12. Sin sangre no hay pelea.

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Llegamos a local y bajamos todos del coche. Ya estando dentro cada uno vamos un poco a lo nuestro Ana y Luz hablando en la barra mientras que Gonzalo, Emma y Emilia están en todo el medio del local bailando al ritmo de la música y cantando todas las canciones que ponen.

Bueno, y Seo-jun y yo estamos en unos sofás de lugar riendo mientras hablamos normal. El con su cubata y yo con mi Coca cola. Puedes parecer aburrido estar en una discoteca y lo único que haces es hablar con una persona, pero estamos hablando de Seo-jun, las risas no faltan. De hecho me lo estoy pasando tan bien que nada ni nadie de mí alrededor me preocupa, para mí solo estamos él y yo.

La noche transcurre perfectamente, Seo-jun y yo hablando de nuestros gustos de motos, de los libros que me gustan leer. Es alucinante estar en una fiesta y que alguien te pregunte por tus libros favoritos o por tus gustos. Esto no se ve todos los días, pero bueno, somos raros.

Llegamos a un momento de conversación sobre la carrera a la que me ha apuntado para informarme un poco y según él era para dejarme más tranquila y darme cuenta de que ganaría enseguida.

—De verdad abril que por la carrera no tienes que preocuparte de nada.

—Haber, confío en ti. Si crees que le puedo ganar será por algo.

—No solo le puedes ganar si no reventar. Cuatro veces que se le calo la moto al chico. —Suelta una risa cuando recuerda ese momento. —Ese tal Marcos está perdido.

Y justo en ese momento todo lo bueno se va.

—¿Marcos? —Pregunto esperando que se haya equivocado.

—Sí, ¿Por?

Podría suponer que ahora mismo estoy blanca y lo confirmo al ver cómo Seo-jun de repente me mira preocupado mientras yo sudo.

—¿Estas bien? Estás blanca.

—Sí, sí, solo tengo que ir al baño un momento.

Lo dejo solo para ir al baño y meterme en uno desocupado. Me encierro ahí y empiezo a tranquilizarme. Que se llame marcos no significa que sea él y que haya llegado nuevo igual, él Marcos al que tanto temo está en Castilla la mancha. No puede ser él contra quién compita por qué tampoco sabe montar en moto. Solo me estoy montando unas películas al recordarle por solo recordar su nombre.

—Tranquila Abril —Me calmo a mí misma —No es ese marcos. Solo coge aire —Hago lo que me digo. — y... Suéltalo...

Lo hago hasta que logró calmarme y darme cuenta de lo paranoia que me he puesto cuando salgo me miro al espejo y me regaño mentalmente por este acto tan estúpido de mi parte. Recuerdo que he dejado solo a Seo-jun por lo que salgo del baño dejándome mi propio sermón para otro momento y voy a donde él. Me calmo al ver que al final no se ha quedado solo ya que ahora está con todas las chicas y Gonzalo. Gonzalo me nota y me saluda a lo lejos mientras yo me acerco a ellos.

—¿Qué te ha pasado? —pregunta Gonzalo.

—Eso, según Seo-jun parecía que hubieras visto un fantasma.

—Tranquilos, la Coca cola me ha sentado mal.

Se echan a un lado para que yo me siente en el sofá y Seo-jun me mira para confirmar si ya estoy mejor o sigo pálida. Parece confirmar que ya estoy bien y dejamos que la noche siga normal hasta que un chico joven llega a donde nos encontramos hablando y me da un cubata y yo lo miro sin entender.

—De parte de mi amigo. —dice señalando a la mesa de sus amigos donde uno de ellos me mira.

Pero no es que sea un chico cualquiera es el tío de la última vez. Al que deje plantado.

—No me jodas... —me digo en un susurro para que el chico no lo escuche. —Lo siento pero no lo quiero. —Respondo con una sonrisa forzada mientras le devuelvo el cubata.

—No me lo digas a mí. Díselo a él.

Suelto un suspiro cansado mientras me alejo escucho la risa de Emilia que ya sabe lo que viene. Yo haciendo el ridículo. Antes de alejarme lo suficiente escucho a Emilia contarles a Gonzalo y a Seo-jun quien es él chico. Cosa que yo veo innecesario porque ni si quiera sé cómo coño se llamaba.

El chico ve como me acerco hacia él y su grupo de amigos así que se levanta y viene hacia mí. Cuando lo tengo enfrente estoy punto de hablar pero él me interrumpe.

—La última vez que nos vimos nos quedamos a medias. No deberíamos...

—No —contesto sin dejar que termine —He venido a devolverte él cubata.

—Venga ya, la última vez te fuiste así como así y me dejas te plantado.

—Tienes razón, por eso te pido perdón. Pero no quiero nada contigo.

—¿Me vas a dejar plantado otra vez?

—La última vez fue mi culpa, pero esta vez eres tu él que me ha invitado y no te he seguido él rollo. Simplemente te he rechazado.

—Venga es solo un lio.

El chico sigue insistiendo mientras yo me canso de rechazarle y intentar devolverle el cubata. Justo cuando me estoy quedando sin paciencia y me voy a ir con el cubata siento unas manos en mis hombros y de repente escucho la voz de Seo-jun detrás mía.

—Tío, déjala en paz. No te humilles de esa forma.

—¿Perdona? ¿Humillarme?

—Estas como un perro detrás de ella, ya te ha dicho que no.

—Oye de que vas— El chico el cual me parecía majo en su momento aparte de ser pesado es un imbécil ya que después de lo que le dice Seo-jun le pega un empujón.

Ojo de loca no sé equivoca, Seo-jun le quiere romper unos cuantos huesos. Obviamente lo noto y me interpongo entre ellos dos aparte de que las chicas y Gonzalo lo veían todo y al notar el empujón se levantan de sus asientos y vienen hacia nosotros. Pero no solo ellos, los amigos del chico también lo ven y se acercan.

—Oye, ¿Qué coño asa aquí? —Interviene Gonzalo.

—Eso quiero saber yo —Interviene uno de los chicos.

Ay... Otro imbécil que jode.

Noto como el chico me empuja para estar enfrente de Seo-jun y este al ver el acto del chico lo va a golpear pero entre Gonzalo y yo lo detenemos.

—¿Que tenéis miedo o qué?

Muy bien, se acabó la paciencia.

Me vuelvo a poner delante de Seo-jun para quedar frente al chico y doy unos pasos hacia delante para quedar pegado a él y mirarle fijamente.

—Escúchame pedazo de gilipollas. Antes me parecía que valías la pena, ahora la das.

El chico me mira súper ofendido y Seo-jun lo mira con una sonrisa victoriosa y orgullosa.

—Ahora si me disculpa pedazo de mierda nos vamos.

Y cuando me doy la vuelta el chico súper ofendido me pega un tirón con toda la rabia del mundo. No me provoca ningún daño pero si me da una pequeña impresión por lo que suelto un pequeño quejido. Literalmente el detonante de la bomba ya que rápidamente Seo-jun me agarra cuidadosamente de la cadena y me pone detrás mía para acto seguido golpearle la cara al chico. Las chicas se sorprende efecto Ana ella está increíblemente feliz.

Y aquí es como empieza una pelea no muy brutal contra los amigos del chico mientras Seo-jun y el otro se pegan de ostias.

Amor verdadero, nunca cumplidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora