Aún no es tiempo

23

La puerta se abrió por completo dejando ver una caja que decía “ mi angelito ” Emilio extendió su mano para tomar un palo de golf que estaba a un lado de el retrato familiar, se acercó con cautela para jalar la caja.

Logro jalarla hasta la puerta pero antes de lograr sacarla por completo una mano pequeña tomo el palo que estaba utilizando para obtener la caja, comenzó a forcejear con Emilio para quitarle el objeto.

Andrés- sueltalo Emilio!

Emi- no puedo!- decía intentando soltarlo pero parecía estar adherido a su mano

Ale- cómo que no puedes?!- se acercó para ayudarle pero era imposible

Emi- ayúdenme! Esta cosa me está quemando!

La mano de el niño soltó bruscamente su agarre causando que los tres calleran al suelo, la puerta se cerró.

Niko- están bien?- pregunto ayudandolos a levantarse

Ale- estamos bien - se puso de pie con ayuda de Niko mientras Diego y Joaquín ayudaban a los otros dos - qué pasó?

Emi- no sé... No podía soltarlo

Diego- pero no te lastimaste o algo?- pregunto tomando la mano de su amigo para mirarla con precaución

Emi- estoy bien tranquilo

Dijo alejando su mano rapidamente de el tacto de su amigo para volver a tomar el palo de golf y volver a abrir la puerta dejando ver la misma caja.

Joaquín se acercó y la tomo en manos para después salir, antes de abrir la caja escucharon el grito de Azul afuera; rápidamente se encaminaron a las escaleras para ir a ayudarla.

Abrieron la puerta encontrando a la rubia inconciente en el piso y un ligero charco de sangre que salía de la parte trasera de su cabeza.

Niko- Azul! Despierta - dijo tomándola con cuidado en brazos para llevarla a la habitación

Todos caminaron detrás de él con preocupación de su amiga; una vez dentro revisaron su cabeza para ver qué tan grave era el golpe, al ver qué solo era un pequeño corte de calmaron un poco y detuvieron la sangre.

Diego- Ale, tú y Niko quédense aquí con Azul, los demás iremos a ver qué podemos investigar a cerca de lo que le pasó

Todos asintieron y los cuatro fueron a ver. Cuando llegaron miraron el charco de sangre, abrieron la puerta para ver si había algo ahí pero todo parecia estar normal.

Emi- esto es aún más raro

Andrés- lo sé

Diego- oigan chicos, encontré algo...- dijo apuntando el piso donde se podían ver unas huellas - qué tan seguro es seguirlas?- preguntó mirando a sus amigos

Andrés- muy poco seguro pero debemos saber a dónde nos lleva - respondió encendiendo una linterna

Emilio tomo el mismo palo de golf y caminaron siguiendo las huellas, estás conducian de una pared a otra, como si estuviera jugando, iban tan concentrados en mirar las huellas que no se dieron cuenta que estaba una puerta al frente de ellos, ocasionando que Andrés chocara con ella.

Diego- estás bien?- cuestiono aguantando las ganas de reir

Andrés- si, estoy bien. Las huellas se terminan aquí al parecer - apunto con la linterna al frente dandose cuenta que era una puerta transparente, la que llevaba al jardín trasero

Emi- se puede abrir la puerta?- intento pero no lo logro

Un ruido proveniente de afuera los hizo mirar con un poco de miedo, el pasto verde se comenzó a mover, como si estuvieran corriendo en el, los movimientos eran divertidos y felices, definitivamente estaba jugando.

Los movimientos se detuvieron, todo quedó en silenció, apunto de irse a la habitación el crujido de la puerta los hizo voltear nuevamente, una brisa los hizo encogerse por el frío, la brisa recorrió todo el pasto de el jardín hasta dejar ver el cuerpo de un pequeño niño.

Andrés- la puerta - soltó en un pesado susurro intentando cerrarla

Forcejeo pero al parecer no se podía, los otros al verlo fracasar lo ayudaron pero parecía estar atorada. El miedo les calo los huesos, causándoles un temblor en las piernas, querían correr pero todos sus miembros se desconectaron de sus cerebro, simplemente no se podían mover, el niño ladeo la cabeza para después correr a ellos mientras soltaba fuertes carcajadas.

Seguían forcejeando con el corazón latiendo a una velocidad más de lo normal; la puerta se logro cerrar antes de que el niño entrara, causando que este golpeara la puerta con rabia pero sin borrar su sonrisa, los jóvenes lo miraban con miedo desde el piso. 

Se levantaron y corrieron a la habitación nuevamente e intentar olvidar lo que había pasado.