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Santi se despertó malhumorado; hacía cinco minutos que el timbre estaba sonando sin parar. Intentó ignorarlo pero fue imposible, no entendía cómo Germán podía seguir durmiendo.

Resignado se levantó, se puso unos pantalones y corrió a ver quién era la insoportable persona que esperaba tras la puerta.

La abrió y quedó paralizado;—Hola ma, hola pa— sonrió nervioso. "Mierda" pensó. Sus padres siempre lo visitaban sin avisar.

—Hola hijo— saludó su madre— ¿por qué no contestabas?

—Es que estaba acostado, me hubiesen mandado un mensaje— intentó calmarse un poco.

—Queríamos sorprenderte — habló su padre— tu mamá trajo todo para cocinar el pollo al horno que tanto te gusta.

Rió aún con algo de nervios;— Que bueno, me alegro— recordó que Germán estaba en su habitación —ya vengo, voy a mi pieza un segundo— y corrió en dirección a su cuarto.
Cerró la puerta despacio y se acercó a la cama. Besó la frente de Germán y lo sacudió para despertarlo de a poco.

—Chiquito...— susurró. Usinger abrió sus ojos lentamente.

—Buen día— dijo con voz ronca.

—Buen día— sonrió— tenemos un problema...

Se estiró;— ¿Qué pasó?— lo miró preocupado.

—Vinieron mis papás.

Germán apoyó su cuerpo sobre sus hombros, sorprendido;—¿Cómo que están tus papás?— Santiago asintió— me voy a vestir, ahora salgo.

Rodríguez dejo privacidad al castaño y volvió dónde estaban sus padres. Su madre lo miró un poco confundida;—¿Hay alguien más acá?— preguntó. Aunque ya sabía la respuesta.

—Eh...— rascó su nuca— sí, si... está Germán, es un amigo mío del colegio — sonrió nervioso.

—Ah bueno, ¿nos va a acompañar a almorzar?— sugirió dulcemente su madre. El de ojos azules asintió.

—Me alegro que tengas más amigos que Iván y Gonzalo, aunque nunca te había escuchado hablar de nadie que se llame Germán— habló ahora su padre.

—¿Hay algún problema con Iván y Gonzalo?— Santiago ladeó su cabeza.

—Yo ya te lo dije, Gonzalo es un poco mala influencia— recordó su madre.

Mientras charlaban, el rechinido de la puerta captó la atención de todos. Los pasos del castaño se aproximaban a la sala; antes de mostrarse, tragó saliva, nervioso.

—Hola— saludó tímido— soy Germán Usinger— se acercó a ambos para saludarlos.

—¡Hola! un gusto, soy Sabrina, la mamá de Santi— sonrió —y él es mi marido, Sebastián.

—Un gusto, Germán— le estrechó la mano, analizandolo por completo. Usinger volvió a tragar saliva, los nervios lo comían por dentro. —¿Qué te pasó en el cuello?— Sebastián señaló un -muy marcado- chupón que Germán tenia en el cuello.

Tosió falsamente, sus mejillas se tornaron de un color carmesí. Santiago quería reír, y Sabrina comenzaba a entender la situación.—Me picó un mosquito y me rasqué mucho. ¿Tengo marcado?

—Sí— dijo Sebastián, inocente— deberías ponerte una crema.

—Tenés razón, gracias— sonrió.

La madre de Santiago le lanzó una mirada cómplice a su hijo, pues entendía más o menos lo que pasaba.
Hubo un corto silencio incómodo antes de que Sabrina hablara;—Voy a cocinar— sonrió— que bueno que nos acompañes, Germán.

WTBA - santutu x unicornioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora