11. ONZE

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Hace unos días atrás

La legionaria entrecerro sus ojos y observó con desagrado como el ángel se paseaba entre los cadáveres, de la masacre que había ocurrido en el Hospital de San Göran, en Suecia.
No le gustaba ver tantos humanos masacrados en un solo sitio, aquello le traía a memoria guerras pasadas y traía consigo recuerdos ingratos.

—¿Nadie? —preguntó la rubia.

El moreno negó, —Todos están muertos.

Ella suspiró, nada contenta, y él rodó los ojos ante la impaciencia de la chica. Sabía que estaba bajo su mando, pero últimamente se había puesto tan mandona que él prefería fingir demencia y solamente hacer su trabajo. Y eso era, que las almas de esas inocentes personas pudieran salir de sus cuerpos sin causar más problemas.

—Bueno, es el momento —espetó ella, con la mano sobre su puñal.

Tenía la espada preparada por si acaso, nunca se sabía que cosa extraña podía atacarlos mientras y ella no estaba de humor como para dejar que los hirieran.

—Usualmente, soy el que menos se agrada de ir a misiones como ésta —murmuró el chico.

—Azrael, rápido —demandó ella.

Él rodó los ojos, —Sabes que toma tiempo cuando son muchos.

La chica se empeñó en vigilar mientras Azrael hacia lo suyo, por lo que caminó por el pasillo y sorteó los cadáveres del suelo. Para cuando llegó al final del pasillo, el chico se congeló de repente y alzó su vista del niño, de no mas de once años, al que le cerró los párpados.

—Abby —llamó él—. Debes ver esto.

La rubia volvió hasta donde estaba él y vio cómo el dedo de Azrael señalaba algo en la mano de un hombre que, estaba casi segura, había provocado la muerte de esas personas inocentes. En el dorso de su mano derecha, había una marca muy peculiar. Tenía forma de un círculo y éste tenía otro más pequeño dentro, hasta que solo dejaba ver un punto en el centro.

—Eso... —empezó a decir Azrael.

Antes de que pudiera acabar la oración, el hombre volvió a levantarse y ondear el objeto filoso que utilizó para asesinar. Abby fue más hábil y logró propinar un golpe que lo desarmó, más no impidió que se siguiera acercando para ahora lanzar golpes que Azrael contraataco para que no le dieran a la legionaria en el rostro. En eso, otro apareció y Abby esta vez sacó su larga espada y se la clavó en el abdomen.

—¿Qué está pasando? —Abby siguió cortando extremidades.

Reaparecieron muchos pacientes del lugar, algunos incluso tenían aún camisas de fuerza que no les fue obstáculo para llegar hasta ambos ángeles. Ambos concluyeron que iba a ser inútil derribarlos, porque volverían a levantarse una y otra vez. Debían salir de ahí.

Azrael se movilizó a una velocidad impresionante, derribando a todos con sus enormes alas grises y Abby dio una última estocada cuando cerraron la puerta del tenebroso hospital.

—Vámonos, no hay más nada que hacer aquí —espetó ella.

Azrael visualizó como las almas salían por el techo del edificio y suspiró abriendo sus alas, para alzar vuelo junto a la chica.

El viaje fue muy movido, los aires del primer cielo estaban descontrolados y eso solo le dio a Abby otro motivo mas para saber que todo aquello era muy extraño. ¿Quién querría matar pacientes de hospitales psiquiátricos? ¿De dónde venía esa marca? ¿Era seguro que podía haber demonios tras todo esto?

Divino (Celestial 3#)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora