CAPÍTULO 25

1.5K 127 48
                                    

N/A: Holis!!! Aquí os traigo un nuevo capítulo de esta historia, por fin vamos a descubrir con quién se chocó Clara, no me mateis por fi. Espero que os guste, como siempre nos vemos en comentarios, besos!!!

CLARA

No puede ser verdad, justo de todas las personas que hay sobre la faz de la tierra me tenía que chocar justo con él. Y encima estoy sola, porque las chicas iban primero que yo con Ada.

- Vaya, mira a quién tenemos por aquí- dice de forma cínica. 

- Déjame pasar por favor- suplico mirando al suelo mientras él me impide el paso. 

- Pero no tengas prisas mujer, con la de años que hace que no nos vemos- su mirada me deja congelada en el sitio, aunque de haberlo intentado tampoco podría haberme ido, porque él me ha agarrado de la muñeca con tanta fuerza que no tengo dudas de que me dejará marca. 

- Me estás haciendo daño, por favor suéltame- las lágrimas se agolpan en mis ojos queriendo salir cuando miro hacia la mesa donde han llegada las chicas con Ada. 

Aunque me arrepiento al momento de mirar en su dirección porque entonces él sigue mi mirada y la ve, ve a la hija que no sabe que tiene. Al principio parece no darse cuenta, pero en cuanto ata cabos su rostro se transforma. Vuelvo a ver en sus ojos la ira y la maldad de hace unos años, pero también veo un brillo que me aterra más que todo lo anterior.

- ¿No me jodas que la paliza que te dimos no sirvió para matar a ese engendro? - su sonrisa envenenada me hiela la sangre, y hace que mis lágrimas rueden por mis mejillas- Si al final va a resultar que nos quedamos cortos de golpes, además debería darte vergüenza llevarla así como un marimacho, con una equipación de futbol y un balón en vez de un vestido y una muñeca. Criándola así solo me estás afirmando lo que ya sabía, que esa cría nunca debería haber nacido.

- Suéltala- dice Alexia detrás de él.

- Tranquila, rubita- me dan arcadas solo de oír como ha llamado a mi chica- solo estábamos hablando, somos viejos amigos- dice antes de soltar mi muñeca y alejarse rumbo a la puerta del local. 

Sigo estática en el mismo sitio, mi cuerpo no reacciona aunque mi cabeza va a mil por hora, solo siento las manos de Ale en mi rostro, secándome las lágrimas y repartiendo pequeñas caricias.

- Clara, ¿necesitas algo? Estoy aquí para lo que sea, pero por favor di algo- me suplica Alexia con la voz tomada.

En un arranque de valentía salgo detrás de él, sintiendo como Alexia me pisa los talones, en plena calle grito su nombre, causando que se gire sorprendido a mirarme, casi como si estuviera loca. 

- No tienes derecho a hablar de mí hija- digo muy sería remarcando el mí- No tienes derecho si quiera a pensar en ella. Hace un momento has dejado muy claro que te gustaría que estuviera muerta ¿verdad? Pues para ti que sea así. Olvídate de que existimos, las dos- digo tajante- Y encárgate de decirle a las dos personas que me trajeron a este mundo que no se vuelvan a poner en contacto conmigo. Mucho menos para decirme lo feliz que eres a la espera de tu hijo, porque lo único que siento por ese pobre bebé que va a nacer es lástima.

- Son tus padres- empieza a decir pero le corto en seguida.

- No se merecen ese título, y si por mi fuera tampoco les llamaría personas, pero todavía no he encontrado una palabra para definir a calaña como vosotros. 

Me sorprendo de mí misma, no se de donde he sacado el coraje, pero no me podía quedar callada después de todo lo que ha dicho de Ada. 

- Os vais a quedar solas- dice como s estuviera escupiendo veneno. 

- Por suerte ahora estoy rodeada de gente que me quiere, pero que me quiere de verdad.

Según termino de hablar siento como Alexia me abraza por la espalda, hasta ahora se ha mantenido al margen de la conversación, pero ha estado alerta en todo momento, ha estado ahí, apoyándomelo, tal y como ha dicho siempre que haría. 

Cuando nos quedamos solas en la acera Alexia me gira entre sus brazos para quedar de frente, y antes de que pueda decir nada deja un suave beso sobre mis labios.

- Eres la mujer más fuerte que conozco- susurra para que solo yo lo oiga- Estoy muy orgullosa de ti.

- Gracias por estar a mi lado- le confieso dejando las lágrimas correr libremente por mis mejillas. 

- Sh, ya está pelirroja, ya se ha ido, y yo estoy aquí contigo, siempre lo voy a estar- me dice mientras me abraza por completo, de forma que mi cara queda escondida en el hueco de su cuello. 

Después de calmarme un poco, volvemos dentro, las chicas todavía no han pedido, nos estaban esperando, y según llegamos a la mesa mi hija se levanta corriendo. 

- Mami mira- dice mientras me tiende un dibujo que ha hecho en una hoja con unas pinturas que le han dado los del restaurante- me ha ayudado la Tita Mapi, mira que bien nos ha quedado.  Son mamá y las titas celebrando un partido. 

- Es precioso mi amor- digo mientras la abrazo y le doy un beso en su cabecita.

Ada vuelve a sentarse con Mapi para seguir dibujando, y yo tomo asiento entre Lorena y Alexia. No he sido capaz de soltar la mano de Ale nada más que para abrazar a mi hija, pero a ella no parece molestarle lo más mínimo. 

- Dime que ese no era...- empieza a decir mi mejor amiga, pero antes de seguir asiento con la cabeza porque no quiero si quiera volver a oír su nombre- Lo mato, te juro que la próxima vez lo mato. 

- Déjalo estar, ya le he dejado las cosas claras- siento como Alexia me da un apretón en la mano.

Lorena me mira orgullosa y luego me abraza, justo antes de que llegue la camarera para anotar nuestras comandas. Pese a todo, la comida la pasamos entre risas, y gracias a todas consigo olvidarme del innombrable.

- Te quiero mucho mami- dice Ada esa noche cuando la estoy arropando para dormir.

- Yo a ti también mi amor- le contesto dejando un beso en la frente.

- Oye mami, ¿puedes prometerme una cosa? - yo asiento a la espera de lo que me ha decir- ¿Me prometes que nunca vas a dejar a Lex? 

- Pues claro que no la voy a dejar nunca, pero... ¿por qué me preguntas eso? - cuestiono curiosa. 

- Porque ella te hace feliz, antes en el restaurante te vi llorar con un señor y solo Lex te supo ayudar. Yo no quiero verte triste, y siempre que estamos con Lex y con las titas te ríes a carcajadas. Nunca antes te había visto tan feliz, y yo quiero que sigas así siempre.

- Y tú, tú también me haces muy feliz mi amor, eso no lo dudes nunca, eres lo mejor que me ha pasado a mí en la vida- le digo aguantando las lágrimas para que no vea llorar, aunque esta vez no sea de tristeza. 

UN DIA DE PARTITDonde viven las historias. Descúbrelo ahora