⚜️🌿𝓒𝓪𝓹 23🌿⚜️

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Araneaix se quedo en ese hermoso lago, pero, antes de de que Kostro se fuera se detubo y le pregunto "oye... como esta tu padre? ya sabes, emmm... Golia? si Golia"

Araneaix mira de reojo a Kostro "oh, mi padre debe estar en el mundo de los muertos... porque?"

Kostro responde "no nada, y tu madre?"

Araneaix mira a Kostro "madre?"

Kostrogula se detuvo en seco, al darse cuenta de lo que acababa de preguntar. La expresión en el rostro de Araneaix cambió de inmediato, pasando de una neutralidad tranquila a una mezcla de confusión y tristeza.

"Madre... no recuerdo haber tenido una," dijo Araneaix, su voz suavizándose mientras reflexionaba. "Mi padre, Golia, siempre estuvo ahí, pero no tengo recuerdos de una madre. Nunca me habló de ella, si es que alguna vez existió."

Kostrogula sintió una punzada de incomodidad por haber sacado el tema sin pensar. "Lo siento, no quise incomodarte. Solo pensé que, tal vez... Bueno, todos tienen una madre, ¿no?"

Araneaix suspiró y se volvió hacia el lago, observando el reflejo de la luz en el agua. "Tal vez, pero mi vida ha sido diferente. Nunca me faltó nada gracias a mi padre, pero... sí, supongo que la falta de una madre me dejó con algunas preguntas sin respuesta. Es algo que aprendí a aceptar."

Kostrogula asintió, sintiendo que había tocado un tema delicado. "Lo siento, no quise remover nada doloroso. Solo estaba... curioso."

Araneaix sonrió levemente, sin apartar la vista del lago. "No te preocupes, Kostrogula. No todos los caminos de la vida son iguales. Y aunque no haya conocido a mi madre, eso no significa que no haya aprendido de la vida lo que necesitaba. A veces, las respuestas no están en el pasado, sino en lo que hacemos con el presente."

Kostrogula asintió de nuevo, reflexionando sobre las palabras de Araneaix. "Tienes razón. Gracias por compartir eso conmigo. Espero que, a partir de ahora, podamos encontrar esas respuestas juntos, de una manera u otra."

Araneaix asintió, y ambos se quedaron en silencio por un momento, permitiendo que el entorno sereno del lago calmara cualquier tensión. Luego, Kostrogula se despidió nuevamente, dejando a Araneaix con sus pensamientos mientras se alejaba.

Araneaix se quedó junto al lago, inmerso en sus pensamientos. La brisa suave acariciaba la superficie del agua, creando pequeñas ondas que se reflejaban en sus ojos. Mientras observaba el movimiento del agua, su mente vagaba por recuerdos lejanos y fragmentados, tratando de encontrar algún indicio de una figura materna en su vida.

Se esforzaba por recordar algún rastro de una voz suave, una caricia, o incluso una sombra que pudiera haber pertenecido a una madre, pero no encontraba nada. Solo tenía imágenes vagas de su padre, Golia, que siempre había estado presente, guiándolo, protegiéndolo y entrenándolo para el mundo que los rodeaba.

Pero en su interior, algo le decía que había más, una sensación incompleta que lo hacía cuestionar si realmente había conocido a su madre o si su existencia había sido borrada de su memoria por alguna razón desconocida.

Araneaix suspiró profundamente, dándose cuenta de que no encontraría respuestas simplemente recordando. Tal vez algún día, de alguna manera, descubriría la verdad sobre su origen, pero por ahora, tenía que aceptar que había cosas que no podía entender.

Con una última mirada al lago, se levantó y se dirigió hacia los árboles cercanos, decidido a seguir adelante con su vida, llevando consigo las preguntas sin respuesta, pero sin permitir que lo detuvieran. Quizás, algún día, el misterio de su madre se revelaría, pero hasta entonces, tenía un camino que seguir y una vida que vivir.

Cosas del pasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora