25. Las vacaciones

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Y finalmente, llegaron las vacaciones de invierno.

A Gian sus papás le informaron que irán de viaje a las montañas, (donde apenas hay señal) y que invitaron a sus dos amigos de toda la vida.

"No es que no quiera pasar algunos días con ellos, pero..."


Gian se frotó el ceño con el dedo índice, viendo a sus dos amigos discutir, como siempre. Habían ido de visita esa tarde y los tres pasaron un rato hablando y comiendo. Todo más o menos tenso, pero normal...

Hasta que alguien tuvo la pinches pésima idea de jugar al FIFA.


Después de intentar calmar los ánimos un par de veces, Gian mejor se alejó un poco para evitar que accidentalmente le llegue un manotazo y suspiró, resignado. No es que no quiera a sus amigos, pero en este preciso momento preferiría estar con Juan...

"¿Qué estará haciendo ahora?"


Mientras pensaba en Juan, Gian no pudo evitar recordar lo extraño que ha estado su amigo últimamente: se comporta con timidez y le pide disculpas por todo, hasta lo más mínimo.

(Por supuesto, Gian no sabe que Juan se excitó, se tocó y todo pensando en él, imaginando cosas que jamás ninguno de ellos había tenido la osadía de pensar siquiera).




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Al día siguiente, Gian fue de visita a la casa de Juan. Un poco para despedirse antes de viajar a las montañas, donde apenas tendría conexión con algo que no fuese la naturaleza.

Estuvieron un rato en la casa y después se fueron a caminar por el barrio, hasta que al final se sentaron en una pequeña plaza, a una distancia prudente del señor borracho con olor a escabeche que siempre se iba a alcoholizar a ese lugar.

Mientras conversaban, Gian observó con detención a su amigo. Mirando bien a Juan, pudo apreciar su apariencia:

Piel muy blanca, el cabello tan negro como la mismísima muerte, sumado a los bonitos rasgos faciales y ese ojo derecho de color rojizo le daban un aspecto único. Eso sin mencionar el buen físico y lo genial que se ve con piercings...


"Si Juan quisiera, tendría un montón de mujeres detrás de él o mínimo tendría novia...."



Pero desde que se conocen, Juan nunca ha demostrado interés por las chicas.

Aún recuerda como era cuando se conocieron... Juan estaba todo chiquito y delgado.

Gian apenas notó como creció en estos años , siempre lo vio como su amigo chiquito. Pero el año pasado, cuando apenas se vieron,

Juan cambió muchísimo...



Y a pesar de estar tan cambiado, nunca dejó de ver a su senpai con esa mirada llena de respeto y admiración.


Sin embargo, algo ha cambiado en estos últimos meses, en los que volvieron a pasar un montón de tiempo juntos.

Algo en ellos se empezó a sentir distinto.





Desde que se conocieron en Primaria, Gian le tiene muchísimo cariño a Juan e incluso sintió una fuerte conexión a él desde el primer cruce de miradas. Pero ahora...

Ahora, además de cariño, siente una especie de fascinación, una atracción cada día más fuerte.


Ha descubierto en Juan algo que le encanta y le hace sentir cosas que nunca sintió antes.

Cuando están cerca, su corazón se acelera, un cosquilleo extraño se produce en su vientre. Pero por sobretodo,

se siente tan a gusto, tan tranquilo...




"Ojalá hubiese sido Juan quien nos acompañara de viaje a las montañas..."



Para desgracia de ambos, la tarde pasó muy rápido caminando y charlando, a veces se miraban algo tímidos, suplicando en silencio por estar cerca del otro, porque siquiera menos sus manos se unieran en una sutil caricia.

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Hasta que finalmente llegó la noche y después de despedirse, justo cuando Gian estaba por salir, fue rodeado por dos brazos desde atrás...

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Comentarios y saludos:

• ¡Gracias por seguir leyendo esta historia! Lo aprecio muchísimo y les quiero un montón 💕.

• Así es... dejé el capítulo en la mejor parte.

• Me di una semana extra para escribir mejor este capítulo, me disculpo por la tardanza.

• Si quieren opinar, háganlo con confianza ^^.

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