Capítulo 21

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-Oh si. -Amairani asintió satisfecha- Deja que Juan te vea.

-No es su opinión la que me interesa. -Abril rodó los ojos.

-Pero no esta de más que vea lo que perdió. -Amairani sonrió- Y por Samantha no te preocupes, estoy segura de que serás una tentación para ella esta noche.

-Vamos a cenar con los niños. -Abril fruncio el ceño- No sé porque te hice caso, creo que mejor me cambio.

-Nada de eso, tu te quedas así. -Abril negó con la cabeza- Vas a ir a la reunión con los abogados, vas a plantarte ante Juan, demostrandole la mujer que eres y después iras a cenar con tus hijos y esa maravillosa mujer que te ha invitado.

-Tienes un alto concepto en Samantha. -Abril rió.

-Es la cuñada perfecta, el "padre madre" perfecta. -le guiño un ojo- Y la esposa perfecta.

-Bien pues yo me voy a la reunión con el hombre imperfecto y tu procura tener a los chicos listos para cuando mi mujer perfecta venga a buscarlos.

Abril tomó su bolso y caminó hacía la salida de su casa.

-¡¿Has dicho tu mujer perfecta?! -Amairani gritó emocionada.

Cuando Abril llego al edificio en que estaba la oficina de Juan, le pareció que había pasado una eternidad desde la última vez que estuvo allí. Y en cierta forma así era. Ahora era una mujer distinta y podía presumir de ello. Por primera vez se alegró de hacer caso a su hermana, observo su reflejo en el cristal del coche y sonrió. Alisó una arruga en su vestido, agarró su bolso y caminó hacía el edificio mientras pulsaba el mando para cerrar el coche.

-Buenos días. -saludo tranquilamente a la recepcionista y caminó hasta el ascensor, pulso el botón y espero a que este se abriera.

Fue consciente de la mirada sorprendida de la recepcionista sobre ella y eso la hizo sentir bien, muy bien. Las puertas se abrieron y aparecieron dos hombres vestidos de traje chaqueta, ambos la miraron de arriba abajo y sonrieron, ella les devolvió la sonrisa y después entro al ascensor al tiempo que ellos salían. ¿Cuánto tiempo hacía que no la miraban como si fuera comestible?

Cuando las puertas del ascensor se abrieron en la planta en la que estaba el despacho de su ex, tomo aire tranquilizandose y puso su mejor sonrisa. Nada más poner un pie fuera de el, todas las miradas se posaron en ella, camino con la cabeza en alto, con altanería y sobre todo con sensualidad. Llegó hasta la mesa que pertenecía a la mujer que ahora ocupaba su casa, la que había sido su cama y por supuesto usaba al que fue su esposo.

Michelle levantó la vista despacio y al ver que era ella su rostro se tiñio de un leve rojo, mojó sus labios nerviosa y parpadeó varias veces.

-Juan y los abogados me esperan. -Abril la miro a los ojos- ¿Dónde están?

-En la sala de juntas señora. -Michelle respondió mirandola precavida.

-Gracias. -Abril giró sobre sus tacones y caminó con tranquilidad hacía la sala de juntas. Sonrió siendo consciente de que todos los empleados la miraban a ella y a la que era amante del jefe alternativamente. Paró ante la puerta de madera y dió dos toques en ella, después entro tranquilamente- Señores, disculpen la demora, el tráfico esta imposible.

-Abril. -Germán se levanto de su asiento y caminó hacía ella, la saludó sonriendo- Te ves muy guapa.

-Tengo una cena después. -ella sonrió y después poso la vista en Juan, que la miraba como si de un fantasma se tratase- ¿Podemos empezar ya?

-Tienes prisa. -Juan habló malhumorado- Una cena muy importante por lo que parece.

-Tratemos el asunto por el que hemos venido. -Abril lo ignoró y tomó asiento en la silla que Germán aparto para ella, después poso la vista en el abogado de Juan- ¿Y bien?

Una Novia Para Mamá | Rivari ° G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora