17. El entierro del conde de Orgaz

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Todo el fin de semana le mandó mensajes a Wanda, moría porque sea lunes y verla, necesitaba volver a estar cerca suyo, quería llegar a su casa con un millón de flores, un letrero gigante, música y mil cosas más para poder pedirle que sea su novia, sabía que no podía porque tenía que tomarlo lo más cauteloso posible.

Así que veía el reloj en su primera clase, pensando en el último mensaje que le envió el día anterior.

Nat R. | 10:54 p.m.

Me muero por verte y llenarte de besos, estoy impaciente por abrazarte y acariciarte, sobretodo dejar besos en tu cuello

Chica tierna | 10:56 p.m.

Es muy tarde, por favor, descansa... hasta mañana

Natasha supo que se había sonrojado al leer su mensaje, así que ni bien terminó su primera clase fue lo más rápido al salón de arte, esperó de manera disimulada que todos salgan de su salón, entró cerrando tras suyo, Wanda la vio poniéndose roja al instante, Natasha puso el seguro y se acercó a su maestra.

— Buenos días — Sonrió Natasha inclinándose sobre el escritorio

— Buenos días — Sentía tanta tensión con ella y a la vez quería guardar la compostura, pensaba que decirle cuando de repente sintió los labios de su alumna encima de los suyos, la sostenía del cuello de manera posesiva mientras no dejaba de dominarla con la boca — ¿Por qué me besas? — Preguntó escandalizada viendo a todos lados como si las hubieran descubierto

— ¿Por qué no lo evitas? — Susurró volviendo a besarla

— Natasha... — Se alejó sin quererlo realmente poniéndose de pie, creyendo que así guardaría su distancia con ella

— ¿Sabes? Creo que tu escritorio estaría mejor aquí... — Habló después de tomar su mano y caminar hacia un rincón

— Pero aquí está oscuro, no llega el sol

— Es mejor para poder besarnos — Sonrió tomándola de la cintura y besando sus labios de nuevo

Wanda se sentía perdida, su corazón latía con fuerza, no podía contenerse, pero debía ser la adulta, sabía que ambas lo eran, pero tenía que serlo más ella.

— Natasha...

— Quiero llevarte a un lugar ¿Me permites? — La tomó del mentón viéndola a los ojos

— No podemos salir de la escuela

— ¿Quién dice que saldremos? — Alzó las cejas

— No creo que sea bueno que nos vean juntas en los pasillos — Emitió con nervios, aunque sólo se dejaba envolver más por la idea de Natasha

— Vamos, por favor — Susurró en su oído — Sólo sígueme te prometo que nadie nos va a ver

Wanda tomó aire asintiendo, creía que de todas formas debían conversar en un lugar privado, Natasha le dirigió esa sonrisa que la ponía a su completa disposición y salieron del salón.

Era cierto que no había nadie en el pasillo, uno que otro profesor o alumno que estaban entretenidos en sus propias cosas, estaba segura de que si iban de la mano ni lo notarían, pero no iba a arriesgarse, subieron las escaleras y antes de llegar al último piso Natasha se detuvo.

— Esta ventana está un poco más abajo de lo normal porque iban a poner otro salón aquí, pero es ilógico tener un salón al lado del pasillo — Explicó Natasha impulsándose a una viga que estaba a la altura de su cabeza, detrás del ancho habían ventanas, abrió y deslizó la primera, después saltó de ahí bajando al pasillo — La ayudaré a subir, no creo que con tacones le sea fácil

SHY LOVE | WandanatDonde viven las historias. Descúbrelo ahora