KAMILLE
-Todo siempre con cuidado, recuerda- Jérémie asintió mientras le terminaba de poner el bloqueador solar. Le besé la mejilla y él me miró mal mientras corría hasta donde estaban sus amigos- ¿Trajiste el agua?- Verónica asintió tendiéndome una gorra que me había traído. Me senté a su lado viendo el entrenamiento de nuestro hijo, aunque con un poco de tensión entre ambas. No habíamos hablado del tema de Luc y yo no había sabido como manejarlo, ni como comunicarle nada de lo que sentía.
Todo esto lo hubiese evitado hablar a tiempo sobre quien era él y que significaba en mi vida. Todo esto hubiese sido evitado por mi, pero elegí el silencio y eso ahora me estaba condenando.
-Lamento no haberte consultado el conversar con Luc- ella introdujo la conversación en el momento, pero no me miraba. Con su vista fija en el entrenamiento- no pensé que fuera a molestarte, no le vi nada malo- hice silencio por unos segundos y le tomé la barbilla para que me mirara. La besé sin saber que decir diferente a la verdad que ahora no podía revelar.
-Yo lo lamento- limpié su boca, que había quedado sucia de labial- Lamento haber reaccionado así, mi amor. No... no quiero discutir tus decisiones, somos un equipo, pero también eres alguien autónomo- clavó sus ojos en los míos. Aquel azul que a pesar del tiempo, seguía causandome tantos sentimientos.- Perdóname, Verónica. Perdóname por a veces dejarme llevar por lo que pienso, inválidando lo que piensas tú- me detuve al sentir que la voz se me quebraba- Lamento no...- me detuve de nuevo y ella negó con la cabeza abrazandome, llevándome hacia su pecho.
-Esta bien- susurró en mi oído. En mi alma, lo que más pesaba era el hecho de haber callado. Yo me guardé las cosas, dándole a Luc la oportunidad de usar eso a su favor. Amenazándome con mi hijo- Esta todo bien, estará todo bien- me acarició la mejilla. Yo había pedido disculpas por muchas cosas más allá de las que dije, y sabía que ella era optimista por otras cosas más allá de nuestra discusión. Era optimista por el resultado de la prueba. Me besó de nuevo y sonrió, rodeándome los hombros con su brazo.
-¿Sigues pensando en lo que fue el resultado la prueba?- la miré y luego miré a Jérémie. Su suspiró respondió afirmativamente.
-El accidente lo cambió todo, lo sabíamos. Fue un gran impacto- respiraba con tranquilidad, miraba al frente siguiendo a Jérémie con la mirada.
-No es tu culpa- no dije nada al respecto. Hice silencio y ella me apretó la mano.
-Está bien- le besé la mejilla y nos quedamos en silencio viendo a Jérémie entrenar.
-¿Cuándo creció tan rápido?- rompió el silencio y sonreí. Cuando iba a responder un sonido en la cancha me hizo girar.
-¡Oye! ¿Qué te pasa?- Jérémie estaba en el piso y se tomaba una de sus piernas. Ambas nos levantamos para correr hasta donde estaban todos- Lo hiciste a propósito- me agaché donde mi hijo que dirigía su mirada café hacia su compañero.
-Claro que no, tonto.
-Oye, ojo con como te diriges a él- Verónica lo detuvo cuando quiso acercarse.
-¿Qué pasa? ¿Por qué están dentro?
-Porque somos las madres de Jérémie y nos preocupamos.
-Son cosas del juego, eso sucede- me apartó de mala gana de Jérémie.
-No la toques- Jérémie y Verónica hablaron a la par, mirando mal al hombre. Ese entrenador de Jérémie que tan mal se portaba con nosotras. Aquel que siempre nos juzgaba.
-Cálmate, Gonzales- miró mal a mi hijo.
-¡Déjelo, entrenador! ¿Qué más puede esperar de una niñita como él? Homosexual
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CATARSIS
RomanceKamille y Verónica han construido a través del amor un gran imperio laboral y familiar. Con el paso de los años y los tropiezos han aprendido a sobrellevar cada situación con paciencia. Han pasado ya lo peor ¿o no? Su historia, el gran cuento de had...