𝐓𝐢𝐞𝐦𝐩𝐨 𝐬𝐢𝐧 𝐯𝐞𝐫𝐭𝐞.

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Después de algunas encrucijadas, finalmente he podido regresar, para continuar nutriéndote con frases discontinuas y metáforas que exageran el modo en que nos trata la vida. Esta vez la depresión tardó un poco más en su visita, pero como siempre se escapó sin avisar de la misma forma en que vino.

Siempre tengo tanto por decir que se hace difícil ordenar mis ideas para transmitir a tu mente lo que desde mi corazón grito. Estas voces sordas y mudas de algún modo terminan encontrando su entonación mientras las escribo. Hemos compartido mucho durante estos capítulos y nos reencontramos en estas sesiones para tomar un leve suspiro y seguir sobreviviendo. En un principio quería que estos capítulos especiales fueran un abrazo de consuelo que te esperara tras los episodios amargos, pero terminaron siendo un ensordecedor susurro de seguridad para mí. Me permiten contarte que no eres el único cansado de correr y que no está mal detenernos por un momento. No está mal priorizarnos, querernos, cuidarnos y tomar vacaciones de los tantos sinsentidos por los que atravesamos.

¿Recuerdas ese momento en que lloraste hasta no escuchar tu propia voz? Donde solo observabas un paisaje empañado por las lágrimas que no paraban de brotar. Ese día en que verdaderamente necesitabas un dios que te ayudara, pero que dudabas que existiera. Fue terrible, lo sé, no importa ahora el motivo que te hizo llegar a ese día; te permitiste llorar, te permitiste gritar, te permitiste el dolor y no existe acto de amor más propio que brindarle a tu corazón la oportunidad de desahogarse sin limitaciones ¿Recuerdas el día en que fuiste muy feliz? Ese que parecía irreal, tan hermoso que olvidaste por un segundo los sinsabores que atravesaste para llegar a ese instante. Hemos sido felices tantas veces, tanto como las veces que hemos sufrido. Creímos que no existiría mejor día que ese, pero la vida nos sorprende; pensamos que no existirá día más gris que aquel, pero la vida nos golpea. Pedirte que disfrutes de un crucero en aguas turbulentas sería bastante hipócrita. El miedo a navegar entre esos mares que llamamos vida y muerte nos inunda, aunque no deja de ser excitante los pequeños instantes en que la marea se calma.

Así de imperfecto es el destino, así de imperfecto es el mundo, así de imperfectos somos nosotros. De ese modo glorioso luce el océano y así de gloriosos nos vemos. Así somos, así es nuestra alma, como un salado y majestuoso mar abierto. La tristeza es la ola que revuelca y ahoga, la felicidad es la espuma espesa y que se disipa tras ese oleaje; el amor es tierra firme, que aparece de la nada y es difícil de encontrar. El odio, temor y la angustia son la tormenta que empapa, la sal que deshidrata y el tiburón que nos asecha hambriento. La nostalgia y los recuerdos son el sol reluciente que nos abraza y a la vez nos tortura. Así de vasta y peligrosa es la vida, pero, ¿has visto alguna vez paisaje más hermoso? Cuando observamos el mar pensamos en paz y descanso, solo cuando el mal tiempo hace acto de presencia es que le tememos y respetamos.

Respeto a quien vive porque solo él sabe lo duro que ha sido nadar en este océano, respeto a quien muere, pues, tirar la toalla también es de valientes; respeto a quien tiene miedo de sumergirse tanto como al que flota plácidamente, porque solo ellos conocen sus inseguridades y son capaces de controlarlas.

Aunque a su vez entiendo que todas y cada una de las inseguridades son mentales, incrustadas por estereotipos que otros tienen en su mente errante. Lo que te exige la sociedad no es más que idealizaciones irreales basadas en sus propias necesidades. Por eso, siempre que te sientas incapaz e inferior, solo pregúntate qué quieres tú. Incluso si parece irreal lo que idealizas, no es de locos soñar, es de humanos y es de perseverantes hacer realidad ese sueño. Aunque no lo creas, lo reitero, tus inseguridades son mentales; sonríe, una vez que lo hagas, nadie podrá ver más allá de tu sonrisa, nadie podría adivinar que te atemoriza o agrada. Se sentirán molestos por ver a alguien que sonríe dentro de este gélido mundo en el que pocos son capaces de ser felices, sonríe porque esas inseguridades continuarán siendo mentales y dependen de usted destruirlas.

Una vez que te concentres en ti mismo, podrás emprender tu viaje en los mares de otros, buscando tierra firme, incluso si fallas en ese intento de búsqueda de seguro habrás sido tierra firme para los demás. Cuando el fondo parezca cada vez más cerca de tus narices, lo estará más de tus pies, úsalos para impulsarte mientras tomas otra bocanada de aire y continúas explorando este infinito océano que es la vida.

                                                    La vida es una constante búsqueda de significado y propósito.

                              Kim Nam-joon, rapero, cantante y compositor, líder y miembro del grupo BTS 

𝕄𝕖𝕟𝕥𝕚𝕤 ℙ𝕠𝕥𝕖𝕤𝕥𝕒𝕤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora