Capitulo 9

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Estaba trotando en mi lugar favorito, la laguna, me agradaba mucho el lugar ya que era muy tranquilo. Empecé a querer sentirme bien conmigo misma y lo hice poniendo en práctica la rutina diaria de mi padre, trotar hasta llegar al límite. Mientras trotaba me sentía mejor, era muy liberador y eficiente realizar una rutina diaria y me liberaba del estrés; al llegar a mi límite fui a casa.

-Buenos días ma, ya llegué -dije en voz alta-.

Mi madre no respondió, seguramente porque estaba en el teléfono, solía ignorarme al estar en el teléfono y su excusa era que estaba distraída atendiendo unos asuntos pero ya no me molestaba, entonces fui a mi habitación.

-Oye Ackeli. ¿Porqué no has hablado con Ale en estos últimos días? -escuche la voz de mi hermana-.

-Hemos tenido unos problemas. ¿Por qué preguntas?-respondí pensativa-.

-Me dio curiosidad saber si todo está bien -dijo Emilia y se fue-.

Estaba segura de que no solo era curiosidad la que tenía, más bien sabía lo que pasaba. Entonces hice mi trabajo, saber si mi hermana estaba bien.

Fui a la habitación de mi hermana y encontré su teléfono el cuál estaba bloqueado pero después de varios intentos descifre su contraseña; no fue tan difícil ya que era la fecha de su noviazgo. Entonces al desbloquearlo entre a sus chats y tenía una conversación con su novio acerca de mi primo. Y era lo que sospechaba, ella ya sabía de lo que se les acusaba a mis primos pero no me había dicho nada al respecto y talvez, solo por ese instante pensé que ella había pasado por lo mismo que yo.

Pasaron los días y me di cuenta que el tiempo pasaba tan rápido que incluso mis primos dejaron de venir y cuando nos visitaban mi tía ya no dejaba que mi primo Ale se acercará a solas conmigo pero de cualquier forma él seguía encontrando la manera de verme, eso siempre me pareció algo extraño, cuando más intentas alejarte de alguien, esa persona más se aferra a ti. Necesitaba arreglarlo por mi cuenta así que encontraría la solución.

Me acosté en el pasto de aquella laguna en la que solía pensar, mi lugar seguro, pensaba tanto que a veces me dolía la cabeza. Pensé que muchas chicas de mi edad seguramente pasaban por lo mismo que yo, o incluso algunas peores cosas. Muchas veces solía ignorar lo que me pasaba porque pensaba que talvez alguien sufría más que yo, y que yo no tenía el derecho de sentirme así; es estúpido minimizar los problemas pero yo lo hacía. La mayoría de mujeres sufren cualquier tipo de violencia y estoy seguro que por lo menos una mujer de cada familia las sufrió con algún pariente cercano. Era algo extraño, como sufrimos en silencio y nadie se daba cuenta. Fue entonces cuando pensé que ser invisible o no, no habría problema en ello, ya que nadie lo notaría.

Ackeli y las marcas en su memoria Donde viven las historias. Descúbrelo ahora