Deku siempre amó a su amigo de la infancia Kacchan, soñando un futuro juntos. Hasta que Bakugou comenzó a salir con Kirishima, destrozado, estaba dispuesto a cambiar para gustarle, incluso si eso significaba tallar sus huesos en su piel.
-¿Aún un brócoli?- preguntó, algo abrumado por el apodo que pensaba que ya había quedado en el pasado después de tantos años.
-Sí, brócoli -señaló a Deku con un tono burlón.
-Y tú eres un limón -dijo Deku, intentando ofender, aunque no pudo evitar soltar una carcajada.
-No da risa -respondió cruzando los brazos, pero riendo también.
Uraraka observaba la escena divertida, sin entender del todo lo que sucedía.
-Oigan, ustedes, los casados -dijo poniendo las manos en la cintura con una sonrisa de oreja a oreja- Vamos a comprar los materiales para no perder más tiempo.
Izuku y Toga se miraron con una mueca de asco, y luego siguieron a Uraraka, que ya se había adelantado.
-Entonces, Toga, ¿cómo has estado? -preguntó Deku, intrigado.
-Bien, supongo -respondió despreocupada Toga- Jin está preocupado por mi futuro, pero intento no darle mucha importancia.
-Suena a que te quiere mucho -añadió Deku. La rubia asintió, mirando al suelo con una sonrisa cálida.
-¿Y cómo has estado últimamente, brócoli? -Toga cambió su sonrisa a una bastante intimidante-. Te ves extraño, algo deprimido pero lleno de vida, ¿cuál será el motivo?
Deku no sabía qué responder. Realmente no quería hablar de ello. Sus mejillas se sonrojaron y, por alguna razón, sintió que estaba a punto de llorar, aunque las lágrimas no salían.
-¿Chicos, pasa algo? preguntó Uraraka, retrocediendo lo que había caminado.
Deku tragó saliva e intentó no darle importancia, aunque quería hablar de lo que sentía, pero le resultaba difícil decirlo.
-Nada, solo le estaba preguntando algo -Toga le dio unas palmadas despreocupadas en la espalda de Izuku- Pero si no quiere hablarlo, está bien.
-¿Qué harían si estuvieran obsesionados por ser como el novio de tu amigo? -interrumpió Deku, repentinamente y algo acelerado.
Uraraka lo miró preocupada, mientras Toga se veía más pensativa.
-Puede que sea muy obvio -la rubia no tardó en analizar la situación- ¿Te gusta, cierto?
Deku asintió, nervioso, mientras sentía cómo todo su cuerpo se tensaba.
-Está bien que te guste -continuó Toga- pero ser el otro no es lo mejor.
Se quedó pensando. Estaba tan concentrado que no lo había notado. Él no era una mala persona; jamás le quitaría el novio a alguien. Miró a todos lados, cruzándose con la mirada de lástima de Uraraka.
Deku intentó evitar el tema, y aunque Toga dejó de insistir al ver la incomodidad del peliverde, sus dudas aún permanecían.
La caminata, que al principio parecía fácil, se tornó más pesada para Deku. Cada paso lo sentía como una carga, y tenía la sensación de que en cualquier momento podría derrumbarse. Uraraka, por otro lado, parecía más enérgica a pesar de estar en la misma situación que él.
-Sé que es posible que no quieras, pero -Toga se detuvo frente a Uraraka- te traje manzanas picadas por si quieres ir al parque más tarde.
Uraraka no pudo evitar sonreír. Tomó la comida y la guardó en su bolso con delicadeza, para luego abrazar a la rubia.
Izuku, durante todo el día, sintió que estaba de más, aunque las palabras de Toga no parecían irse de su mente.
Al final del día, como solía hacer, se desplomó en su cama, mirando el techo mientras su mente corría a mil por hora.
-El otro... -Esa idea lo ponía nervioso, aun sin querer admitir que serlo no le molestaría.
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