Capitulo 25

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01 de diciembre del 2022

Me levanté antes de que mi madre comenzará a gritarme desde la cocina para que me apure a mis deberes, comencé a lavar los trastes y recordé que el cinco de diciembre era el cumpleaños de Sherlyn.

-Madre -le dije pensativa- no olvides que el cinco de diciembre es el cumpleaños de Sherlyn y ya me habías dado permiso se ir.

-¿Tan rápido ya se acerca su cumpleaños? -me preguntó-.

-Si, Cristian va a venir por mi -le recordé-.

-¿Y cómo se van a ir hasta allá? -preguntó mi madre-. Mejor no vayas y si vas a ir entonces antes limpias las ventanas, lavas los trastes y limpias los cuartos.

Trate de controlarme y recordaba los momentos que me mantenían tranquila, pensaba en Abdi y valía la pena, valía la pena hacer todo lo posible para estar con él.

-Si está bien -dije tratando de estar tranquila-.

Me fui a mi habitación, trataba de calmarme y desasearme de esos pensamientos negativos. Vi mi libro de "La Isla Misteriosa" de Julio Verne y comencé a leer, después de todo adentrarme en aquellas historias era mucho mejor que vivir mi realidad.

10:00 am

Estaba acostada en la cama de Abdi mientras esperaba a que regresará con el desayuno, mi madre se fue de mi casa a las nueve de la mañana y me la pasaba mejor con Abdi que estando en casa sola. Comenzaba a preguntarme que sentía Abdi al vivir solo, ¿acaso se sentiría solo y triste?, o talvez, ¿disfrutaba vivir de esa manera? Abdi era complicado de descifrar pero cada vez estaba más cerca de él.

-¡Ackeli! -dijo Abdi emocionado- ya regrese y te compre algo que te gusta mucho.

-Me compraste esos dulces sabor a café -le dije emocionada-.

-Si, sé que son tus favoritos -dijo Abdi-.

-Bueno pero primero desayunemos -le dije a Abdi- tengo demasiada hambre.

A decir verdad cada que estaba con Abdi me daba hambre, disfrutaba demasiado comer con él porque había alguien que me acompañaba, el sentimiento que tenia por Abdi era demasiado intenso y diferente, cuando comía en casa con mis padres siempre estaba alerta, en casa no podía ser yo, en casa el simple hecho de expresarse era un delito, mi padre no era una persona sensible que digamos y mi madre solía ser muy prepotente ya que según ella al ser mi madre tenía razón en todo.

-Abdi. ¿Te puedo preguntar algo? -le dije con curiosidad-.

-Ackeli puedes preguntarme lo que gustes -me dijo sonriéndome-.

-¿Tu no te sientes solo? -pregunte seriamente-.

La pregunta de cierta manera incómodo a Abdi pero respondió al poco tiempo.

-Ackeli antes de ti estaba perdido, la soledad es algo que destruye y a veces me siento solo pero. ¿Sabes lo que me ayuda a soportarlo?

-¿Que aún vez a tu familia?

-No Ackeli, es por ti, hay veces en las que me despierto cansado de muchas cosas, de no poder haber cumplido uno de mis sueños, de haber dejado a mi familia, de estar en un trabajo que no me gusta pero también hay cosas por las que vale la pena luchar -dijo Abdi sonriendome-.

Cada vez que hablaba con Abdi me surgían más y más preguntas. ¿Por qué Abdi había madurado a tan temprana edad? ¿Acaso era por lo que le había pasado ¿Por qué ahora parece estar bien cuando la pasa mal?

-En fin Ackeli, la vida está llena de subidas y bajadas pero lo más importante es aprender de todo ello -dijo Abdi-.

02 de diciembre del 2022

Ackeli y las marcas en su memoria Donde viven las historias. Descúbrelo ahora