🌱⬆️𝓒𝓪𝓹 17⬆️🌱

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Mientras tanto, en el oscuro refugio de Kostrogula, Cybernid permanecía bajo el control de su captor, esperando órdenes. Pero, de repente, algo inesperado sucedió. Cybernid, con una chispa de energía y una inesperada fuerza, agarró a Kostrogula y lo lanzó fuera de la cueva a través de un agujero en la pared rocosa.

Kostrogula, atónito y furioso, se levantó del suelo y comenzó a regañar a Cybernid. "¡¿Qué demonios estás haciendo?! ¡Inútil pedazo de chatarra!" gritó, con una mezcla de ira y sorpresa en su voz.

Pero Cybernid no respondió. Sus ojos mecánicos brillaban en un tono frío y vacío. Sus recuerdos estaban completamente borrados, no solo de su pasado y de su identidad, sino también de su capacidad de hablar. Era como si una parte esencial de él se hubiera desvanecido, dejando solo una carcasa obediente y sin voluntad.

Kostrogula, tratando de recuperar el control de la situación, se acercó a Cybernid con cautela. "Escúchame bien, pedazo de metal," siseó. "Vas a hacer exactamente lo que te diga, o te desmantelaré pieza por pieza. ¿Entendido?"

Cybernid no mostró ninguna reacción, simplemente permaneció allí, inmóvil. La escena era tensa y silenciosa, con Kostrogula tratando de intimidar a un ser que ya no tenía miedo ni voluntad propia.

En algún lugar profundo dentro de Cybernid, aunque sus recuerdos estaban borrados y su capacidad de comunicación estaba perdida, una pequeña chispa de su verdadero ser aún permanecía. Era solo cuestión de tiempo antes de que esa chispa encontrara una manera de encenderse nuevamente, desafiando el control de Kostrogula y luchando por su libertad.

Kostrogula miró a Cybernid con una mezcla de frustración y ternura. Había algo en la forma en que el pequeño robot se sentó en el suelo del bosque que tocó una fibra sensible en su ser endurecido. Era un gesto simple, pero la inocencia y vulnerabilidad de Cybernid le recordaron que, en el fondo, aún había algo de humanidad en él.

"Quédate aquí, ¿entendido?" dijo Kostrogula con una voz más suave de lo habitual. No podía evitar sentir una punzada de empatía por el pequeño robot, aunque trataba de reprimir esos sentimientos.

Cybernid, obediente, se sentó en el suelo, sus ojos mecánicos parpadeando con una luz suave. Parecía tan indefenso y tierno que Kostrogula sintió un nudo en la garganta. Quería llorar, pero no podía permitirse ese lujo. No ahora.

Kostrogula se alejó, intentando recuperar su compostura. Mientras caminaba hacia el interior del bosque en busca de lo que necesitaba, no podía dejar de pensar en lo que había sucedido. Cybernid, con su memoria borrada y sin capacidad de hablar, era como un niño perdido. Y eso despertó en Kostrogula una protección que no había sentido en mucho tiempo.

"Maldita sea," murmuró para sí mismo, sintiendo que sus emociones lo estaban traicionando. "No puedo encariñarme con él. No puedo permitirme eso."

Mientras se adentraba más en el bosque, sus pensamientos seguían volviendo a Cybernid. Aunque trataba de ignorarlo, sabía que algo dentro de él estaba cambiando. Y, aunque no quería admitirlo, ese pequeño robot había encontrado una manera de tocar su corazón endurecido.

Kostrogula se sobresaltó cuando sintió una presencia detrás de él. Girándose rápidamente, se encontró cara a cara con Noctorius, cuya sonrisa tranquila le hizo relajarse un poco.

"¡Noct, me asustaste!" exclamó Kostrogula, aunque su tono era más de alivio que de reproche.

Noctorius se rió suavemente, acercándose a su amigo con un brillo juguetón en los ojos. "¿Qué pasa, hermoso? Pareces haber visto un fantasma."

Cosas del pasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora