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Konohagakure había pasado 7 meses, la paz reinaba en mundo shinobi. En una sala de gravedad en el complejo Uchiha Hyuga, Sasuke entrenaba con sus hijos y esposa Hinata. después de la última amenaza, empezó a entrenar a escondidas del propio Sasuke. empezó a ayudarla con su entrenamiento, moviéndola aún más fuerte. Su esposa Hinata no quería ser más la débil, por más que Sasuke le dijera que no era así, ella siempre tenía esos pensamientos. Hinata cambió por completo su mentalidad, habla de una mujer fuerte, orgullosa, incluso algunas veces peleaba y entrenaba con Temari. La princesa Byakugan se había vuelto una mujer bastante poderosa, aunque estaba en un nivel inferior comparado a Temari. Sasuke estaba frustrado ya que no pudo despertar la fase 4, al menos despertó el modo Indra Fase 2 Kaito y Sarada sorprendentemente habían logrado combinar el Sharingan con el Byakuga. La fusión de ambos dojutsu los hizos aún más poderosos en la complejo Uzumaki no Sabaku, Naruto junto a su familia entrenaban en la sala de gravedad, esta al doble de que podían aguantar sus cuerpos. Naruto notaría que su esposa había estado actuando rara, los daños del kaioken ni siquiera la afetaban más. Sus hijos por otro lado habían adquirido sus colas saiyajins. Para no cometer el mismo error, empezó a entrenarlos en la transformación de Ozaru, aunque era difícil de ellos mantener el control en el estado Super. Ozaru después del entrenamiento miró preocupado a su esposa que tomaba un botella de agua fría. Se acercó a ella abrazándola, mirando a los ojos.

"Naruto, qué pasa" preguntó mirando los ojos negros de su esposo. "no, qué te pasa a ti, Temari? Estoy preocupado. Has estado actuando algo rara. Puedes decirme lo que sientes? si puedo ayudar". Temari suspiró, sabía que su esposo notaría algo raro, pero ella tampoco sabía qué decir. Dijo lo que su corazón le decía "no sé cariño, siento como si algo dentro de mí quisiera salir, no sé lo que es."

Ella le dio besos apasionado en los labios, sus lenguas peleando por el dominio antes de separarse con un sonrojo en sus mejillas "continuemos el entrenamiento y más tarde te tengo un regalito especial, solo tú y yo anoche". Eso lo hizo transformarse en la fase 4 con la rubia dándole una sonrisa, balanceando sus caderas, entrando en la sala con el saiyajin mirando cada movimiento "por los dioses que mujer... tan tan fuerte y sexy" pensó limpiándose la baba y entrando en la sala juntándose a su familia.

En el otro lado de la galaxia, un ser miraba el espacio. Pensaba que las consecuencias de sus acciones, el poder, lo era todo. El planeta en el que se encontraba estaba completamente desolado, destruido, los guerreros que una vez lo defendieron yacían muertos y toda forma de vida había sido erradicada. El ser sonrió, una mueca que denotaba tanto satisfacción como crueldad. Voló para afuera del planeta, Alzó su brazo hacia así arriba y con un solo y devastador ataque transformó el planeta en polvo cósmico en un instante. Era una figura imponente y aterradora. Su cuerpo estaba cubierto por una armadura oscura y reluciente hecha de un material desconocido que parecía absorber la luz. Su piel, visible en las pocas áreas expuestas, era de un tono gris ceniza, surcada por marcas luminescentes que brillaban con un fulgor púrpura tenía el cabello negro qué desafiaba la gravedad y dos cuernos curvados y afilados emergía de su cabeza emitiendo un leve resplandor. Sus ojos eran dos abismos de pura oscuridad, sin iris ni pupilas visibles, solo un vacío que parecía absorber todo lo que miraba. Un aura sombría y opresiva lo rodeaba, pulsando con energía oscura y creando una sensación de desesperanza en aquellos que se atrevían a acercarse.

Azeroth, el Destructor de Mundos, voló hacia el espacio, dejando tras de sí un rastro de destrucción y muerte. Su objetivo era claro: extender su dominio y demostrar que en el vasto universo no había poder mayor que el suyo. Él lograría su objetivo: traer el caos, la destrucción a todos, volando a una alta velocidad. En otro lugar, la galaxia, muy lejos de todos, el universo tenía un planeta sagrado. Dos seres observaba las acciones crueles de Azeroth. deberían de tenerlo antes que causara más estragos en el universo de lo que ya había hecho. El primero era Shinken. Era un Kaioshin de porte majestuoso y sereno. Su piel era de un tono azul celeste, contrastando con su cabello blanco como la nieve que caía suavemente hasta sus hombros en mechones lisos. Sus ojos eran de un azul profundo, reflejando la sabiduría y la calma inherente a su posición. Vestía una túnica tradicional de Kaioshin de colores blanco y dorado, adornada con patrones celestiales y símbolos antiguos que brillaban con una luz suave, un medallón dorado colgaba de su cuello, símbolo de su autoridad y poder. Su compañera era también una Kaioshin. Kaira. Por otro lado, era una figura imponente y decidida. Su piel era de un tono violeta pálido y su cabello de un negro profundo, estaba recogido en una trenza larga que caía por su espalda. Sus ojos eran de un color violeta intenso, llenos de determinación y fuerza. Llevaba una armadura ligera sobre su túnica de tonos plateados y púrpuras, diseñada para combinar la elegancia con la funcionalidad en el combate. En su cintura portaba una espada ceremonial, símbolo de su rol como protectora del orden universal.

Naruto the last super AF Donde viven las historias. Descúbrelo ahora