Mientras tanto, en Origenes, unos dragones hablaban en una colina cubierta de flores. Zevron, una dragona con ojos como chinitos y una expresión siempre alegre, y Tarotta, otra dragona con un aire de madurez y serenidad, se encontraban charlando. Tarotta estaba casada y ya había tenido un hijo, pero no podía tener más.
Zevron miró a su amiga con preocupación. "¿Y tu esposo? ¿Todavía no ha regresado?"
Tarotta suspiró, mirando hacia el horizonte. "No, Zevron. Ha pasado mucho tiempo desde que partió en su misión, y empiezo a preocuparme. Nuestro hijo pregunta por él todos los días."
Zevron frunció el ceño, pensando en las posibles razones por las que el esposo de Tarotta no había vuelto. "Debe estar enfrentando algo muy difícil para no haber regresado todavía. Pero sabes que él es fuerte y siempre vuelve a casa."
Tarotta asintió, tratando de mantener la esperanza. "Sí, lo sé. Pero es difícil. Nuestro hijo lo extraña mucho, y yo también. Además, ya no puedo tener más hijos. Él es nuestro único tesoro."
Zevron puso una garra reconfortante sobre el hombro de su amiga. "No pierdas la fe, Tarotta. Tu esposo volverá, y cuando lo haga, podrán estar juntos como una familia otra vez. Mientras tanto, estamos aquí para apoyarte."
Tarotta sonrió débilmente, agradecida por el apoyo de Zevron. "Gracias, Zevron. Tu amistad significa mucho para mí. Y sí, seguiré esperando, confiando en que él regresará."
Las dos dragones se quedaron en silencio por un momento, compartiendo la tranquilidad de la colina y la fuerza de su amistad. En ese momento, el sonido del viento y el aroma de las flores les dieron un pequeño consuelo en medio de la incertidumbre.
Unos minutos después, un dragón herido apareció entre las flores. Cerus, el hermano mayor de Zevron, estaba cubierto de sangre y heridas. Su respiración era pesada, y su postura mostraba signos de una intensa batalla reciente.
Zevron se levantó rápidamente, corriendo hacia él con preocupación. "¡Cerus! ¿Qué te ha pasado?"
Cerus se tambaleó, pero logró mantenerse en pie. "Los monstruos de sombra... están cada vez más agresivos. He estado luchando contra ellos, pero son demasiados."
Tarotta se acercó rápidamente, su rostro reflejando preocupación. "Cerus, siéntate. Necesitas descansar y sanar tus heridas."
Cerus asintió con debilidad y se dejó guiar hasta un lugar donde pudiera recostarse. Zevron comenzó a examinar sus heridas con cuidado. "Esto es grave. Necesitamos curarte cuanto antes."
Cerus cerró los ojos un momento, agotado. "No tenemos mucho tiempo. Los monstruos de sombra están avanzando, y están buscando algo... o alguien."
Tarotta frunció el ceño, sus pensamientos volviendo a su esposo. "¿Podría estar relacionado con la misión de mi esposo? Él no ha regresado todavía."
Cerus asintió ligeramente. "Es posible. Todos estamos en peligro mientras esos monstruos sigan atacando."
Zevron miró a su hermano con determinación. "No te preocupes, Cerus. Te sanaremos y encontraremos una manera de detener a esos monstruos."
Tarotta añadió con firmeza: "Y encontraremos a mi esposo. No estamos solos en esto. Juntos, podemos enfrentarlos."
Cerus sonrió débilmente, sintiendo el apoyo de su hermana y de Tarotta. "Gracias... confío en ustedes."
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Cosas del pasado
De Todolos personajes pasaran por cosas aterradoras, y enfrentaran al ultimo jefe