Desperté y me quedé mirando el techo; tenía una hermosa pintura que había dibujado cuando nos mudamos, era un hermoso universo sin constelaciones. Me gustaba mucho pintar o cualquier cosa relacionada al arte. Además de admirar mi pintura me puse a pensar en el día anterior, en el día en que mi primo me ofreció ayuda y lo pensaba porque realmente necesitaba hablar con alguien; yo sola no podía. Entro mi madre a mi habitación y me miró de una manera particular, esa típica mirada de enfado.
-Ackeli ayer fuiste a jugar fútbol con tus primos, espero no hayas contado algo personal de la familia -dijo molesta-.
-No dije nada ma, no te preocupes -respondí indiferente-.
-No me preocupa, es solo que no quiero que esparzas rumores de nosotros.
A decir verdad me sentí muy enojada al respecto porque a mi madre no le importaba que tal me había ido ni como me la había pasado, le importaba mas lo que la gente pensaba de nosotros.
-Esta bien ma, igual no dije nada -repetí un poco molesta-.
-Bueno prepararé el desayuno, ayúdame por lo menos en eso.
No dije nada, sinceramente estaba cansada.
Paso una semana desde que salí a jugar fútbol con mis primos, me preguntaba si volverían a invitarme a jugar. Mientras pensaba en ello vi el automóvil de mi tío por la ventana, escuché la puerta de la sala abrirse y baje para cenar.
-Hola tío, hola tía -los saludé porque sino lo hacía mi madre decía que era de mala educación-.
-Hola Ackeli. ¿Cómo has estado? -pregunto mi tía amablemente-.
-Pues bien, eso creo -dije la misma repuesta que siempre-.
Nos sentamos todos a comer y mientras comíamos tenía más confianza con mis primos, especialmente con Ale. Entonces al terminar de cenar jugamos videojuegos, vimos televisión y por primera vez deje de sentirme tan sola.
Al terminar mis primos se fueron, así que me fui a mi habitación y mierda, odiaba las noches porque eran en las que más me ponía a pensar. Suelo querer dormir bastante pero en esos momentos no pude dormir; a pesar de haberla pasado bien con mis primos y todo lo bueno que haya pasado seguía sintiendo la ausencia de mi padre, era momento de volver a verlo, necesitaba verlo al igual que mis hermanos. Fui a la habitación de mi madre, le comenté que mis hermanos y yo queríamos ver a mi padre.
-Ackeli sabes que no estamos en buenos términos, pero si pueden verlo, le diré que mañana venga por ustedes -dijo mi madre indiferente-.
Salí emocionada, veríamos a papá después de que las cosas se calmaron un poco. Corrí a mi habitación exaltada de la emoción y me acosté a dormir tranquila.
Desperté de muy buen humor, les informé a mis hermanos de la grandiosa noticia y se emocionaron tanto como yo, preparamos nuestras mochilas y mi padre llegó por nosotros. Escuché el timbre y lo vi por la ventana, estaba justo afuera de la casa; baje emocionada y lo abrace. No hacía falta decir algo porque con tan solo abrazarlo podía decirlo todo.
Llegamos a casa de mi padre, entonces entramos mis hermanos y yo pero todo el lugar no se veía nada bien. Entonces mi hermana dijo:
-¿Qué es ese olor?, huele horrible.
-Si, huele a cigarro -dijo mi hermano-.
-Vamos, no huele tan mal -dije positivamente-.
Realmente el lugar era un asco, estaba todo muy mal, la casa no estaba limpia y olía horriblemente a cigarro, además no había nada de comida; fue entonces cuando comencé a preocuparme por mi papá.
Pasamos el resto del día con mi papá, nos preguntó que tal nos iba en casa de mi abuela Estefi y constantemente nos abrazaba. Mi padre vivía en el segundo piso de la casa de su mamá, mi abuela Anabel; entonces decidí ir a ver a mi abuela.
-Hola abue como le ha ido -le dije alegremente-.
-No tan bien hija. ¿Cuándo van a volver?. tu abuelo y yo las extrañamos mucho -dijo mi abuela Anabel-.
-No creo que volvamos abue, las cosas están mal y ya pasaron tres meses.
-No digas eso hija, tus papás se quieren mucho, seguramente si regresen -insistió mi abuela-.
Me moleste un poco porque mi abuela siempre quería controlar a todo el mundo, literalmente nos manipulaba a su antojó.
-La verdad no creo que regresemos, además estamos mejor viviendo con mi abuela Estefi -le dije un poco molesta y orgullosa-.
-Ya verás que van a regresar y sino yo me encargaré de ello -dijo finalmente mi abuela-.
Me moleste aún más por el último comentario que dijo, entonces mejor me fui, además ya era momento de volver con mi madre.
De caminó a casa de mi abuela Estefi iba pensando bastante en las palabras de mi abuela Anabel, me preocupaba saber si volveríamos o no porque ya me está a empezando a gustar mi nuevo "hogar".
Llegamos a casa. Me despedí de mi papá y lo abracé fuertemente porque no sabía cuándo volvería a verlo. Entré a casa y vi a mi tía en el comedor.
-Hola hija. ¿Cómo te fue?. Me enteré que viste a tu padre hoy -dijo mi tía sospechosamente-.
-Si, todo bien -dije con cierto aire de indiferencia-.
Por alguna razón mi tía quería que confiará en ella y le contará todo, nunca supe porque pero no me importaba tanto; entonces mi primo intervino en el interrogatorio mortal de mi tía.
-Ackeli vamos a comprar más refresco, ya no hay -dijo Ale-.
-Si, vamos -dije emocionada por haberme sacado de esa situación incómoda con mi tía-.
Mientras íbamos de caminó a la tienda mi primo dijo:
-Ackeli sabes que estoy para apoyarte, te quiero mucho y no quiero que pases por esto sola.
-Esta bien, es solo que... Bueno olvídalo no importa -quería decirle todo pero no sabía si confiar en él, después de todo no lo conocía lo suficiente-.
-Vamos Ackeli, confía en mí, no le diré nada a mi mamá.
No lo pensé dos veces porque me sentía segura al contarle, entonces le dije:
-Fui a casa de mi papá y todo está muy mal, mi papá se ve cansado, adelgazo bastante y se siente triste -dije decepcionada-.
-Ackeli. ¿Sabes si tus padres van a volver? -pregunto Ale dubitativo-.
-La verdad no sé, ni siquiera sé si quiero que regresen, es decir, extraño a mi papá pero me gusta estar aquí.
Entonces me abrazo, sentí su cálido abrazo y no pude más, me solté a llorar.
-Tranquila Ackeli, puedes contar conmigo -dijo mi primo Ale tratando de calmarme-.
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Ackeli y las marcas en su memoria
Jugendliteratur¿Padres estrictos? ¿Una familia en la que no confías? ¿Encajar o pertenecer? Ackeli es una adolescente de diecisiete años quien busca formar su propio camino pero para ello debe ser quien verdaderamente es; al inicio de la historia vive con su madre...