí su madre relataba lo que es ser omega, porque ella lo fue, ese era el motivo de las ansias de King por tener aquel diario en sus manos.

– ¡Lo encontré! —Exclama sacando una libreta con pasta de color verde, tenia flores dibujadas con tinta blanca. – El diario de mamá.

– ¿Diario? —Meliodas tenía curiosidad de la emoción del menor. – Harlequin, no creo que debas.

– Mel, esto es algo muy importante, Gloxinia tiene miedo, pero esto puede ayudarnos —Aquellas palabras, sabia a que se refería, lo que había sucedido horas atrás.

– No puedo llevarte la contra —Suspira ganándose una sonrisa. – Pero debemos volver, anochecerá pronto.

– Gracias —Murmura perdiéndose en la mirada del otro.

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⏰ Última actualización: Nov 06, 2022 ⏰

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﹫¿un omega? | melingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora