𝟣𝟪. ¿𝑀𝒾𝓁𝑜 𝑜 𝒞𝓊𝓅𝒾𝒹𝑜? | 𝓉𝓇𝓊𝑒𝓃𝒾𝒸𝓀𝒾

49 4 0
                                    

Milo era alguien bastante observador. Era de esos chicos que preferían quedarse callados y escuchar a los demás hablando. Fue de ese modo que descubrió, o más bien, se enteró de que Mateo Palacios, uno de sus amigos, estaba totalmente enganchado por su hermana mayor, Nicole. Debió haber sido más observador en principio, pues, de haberlo hecho, habría notado todas las miradas de Mateo cuando estaba cerca de Nicole.

Las miradas, los suspiros, la torpeza, las sonrisas bobas y otras señales que Milo había pasado por alto. Lo que le extrañó a Milo, fue el hecho de que, increíblemente, no le molestaba. Por algún motivo, a los hermanos varones siempre se les inculcaba que sus amigos no debían fijarse en sus hermanas. O tal vez sólo en las hermanas menores. Nicole era mayor que Milo y Mateo y tal vez, por eso, no le molestó.  Bueno, no era taaan mayor, pues Milo y Mateo tenían 17 (el último ya muy cerca de la mayoría de edad), y Nicki era mayor por dos años. 

Además, Mateo era copado y todo un caballero. Estaba seguro de que haría muy feliz a Nicki, como le decían a Nicole. Estaba seguro de que serían la pareja ideal, pensó el chico, mientras se preparaba un mate. En ese momento, Nicki entró en la cocina, algo distraída. 

—Hola, Milo... —lo saludó de forma perdida.

—¿Tas bien, Nicki? —preguntó, mientras vertía el agua en el mate.

—Sí, claro. 

Después de eso, volvió a irse y Milo no tenía idea de qué carajos había pasado. Terminó de preparar el mate y se dirigió al cuarto de su hermana, el cual tenía la puerta entreabierta. Vio a Nicki acostada, con pañuelos en las manos y leves sonidos de sollozos. Frunció el ceño, ahora preguntándose quién había sido el pelotudo que le había hecho eso a su hermana. 

Sin embargo, se calmó cuando escuchó el sonido de otras voces, haciendo obvio que la chica estaba viendo alguna película o serie. Al alejarse, no pudo evitar pensar en que, si ella saliera con Mateo, este jamás la haría llorar. Así que tuvo la grandiosa idea de juntarlos, aprovechando que el chico ya gustaba de su hermana.

La primera oportunidad se dio cuando fueron a un boliche, un sábado por la tarde, donde el chico sabía que ahí estaría Mateo. ¿Cómo no iba a estarlo, si fue él quien lo invitó? 

—Dale, Nicki, mis amigos tienen mesa acá... —le indicó a la chica, admirando lo bonita que se veía su hermana. Al llegar a la mesa, pudo notar que Mateo, quien estaba contando una anécdota, se puso nervioso al ver a la chica. 

Nicki saludó con timidez a los chicos. Estaban ahí Mateo, Valentín Dani y otro más. Las miradas entre Mateo y Nicki no pasaron desapercibidas, pero nadie dijo nada. Dani se movió, dejándole el espacio al lado de Mateo, con la excusa de que necesitaba ir al baño. Era clara la tensión que se sentía entre esos dos, hasta una chispa de electricidad pudo haber saltado de esa tensión.

La siguiente vez fue cuando a Milo se le ocurrió hacer el trabajo escolar con ayuda de Mateo, para lo cual, lo llevó a su casa, en donde Nicki estaba ocupada con sus propios deberes. El de pelo rizado, aunque usualmente peinado en trenzas, se quedó embobado viendo a Nicole, quien estaba con los audífonos puestos mientras resaltaba cierto texto de su libro.

—Nicki estudia psicología —le susurró Milo a Mateo, sacándolo de sus pensamientos, riéndose del ligero sonrojo que este presentaba en las mejillas. 

Subieron a la habitación de Milo, por lo que su amigo perdió la hermosa vista que tenía de Nicki. Una vez ahí, se concentraron en hacer su trabajo lo mejor posible. Con una sonrisa maliciosa, Milo se dirigió a Mateo:

—Che, ¿no podés ir por un refresco? Me estoy meando yo y no puedo ir...

—Dale, amigo.

Mateo regresó a la planta baja y no vio a Nicki en donde ella había estado con anterioridad. Se sonrojó cuando la encontró en la cocina. La chica se sonrojó también cuando lo volteó a ver y la lata en su mano tembló cuando sus ojos se encontraron.

—Hola, Mateo —dijo, cuando el chico se acercó; a pesar de ser mayor que él, era mucho más bajita, aunque él tampoco era el chico más alto, vamos.

—Hola, Nicki... Qué hermosa estás —susurró, pero ella lo alcanzó a escuchar con claridad, sonrojándose más de lo que ya estaba.

—Gracias... ¿Querés? —le ofreció la lata de refresco. Mateo tembló, pues al aceptarla, sintió una ligera descarga eléctrica cuando sus dedos entraron en contacto con los de ella. 

Aun así, los dos trataron de ocurrir como si nada hubiera pasado un par de horas después. Sin embargo, gracias a Milo y a su pequeño trabajo como Cupido, Mateo se atrevió a invitar a salir a Nicki, cuando ya se iba a ir y ambos aprovecharon para "ir al baño". Nicki no lo dijo, pero se sentía feliz y halagada, dándole el sí a su propuesta. 

—¿De verdad querés salir conmigo? —se quedó medio en shock, pensando en que, tal vez, estaba soñando.

—Sí, sí, Mateo —su tono de voz se había dulcificado. 

Esa cita se convirtió en una segunda y esa segunda, en una tercera. Al poco tiempo, empezaron a salir, sin decirle a Milo, aún, pues no se sentían tan listos. Fue el propio Milo quien los descubrió. Se había preparado su mate, como siempre y había empezado a hacer su tarea de la escuela, cuando se dio cuenta de que le faltaban materiales, ¿y quién tenía materiales en la casa? Sólo había una respuesta correcta.

—Oye, Nicki, ¿me prestas... —entró en la habitación, abriéndola sin cuidado, sólo para encontrar a su hermana, en brazos de Mateo, quien se separaron con sorpresa, de su beso. 

—No es lo que parece —dijo Nicki, completamente avergonzada, y Milo frunció el ceño.

—¿Y este cuándo vino? No escuché a nadie entrar. —Dijo, al ver a su amigo. Sí estaba confundido por eso, él había estado todo el tiempo en la planta baja y nadie había entrado. Luego negó con la cabeza, sonriendo un poco. —Bueno, me alegro por ustedes, soy un excelente Cupido. Ahora, Nicki, ¿me prestas tus plumones?








𝒇𝒍𝒐𝒓𝒊𝒅𝒂!!!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora