ᶜᵘᵃᵗʳᵒ

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Izuku no sabía ni por dónde empezar. Su mente estaba bloqueada y la tensión crecía. Miró su teléfono en silencio, notando que habían pasado casi diez minutos desde que se sentó con Uraraka y veinte desde que le habló. La incomodidad entre ellos era palpable. Respiró hondo, tratando de encontrar las palabras adecuadas para iniciar una conversación.

-Uraraka, lo siento mucho por lo que pasó -dijo, confundiendo a la castaña por un momento-. Nunca quise causarte problemas con tu familia.

-Deku, eso fue hace muchos años -replicó comprensiva y suavemente-. Ya no importa.

Hubo un silencio por un momento. Luego, finalmente habló.

-Además, soy yo la que te debería pedir perdón -suspiró-. Nunca tuve intención de herirte. Solo que mi papá es muy protector y no entiende muchas cosas. -Apretó sus manos con fuerza, evitando la mirada-. Espero que puedas perdonarme.

-No tienes que pedirme perdón -dijo con una pequeña sonrisa-. Nunca te guardé rencor; lo único que siempre quise fue que pudiéramos ser amigos de nuevo.

-Gracias, Deku. Me alegra mucho escuchar eso. -Por primera vez en mucho tiempo, ella sonrió genuinamente con calidez.

El ambiente entre ellos se volvió más relajado, y la tensión comenzó a disiparse. Se sentían seguros y acompañados, algo que ambos necesitaban.

-Entonces, ¿cómo has estado? -preguntó el peliverde.

-No lo sé, ocupada con las clases, supongo -respondió-. ¿Y tú?

-Igual, pero más que nada estoy frustrado.

-¿Frustrado? ¿Por qué? -Ochaco lo miró con curiosidad.

Deku suspiró, pasándose una mano por el cabello.

-Es complicado. A veces siento que, no importa cuánto lo intente, siempre hay alguien mejor. Me esfuerzo al máximo, pero parece que nunca es suficiente.

-Te entiendo. Yo también me siento así a veces -intentó reconfortar a su amigo-. Pero eres alguien genial y el que no lo vea le partiré la cara.

Ambos guardaron silencio, luego Midoriya sonrió levemente, agradecido por sus palabras, pero aún se sentía algo triste. Esperaba algo más. Después de unos segundos, la castaña se levantó y extendió su mano hacia Deku.

-¿Te parece si damos una vuelta? Creo que necesitamos un poco de aire fresco.

-Sí, suena bien. -Él asintió y tomó su mano, levantándose.

Caminaron juntos por las calles donde solían jugar, reconfortados por la presencia del otro. El aire fresco los envolvía mientras el sol del atardecer comenzaba a teñir el cielo de tonos cálidos.

-¿Recuerdas cuando éramos niños y solíamos pasar horas jugando aquí? -preguntó con nostalgia. Ochaco rió suavemente.

-¡Cómo olvidarlo! -avanzó corriendo animada-. Recuerdo que tú te peleabas aquí por ser All Might con Bakugou -añadió divertida, mientras Izuku negaba nervioso-. Luego decías "Si Kacchan quiere ser All Might, lo dejaré. Es tan asombroso que creo que le queda como anillo al dedo."

-¡Vamos! ¡¿Cómo te acuerdas de eso?! -gritó sonrojado por la vergüenza.

-Vamos, Deku, no hay por qué ser pudoroso -reía sin tomarle mucha importancia a su amigo.

-¿Quién es pudoroso? -dijo desafiante, cruzando los brazos-. Yo me acuerdo cuando te golpeó una abuela por sacar flores de su jardín.

-Oye, eso no es para reírse. Me dolió el brazo -dijo un tanto apenada, ahora era el quien reía suavemente.

Pretty - BakudekuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora