Jojo's Bizarre Adventure Collection

2: Little pink things

Autor: corsica

Pareja: Joseph x Caesar

Palabras: 4281

Advertencias: Ninguna

Original: https://archiveofourown.org/works/1030715/chapters/2175279

Resumen
Joseph trata de conquistar a cierto camarero tan lindo con alas en el pelo.

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"Joseph. Por favor, tráeme un café". Lisa levantó brevemente la vista de su portátil y miró pacientemente a Joseph. Él le sacó la lengua infantilmente.

"¿Estás demasiado ocupada intentando arruinar los negocios de otros?". El rostro de Lisa Lisa se tornó poco impresionado, metiendo la mano en el bolsillo y lanzándole la cartera.

"Estoy en medio de algo importante. Un frappucino de caramelo, por favor. Debería haber un billete de diez ahí, por si quieres comprarte algo". Miró a Joseph hasta que éste puso los ojos en blanco y se levantó, con la bufanda casi enganchada en un gancho metálico de la mesa, antes de ir a hacer la cola. Lo único que Joseph quería era tomar un café, tal vez un bollo, e irse a casa cuando terminara su única clase del día.

La cafetería estaba un poco apartada, pero Yelp no había dicho nada malo de ella, así que se había arriesgado. Era un lugar agradable; era pequeño, pero tenía una especie de aire rústico, con el suelo de baldosas marrones y dentadas, el papel pintado de color marrón claro y algunas pinturas y esculturas impresionistas que cubrían las paredes. Una chimenea rodeada de sillas bastante cómodas y afelpadas hacía que todo el lugar resultara muy acogedor.

No esperaba encontrar allí a su madre, que al parecer estaba almorzando o había salido antes del trabajo. En cualquier caso, la sorpresa inicial de verla le dio la excusa para sentarse con ella y no parecer un bicho raro sentado en una mesa solo, tratando de parecer importante en su teléfono cuando todo lo que estaba haciendo era jugar al Tetris.

Bueno, habría sido mejor sentarse con ella si no le hubiera interrogado prácticamente sobre cómo le iba, cómo estaban sus notas, cómo estaba el equipo de rugby, cómo estaban sus amigos, etc. Incluso le dio un pequeño sermón diciéndole que dejara de escuchar la música tan alta en casa. En respuesta, Joseph le sacó la lengua con madurez y responsabilidad.

Por fin llegó al principio de la cola, pero el camarero estaba ocupado colocando los pedidos en una especie de soporte metálico. Los ojos de Joseph se abrieron de par en par y una sonrisa pícara se formó en su cara cuando el camarero se dio la vuelta, con la cara roja de trabajar y las pequeñas alas de su pelo caídas.

Suspiró y esbozó una sonrisa practicada: "Hola, ¿en qué puedo ayudarle?".

La sonrisa de Joseph no vaciló en ningún momento, y se inclinó para apoyar el codo en el mostrador, con la cabeza apoyada en el puño: "Encantado de conocerle...". Joseph hizo una pausa, mirando su etiqueta con su nombre, "¿Caesar? ¿Como Julio Caesar?"

Caesar le miró, con exasperación en los ojos: "¿Puedo tomarle el pedido, por favor?".

"Muy bien, muy bien. Café negro pequeño, frappucino de caramelo grande. Eh, y uno de esos bollos también". Una sonrisa encantadora y bobalicona apareció en la cara de Joseph: "¿Y tu número?".

Caesar le miró fijamente: "No. Son 7,50". Arrancó el billete de la mano de Joseph con tanta fuerza que casi se lleva los dedos.

Joseph se estremeció y vio cómo Caesar sacaba el recibo y el cambio y lo golpeaba contra el mostrador. Se quedó mirando a Joseph sin ninguna gracia y enarcó una ceja.