Bueno, al final sus planes se dieron vuelta.
Al parecer, en las últimas semanas Tomás y Germán se habían vuelto más cercanos. Usinger estaba apartando bastante a Santiago de su vida y Rodríguez ya no lo aguantaba más.
—¿Otra vez llegaron juntos?— quejó en voz alta. —Arbillaga es un mogolico.
—Creo que pensaste en voz alta— rió Gonzalo. —¿Qué te pasa?
—Nada— dijo enojado. —Solo que no sé, que se yo— ni él mismo se entendía.
—Creo que estás celoso— burló Iván— Tomi es amigo de Rodri, no es malo para Germán.
Rodríguez le dedicó una mirada asesina a su amigo de pelo negro.
—Ni is mili piri girmin —hizo burla, aún enfadado. Tomó aire intentando calmarse.
—Admití que estás celoso y yo te ayudo con Germán— propuso Buhajeruk.
—¿Qué?
—Eso. Admití que estás celoso y yo te ayudo con Germán— repitió.
—No estoy celoso. Usinger puede hacer lo que quiera. Me da igual— desvió la mirada.
—Bueno, está bien. Entonces no te va a molestar que Tomás le proponga ser novios en algún momento, ¿no?
—Qué se yo, que hagan lo que quieran. Que sean novios, me da igual— un sentimiento nuevo recorrió su cuerpo cuando Iván dijo eso. No podía imaginarse a Germán estando en pareja con Tomás. Era imposible. Arbillaga era propenso a lastimarlo, y Santiago no quería eso.
—Bueno... entonces no te enojes. Cambiá la cara.
—Iván, te vas a comer una trompada que te vas a quedar sin cara más o menos.— se levantó bruscamente del pupitre— voy al baño.
El de ojos azules sintió que alguien lo observaba, pero no le dió importancia. Debía despejarse un poco, mojarse la cara y respirar. Esto de Tomás y Germán capaz le estaba afectando más de lo que debería.
[...]
Usinger vió como Rodríguez se paraba enojado y se iba del aula. Lo había notado más malhumorado de lo normal y eso que estaba a una distancia considerable. Hasta de lejos se le nota la cara de que algo le pasaba.
—¿Qué pasa, Ger?— preguntó Tomás cuando notó que Germán tenía la mirada perdida.
—No, nada— sonrió. Aunque aún estaba preocupado por su amigo.
No quería quedarse con la duda. Estos días no había estado hablando con Santiago, capaz que algo le pasaba y él no estaba enterado.
—Voy al baño— Arbillaga lo observó curioso, pues había notado que Santiago se fue también. No quiso decir nada.
Abrió la puerta del baño con esperanzas de que el de ojos azules esté ahí, pero no estaba. Caminó hasta el gran patio vacío, ya que aún era hora de clase. Tampoco se encontraba allí.
Recordó que le habían contado de una parte del colegio abandonada, dónde normalmente los estudiantes se juntaban a fumar o esconderse durante las clases. Se encaminó hasta ahí, con un poco de miedo de que lo descubrieran.
Al llegar, notó que la gran parte estaba oscura, tragó saliva y se adentró con la linterna de su celular prendida.
Escuchó un ruido proveniente de un aula abandonada, la única que tenía luz, la cual entraba por una ventana.Abrió la puerta, esta hizo mucho ruido, para encontrarse a su amigo sentado en un banco lleno de polvo, fumando un cigarrillo.
—¿Santi?— aludió, llamando la atención de Rodríguez.
—Hola, Germán— contestó cortante. Fue como un puñal al corazón del castaño, pues desde que se conocían, jamás lo había llamado por su nombre. Fue en ese momento que cayó en cuenta; sea lo que sea que haya sucedido, tenía que ver con él.
—Estás enojado conmigo— afirmó. Mirando directamente a los ojos azules.
—No— habló mientras tiraba al piso la colilla del cigarro y la pisaba.
—Entonces, ¿qué te pasa?— preguntó confundido y algo apenado.
—¿Ahora te das cuenta de que algo me pasa, Usinger? pensé que estabas muy ocupado siendo amigo de Arbillaga— celó. Él sabía que sus celos estaban hablando por sí solos, pero no hizo nada para detenerlos.
—¿Es por Tomás?
—No, no es por Tomás. No es por nada... chiquito— suspiró— ¿Te podés ir?— bueno, si los detuvo. No quería alejar aún más a Germán de su vida, y para eso debía controlarse. Le dió la espalda, mirando la pared rota y con algún que otro grafitti.
Sonrió al escuchar el apodo que el de ojos azules le decía siempre, capaz solo había llegado en un momento inoportuno. —Cuando quieras hablar conmigo, decime... ¿está bien? —Aún de espaldas, Rodríguez asintió. —Te quería decir también que este sábado hay joda en la casa de Rodri...
—Bueno, ahí voy a estar— se dió vuelta, observando los lindos ojos color café. —Usinger...— aludió.
—¿Qué pasa?
—Cuidado con Tomás. Por favor— no quería entrar en detalles, no quería ser así con el castaño. Pero al menos debía advertirle si no quería que algo malo pase.
Una chispa se encendió dentro de Germán. Había algo que no sabía de Tomás, aunque sea algo muy mínimo, pero le parecía raro que Santiago si lo sepa.
Lo miró fijamente, con mucha seriedad;—¿Sabés algo que yo no?Suspiró pesado;—solamente te pido que tengas cuidado, chiquito— se acercó a él y con su pulgar acarició la suave mejilla ajena.
Había algo en los ojos de Rodríguez pero Germán no podía descifrar que era. Tenía muchas emociones encontradas en ese momento.
Santiago dió un paso para atrás y el contacto visual sesó.—¿Volvemos?— Usinger asintió.
Salieron del aula abandonada y caminaron juntos de regreso a la clase. Aunque Santiago seguía molesto por la cercanía entre Germán y Tomás, decidió que no iba a dejar que eso arruinara su amistad. Había cosas más importantes en juego.
Al llegar nuevamente al aula, Germán no pudo evitar echar una mirada a Tomás, que estaba sentado en su pupitre, sonriéndole. Le devolvió la sonrisa, pero sus pensamientos seguían con las palabras del de ojos azules.
—¿Todo bien?— preguntó Arbillaga cuando Usinger se acercó, este se limitó a asentir.
Durante el resto del día, Germán no pudo concentrarse en nada. Su mente volvía una y otra vez a la advertencia de su amigo.
[...]
Esa noche, después de cenar, Germán se sentó en su habitación, revisando mentalmente sus interacciones con Tomás. No podía negar que había algo extraño en la forma en que el pelinegro había entrado en su vida tan rápidamente. ¿Había señales que había pasado por alto?
Ahora, todo era análisis, ver todos los movimientos, expresiones, algo que lo delate.
¿Era más fácil preguntarle a Tomás? sí, pero ¿y si Santiago estaba mintiendo?
Sus pensamientos comenzaron a pelear entre sí, causándole un fuerte dolor de cabeza.
Se recostó en su cama, rendido. Decidió dejar ese tema para otro día, aunque probablemente no lo deje dormir.
En momentos como esos, anhelaba ser el osito de peluche de su amigo de ojos azules.
Tomás no lo abrazaba cuando dormían juntos, capaz el pelinegro era un poco -bastante- tímido. Mientras que Rodríguez era atrevido en muchos aspectos... eso lo hacía ser un poco, un poquito, atractivo, según Germán.

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WTBA - santutu x unicornio
Fanfic❝𝗪𝗘𝗟𝗖𝗢𝗠𝗘 𝗧𝗢 𝗕𝗨𝗘𝗡𝗢𝗦 𝗔𝗜𝗥𝗘𝗦❞ Germán Usinger, un joven de 17 años, se tiene que mudar de su querida provincia; Entre Ríos, para vivir en Buenos Aires, dónde su mamá tiene una oportunidad nueva de trabajo. O Dónde Santiago Rodríguez...