𝟢𝟩. 𝒰𝓃𝒶 𝒽𝒾𝓈𝓉𝑜𝓇𝒾𝒶 𝒹𝑒 𝓈𝒶𝓅𝑜𝓈 𝓅𝓉. 𝟥 | 𝓎𝓈𝓎𝓃𝑒𝑜

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El nuevo trío de amigos recorría el pantano, con Marcos guiándolos. Este estaba decidido a pedirle a Taichu que lo convirtiera en humano. Mientras navegaban, usando a Marcos como transporte, él y Alejo iniciaron una pegadiza canción acerca de los sueños que esperaban cumplir. Neo se les unió y pronto, el príncipe se dio cuenta de la excepcional voz que el camarero tenía. 

—En vez de casarme, deberíamos escaparnos y formar un grupo musical —propuso Alejo, a lo cual, la mente de Neo se dirigió a su amigo, Mauro, que siempre le hablaba de su sueño de ser un cantante. El joven negó con la cabeza. Alejo suspiró y retrocedió. —Claro, ser dueño de tu restaurante, entiendo. 

—Hey, cuando te cases con Julieta, podrán venir a mi restaurante los dos. 

Unas horas más tarde, estaba oscureciendo y todavía no salían del maldito pantano. Encima de Marcos, Alejo empezó a sentir hambre y al ver unos mosquitos en el aire... Bueno, su instinto animal no lo pudo evitar y empezó a buscar el alimento. Su pegajosa lengua saltó hacia los insectos que revoloteaban, tratando de atrapar alguno.

—¿Qué hacés? —preguntó Neo.

—Shh, no espantes a la comida...

Mientras Alejo seguía en su cacería de mosquitos, la mirada del otro se posó sobre una luciérnaga, sentada sobre una flor. La lengua de Neo comenzó a salr de su boca por inercia, tratando de atrapar al pequeño insecto, sin saber que este también había sido fichado por su compañero, que trataba de atraparlo también. "No, no... no puedo besar a un sapo y comerme un insecto el mismo día", pensó, mientras su lengua salía e impactaba contra el diente de león, al tiempo que la de Alejo hacia lo mismo, destrozando la flor, asustando a la luciérnaga y enredando sus lenguas en el proceso. 

Chocaron como si se estuvieran besando y estaban seguros de que, de haberse podido sonrojar, lo hubieran hecho. Se miraron, tratando de alejarse, sin éxito. Marcos los vio y contuvo una risa. 

—Okay, dejen que... —los tomó entre sus garras, tratando de desenredar sus lenguas, pero empeorando el asunto. —Necesito una rama, ahora vuelvo. 

Mientras el cocodrilo desaparecía entre el pantano, ambos sapos se miraron. Estaban más pegados que nunca.

—¡Oh! ¿Qué es esto? —preguntó una voz. Era la luciérnaga, que se acercaba a ellos. —Guacho, creo que a vos y a tu novio se les pasó un poco la mano —dijo en tono pícaro. Entonces prendió su linterna y se introdujo entre ellos, desenredando sus lenguas. Por fin, la pareja de sapos se soltó y la luciérnaga rió. —Me parece un momento para presentarme. Me llamo Mateo, pero me dicen Trueno. ¿De dónde son ustedes?

—Nosotros venimos de muy, muy lejano —respondió Alejo, en tono altanero. 

—En realidad —intervino Neo—, somos humanos, pero el príncipe azul acá se dejó convertir por un brujo vudú. Estamos buscando a Taichu...

—¿Buscando a Taichu? ¿Y quién les dijo que era por acá? No, no, están yendo en dirección equivocada.

—¿Dirección equivocada? —la voz de Neo salió con un toque de preocupación y Trueno asintió. En ese momento, apareció Marcos, exclamando que había encontrado una rama para ayudar a los sapos, quienes lo miraron, muy serios. —Nunca le pidan ayuda a un cocodrilo, son terribles con la ubicación. 

Trueno se ofreció a guiarlos, junto con toda su familia, muchísimas luciérnagas, al igual que él. Lo que ninguno de ellos sabía, era que ya estaban buscando a Alejo, para llevarlo con el brujo vudú. Después de un largo tramo recorrido, finalmente la familia se cansó y Trueno decidió que él solito los llevaría.

𝒇𝒍𝒐𝒓𝒊𝒅𝒂!!!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora