Ahna.
Mis ojos húmedos no dejaban de mirar fijamente como ahora, quién había despertado en mí sentimientos inexplicables, perdía poco a poco la conciencia. Aquel chico que había visto por años, en todos mis sueños, ahora lentamente era carbonizado por el sol matutino.
Lentamente, también yo sentía que todo se estaba acabando.
—¡Cuidado con su rostro! —exclamó Drew, alzando vuelo.
Él abrió sus majestuosas alas, tapando con su sombra a Cam; el rubio sostenía con fuerza a Samid y lo cargaba como si se tratase de una vasija quebrada.
No. No ahora.
—¿Puedes moverte un poco? —preguntó Diana a Azafeth.
—Sí, al menos hasta llegar a un lugar seguro —murmuró él—. Kili, vamos.
—¿Por qué huele a tocino quemado? —La hada tomó el borde de la camisa del moreno.
Les había costado separarme de Samid. Mis brazos y piernas estuvieron rodeandolo por unos cuantos minutos, hasta que vimos como sus ojos se cerraron y Cam lo sostuvo, cubriendo lo más que podía con el abrigo, antes de que su cuerpo cayera sobre el mío.
Lágrimas bajaban por mis mejillas y agarre tan fuerte el brazo de Cam, qué imaginé mis dedos raspando la piel ajena. Me dije que pediría perdón después, ahora lo más importante era Samid.
Él tenía los ojos cerrados, sus largas pestañas le rozaban la piel sobre el pómulo. Aprecie su rostro a medida nos movimos a través del bosque y nos topabamos con una montaña que proporcionaba la sombra necesaria como para aprovecharla. Cam de detuvo unos segundos, sin embargo decidió seguir moviéndose si realmente queríamos salvar a Samid de los rayos del sol.
Por mi mente pasaban varias cosas, observé que Azafeth y Cam no parecían afectados por la luz y no supe como entender el porqué a Samid si le afectaba. Incluso, parecía letal para sí. Me dije a mi misma que indagaria en aquello más tarde, cuando por fin Samid estuviese a salvo y consciente.
—Ahí —señaló Drew, lo que parecía ser un local comercial—. Parece que no hay nadie dentro y podemos refugiarnos.
Cam avanzó con la sombra proporcionada por Drew, mientras que Diana seguía sosteniendo a un Azafeth herido y Kili iba junto a ellos. Al llegar a unos cuantos metros del local, notamos que en realidad era una granja y el lugar era tan tranquilo, que ni siquiera las cabras se alteraron al vernos.
Fui la primera en buscar la mejor posición para no herir más a Samid; tomé una manta que vi en la cerca y la doble hasta hacer una almohada. Cam lo recostó contra la pared, y Drew siguió tapándolo con sus alas. En cambio, Azafeth se agarraba del costado y se quejaba, mientras veíamos la sangre manchar su camisa. Diana miró preocupada al moreno y presionó la herida, demostrando que haría todo lo posible para que no se desangrara ahí.
—¿Alguien tiene un plan? —Cam quitó el sudor de su frente—. No podemos quedarnos por siempre aquí, en algún momento el dueño volverá.
—Diana y yo pondremos un velo —espetó Drew—. Nos mantendrá fuera de la vista de los humanos por un rato.
Kili, quien no había dicho casi mucho desde que salimos del bosque, y quien estaba sentada junto a Samid, alzó su dedo y todos nos dispusimos en prestarle atención.
—¿Qué aspecto tenía la banshee que nos atacó anoche?
Recordé el horrible sonido que hizo la mujer, y también su peculiar aspecto. A pesar de que tenía los ojos blancos, no se parecían en nada a los de Kili. Ésta tenía el iris y pupila pálido, mientras que la otra tenía todo el globo ocular blanco y no tenía iris, ni pupila. Me preguntaba si al igual que Kili no veía.
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Divino (Celestial 3#)
Fantasy༺ Libro tres de la saga Celestial ༻ «Azafeth, y sus amigos; Cam y Samid, tenían una nueva misión: hallar quien estaba provocando muertes extrañas, y en un lugar remoto del cual casi nadie sabía tal vez estaría la respuesta. Los tres son enviados al...