KAMILLE
-Buenos días- Verónica, holgazana de nuevo, se movió en la cama un poco molesta, cuando la moví un poco. Sonreí- Ya me voy- susurré cerca de su rostro y ella asintió, buscando mi rostro con sus manos, pero estaba tan dormida que falló en el intento.
-Te amo- unió sus labios esper ando un beso y se lo di con un poco de gracia
-Te amo, y te espero igual temprano en la empresa, Verónica. Ser la dueña no te da privilegios
-Ser tu esposa si- se encogió de hombros aún con los ojos cerrados y se giró dándome la espalda para volver a dormir.
-Hoy tendremos la cita con Eliza- le recordé buscando un poco de tranquilidad en su apoyo.
-Lo sé- me tocó la mano, dejando un beso en ella. Suspiré mirándola por un par de segundos más y salí de la habitación, Jérémie ya se había ido. Hoy debía estar más temprano de lo usual por algunas pruebas. Conduje el auto hasta llegar hasta el departamento que Scarlett compartía con Paula. La cual salía justo en el momento en el que llegué.
-Francesa- me bajé del auto.
-Mexicana- ladee la cabeza- Que desgracias debe ser aguantarte todo el día.
-Lo mismo digo de tus empleados- sonreí y ella abrió la puerta del departamento
-¿Aún no te has ido?- Scarlett recogió su bolso y Paula sonrió.
-Kamille me lo impidió- la miré mal
-Yo sólo iba a tocar la puerta- levanté la mano y ella me codeó las costillas.
-Te amo- Paula corrió hasta ella dándole besos por toda la cara y sonreí girando un poco el rostro, pensando en Verónica y en lo difícil que habían sido estos días para nuestro matrimonio. No era un gran problema, pero definitivamente no se sentía del todo bien. Lo desencadenaba yo, como siempre, yo. Siempre eran mis problemas.
-Yo a ti- salimos las tres del departamento y me metí al auto viendo como ambas tonteaban un poco antes de que Paula se fuera, sonreí con un poco de gracia. Scarlett entró segundos después, sonriendo y yo puse el auto en marcha.
-¿Cómo estás?
-No mejor que tú- bromeé un poco y ella me golpeó el brazo.
-Las mujeres son lo mejor del mundo- sonreí
-Sí, lo son- soltó un suspiro recostando su cuerpo en el asiento- ¿Qué le pasó a tu auto?
-Lo mandé a revisar, algunas cosas de aceites, etcétera. No entiendo mucho, pero Paula me recomendó mandarlo al taller- movió sus manos en el aire- ¿Me recomiendas casarme?- la miré por un par de segundos por su pregunta tan repentina.
-Sólo si crees que puedes soportarlo- volví a reír, ladeando la cabeza. Ella suspiró.
-No estás bien con Verónica, Susana me lo dijo.
-Se toman en serio eso de que no hay secretos entre nosotras.
-Somos mujeres de palabra- reí- ¿Qué pasa con Verónica?
-Algunas confusiones, estamos intentando resolverlo- detuve el auto en el semáforo que no dejé de ver hasta que me aseguré de que había cambiado. No quería más incidentes, ni accidentes. Ella asintió quedándose en silencio por unos contados segundos.
-¿Me recomiendas casarme?- repitió la pregunta y yo sonreí.
-Sí, totalmente- la escuché reír,
-¿Segura?- asentí con la cabeza.
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CATARSIS
RomanceKamille y Verónica han construido a través del amor un gran imperio laboral y familiar. Con el paso de los años y los tropiezos han aprendido a sobrellevar cada situación con paciencia. Han pasado ya lo peor ¿o no? Su historia, el gran cuento de had...