Hace tiempo, en la ciudad de Buenos Aires, el control de la ciudad lo tenía la mafia de la familia Lombardo. Normalmente el mando se heredaba al hijo mayor, si este resultaba ser un alfa, pero como su hijo mayor no lo era, Sandra le otorgó el mando a su hijo de en medio, Mauro. Mauro era un chico que quería dedicarse a la música, sin embargo, aquello no pudo ser posible.
Uno de sus primeros deberes fue reafirmar su fama como negocio, pues la cara al público era que se trataba de agencia donde descubrían talentos ocultos, como pintores, actores, músicos, bailarines, e incluso escritores. Organizó una gala para que estos artistas emergentes fueran a exhibir sus obras. Además, era la fachada perfecta para la policía, que estaba empezando a investigarlos.
Fue en aquel evento donde lo conoció. Lo vio cuando estaba platicando con uno de los mejores clientes de su familia, obviamente disfrazando aquella plática, cuando volteó a ver al escenario. Ahí había un chico nervioso de cabellos rubios y mirada azul, que sostenía el micrófono con manos temblorosas.
Pero al poco tiempo, de su boca salió una linda canción, con tintes del rap que tanto le gustaba a Mauro. Sin querer, el chico empezó a liberar unas cuantas feromonas, revelando que era un omega. Las fosas nasales de Mauro se dilataron, buscando captar más aquel delicioso aroma. Había pocos alfas ahí, pues más de la mitad de los artistas y público presentes eran betas y omegas. En ese momento, supo que quería a ese omega para él sólo y nadie más se lo iba a quitar.
Tan solo unos días después de aquel evento, mandó a investigar al chico. Su familia aún no se enteraba de eso, pero su amigo más cercano, Ivo —o Khea, como le decían—, un alfa como él, se convirtió en el confidente del primer amor de Duki. Tampoco estaba seguro de que mandarlo a investigar era la forma en que se conquistaba a un omega.
—Paulo Londra —suspiró Duki—, suena lindo. Pero sonaría más lindo Paulo Lombardo.
—Eso nunca pasará si no le hablás.
—Es que me da pena —admitió. —¿Y si ya tiene novio? O novia.
—No creo, no olía a un alfa.
Finalmente, decidió enviarle un ramo de rosas, pues las rosas eran el obvio signo de 'quiero que seas mío'. Siguió mandándole regalos hasta que, un día, decidió ir a pedirle una cita personalmente. Tocó la puerta, llevando una mano a su cuello, tratando de no ponerse nervioso. Tan solo un rato después, la puerta fue abierta por el rubio, quien se sonrojó al verlo.
—Sos Mauro, ¿verdad?
—Sí... vos Paulo. ¿Querés tener una cita conmigo? —dijo, de forma tan rápida, que el otro chico no entendió bien.
De ese modo, comenzó su relación. Aquella primera cita se convirtió en otra, y en otra, y en otra, hasta que se tornó en un noviazgo y pronto, se encontró dando el sí en el altar al alfa de tatuajes. Así pasó a ocupar el cargo de 'matriarca', como lo hizo el padre omega de Mauro, pues Sandra, su suegra, era una mujer alfa.
Duki era un ser frío, calculador, manipulador, un asesino que no dudaba de nada. Mauro era un osito de peluche, un amor y el esposo más cariñoso que había existido. Se habían ido de vacaciones a Italia en su luna de miel, con la intención de disfrutar un ambiente diferente, y ahí Paulo se enamoró más que nunca.
—Oye, amor, ¿alguna vez has pensado en ser papá? —le preguntó a Mauro, el último día de su estancia en Italia, sin saber lo que se avecinaba.
—Claro que he pensado en ser padre. Quiero ser padre. Vos... ¿querés tener hijos? —Mauro no iba a obligar a Paulo a tener hijos. Era un ser desalmado en ocasiones, pero la violencia sexual era un límite demasiado grande que él jamás pasaría; con él o con cualquier otra persona.
—La verdad, sí.
Aquellas palabras lo llenaron de alegría y sonrió, para luego hablar: —¿Entonces cuándo te parece que podemos empezar a... ya sabes... hacer un bebé?
Paulo se sonrojó y luego habló: —Tal vez en mi próximo celo.
Al llegar a su ciudad natal, Mauro se puso a trabajar en la tarea de concebir un bebé con su esposo, quién estaba bastante feliz, ya bastante ilusionado.
Por otra parte, la policía estaba llegando cada vez más a la mafia, sin que Mauro y su pareja se enteraran de eso. Pronto, Paulo logró concebir y la pareja estaba más que feliz. La madre de Mauro también estaba feliz con la noticia de que iba a tener un nieto, antes de mudarse a Europa, dejándole el camino libre a su hijo.
Uno de los amigos más cercanos de Mauro, un chico menor, llamado Luciano —o Lucho, como todos le decían— empezó a cuidar al embarazado, como un favor hacia su amigo. Además, Lucho también era un omega y se sentía atraído por las feromonas maternales que el rubio dejaba salir, de modo que el rubio lo aceptó como un cachorro más.
Era una noche tranquila. La pareja estaba acostada en la cama, besándose, sin llegar a un acto sexual, pues Paulo no le permitió tener sexo durante el primer trimestre. Mauro acariciaba la pequeña pancita que se le estaba formando a su esposo, sin dejar de sonreír. Paulo, sin embargo, no despegaba su mirada del revólver que estaba a pocos centímetros de la mano del morocho.
En ese momento, las ya conocidas luces rojas y azules se encendieron, a la par que empezaban a sonar las sirenas. Mauro se separó bruscamente de su pareja y tomó el revólver.
—Mierda, la policía. Ve a esconderte, amor, me encargaré de esto.
—Mauro...
Su esposo lo besó por última vez, de forma apasionada. —No quiero perderlos, okay. Busca a Lucho, debe estar cerca...
Mauro salió de la habitación, corriendo con la pistola en la mano. Normalmente, el jefe era el primero en esconderse, pero en esa ocasión, era él o Paulo, y él no estaba dispuesto a perder a su pareja y a su bebé. Paulo encontró rápidamente a Lucho, quien tenía una marca en la cara de que había sido besado y se sonrojó, avergonzado de que Paulo lo viera así.
—Duki me dijo que...
—...Hay que huir.
Los omegas entrelazaron sus manos y huyeron por el lugar en donde menos ruido de disparos y pelea había. Paulo empezó a morderse los labios de forma inconsciente. Su olor era algo ácido, obviamente decía lo asustado que se encontraba. Quería a Mauro, a su alfa, a su esposo.
—Mau... Mau... —sintió cómo llamaba a su alfa, pero esta vez no obtuvo respuesta, sintiendo que sus ojos se llenaban de lágrimas.
—Duki saldrá de esta, yo lo sé —aseguró Lucho, cuando se encontraron bastante lejos, con Paulo sintiéndose especialmente cansado. —Él jamás dejaría a su cachorro sin un padre, Paulo. Él saldrá... no sé cómo pero saldrá... Él estará bien.
ESTÁS LEYENDO
𝒇𝒍𝒐𝒓𝒊𝒅𝒂!!!
Fanfiction𝒇𝒍𝒐𝒓𝒊𝒅𝒂!!! ⛤ trap ships one shots de mis shipps de traperos trolos Contiene: Duki x Paulo Lit Killah x Tiago PZK Trueno x Nicki Khea x Trueno FMK x Rusherking Ysy A x Neo