10. DIX

20 1 1
                                    

Samid.

No pude parar de mirarla en toda la noche. A pesar de que mi cuerpo estaba completamente cansado, mi mente no dejaba de divagar y pensar en su exquisita sangre. Ver su herida abierta y sangrando otra vez, hizo que saliera de la habitación cuanto antes. No quería olerla, solo me causaba un ardor en la garganta.

Y un hambre que debía controlar para no matarla.

—¿Todo bien? —inquirió Diana, quien tampoco parecía poder dormir.

Mi amiga miraba con atención la luna, que se cernía sobre el techo del lugar y reposaba sus alas sobre el suelo. Kili nos había dejado subir, para observar la nieve caer sobre los techos de esa pequeña aldea de Dinamarca. Sabía que estar en su país natal era emocionante para ella, ni siquiera dudó en cuanto Azafeth lo propuso al salir del bosque en México.

Ellos eran tan dulces.

—No podía seguir ahí dentro —confesé.

Saqué el relicario de mi camiseta y observé una vieja foto que Pepper y yo nos habíamos tomado siglos atrás. El tremendo parecido con Anha hizo que le mostrará a Diana la foto, que no tenía color, pero nuestros rostros se veían claramente. Mi amiga hizo una expresión de asombro, para tapar su boca y mirarme con sus cálidos ojos verdes.

Te entiendo, Diana.

—Pepper —dijo su nombre, como si fuera algo maldito.

Recordé la primera vez que Diana y to nos conocimos. Ella me preguntó si me había enamorado una vez, y yo le conté como conocí a la mujer de mis sueños. Y estar ahí cuando fue asesinada, fue lo peor que pude presenciar en toda mi existencia.

Odiaba que mis sentimientos me estuvieran jugando una mala pasada.

—¿Ella es... —Interrumpí a Diana antes de que siguiera.

—No lo sé —dije algo triste—. Aunque su físico sea igual, no estoy seguro de que tenga sus memorias. Puede que simplemente sea una chica que nació idéntica a Pepper.

Diana arrugó la frente, pensativa, y giró el anillo que adornaba su dedo. Sabía que a pesar de que ella y Azafeth tenían tiempo ya casados, no se veían lo suficiente como para aprovechar la luna de miel que nunca tuvieron gracias a una cafetería incendiada en Tailandia y un hada muy agresiva.

No quería imaginar cómo hubiese sido si la luna de miel no fuera cancelada.

—¿Y le has preguntado algo? ¿Ella sabe que Pepper...

—Claro que no. Me he resistido de hacerle preguntas, no quisiera que piense que estoy loco.

—Por favor —dijo mi amiga riendo—. Fue atacada por zombies, vio dos ángeles y se enteró que existe un mundo del cual no sabía. Estoy segura de que entenderá tu curiosidad.

Inhale aire y miré por ultima vez la foto, observando las hermosas facciones de Pepper. Ella fue alguien que realmente ni siquiera tenía necesidad de usar maquillaje, como usualmente lo hacía mi hermana, sino que cuando aun era humana sacaba provecho de sus sonrojadas mejillas y su largo cabello oscuro.

No me creía que ella se había fijado en un tonto como yo.

Queisell me contó por qué ella llegó al instituto. A temprana edad empezó a tener sueños, en los que veía a un chico, una batalla extraña y como moría. Eso la hizo llegar a la conclusión de que Anha podía ser un alma reencarnada, y...

Divino (Celestial 3#)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora