Conexión

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Mientras los brownies estaban en el horno, mi mente vagaba hacia lo que Hyunjin y yo podríamos hacer esa noche. Tal vez veríamos una película o simplemente hablaríamos durante horas, como solíamos hacer. El timbre sonó y me sacó de mis pensamientos. Mi corazón se aceleró.

Abrí la puerta y allí estaba Hyunjin, con esa sonrisa que siempre lograba calmar mis nervios y hacer que todo pareciera bien en el mundo.

-Hey Lix, ¿cómo estás? -preguntó, entrando con una energía contagiosa.

-Bien, muy bien -dije, tratando de igualar su entusiasmo.

Nos dirigimos a la cocina, donde el aroma de los brownies recién horneados llenaba el aire, Hyunjin se inclinó para olerlos.

-Huelen increíbles, Lix. No puedo esperar para probarlos.

Mientras cortaba los brownies y servía dos platos, Hyunjin y yo comenzamos a hablar. Hablamos sobre lo que hicimos estos días ya que no habíamos tenido mucho tiempo para hablar, compartiendo pequeñas anécdotas y riendo juntos. Cada risa y cada sonrisa que compartíamos hacía que el cansancio y las preocupaciones desaparecieran un poco más.

La noche avanzó y, como siempre, me sentí más conectado con Hyunjin. A pesar de mi cansancio y de las preocupaciones de mi padre, su compañía me daba una energía que no podía encontrar en ningún otro lugar. Mientras cada uno iba a su lado de la habitación, y nos sentábamos con nuestros brownies, me di cuenta de lo afortunado que era de tener a alguien como Hyunjin en mi vida.

-Gracias por estar aquí -dije finalmente, rompiendo el silencio confortable que se había asentado entre nosotros.

-Siempre estaré aquí para ti, Lix -respondió Hyunjin, con una sonrisa cálida-. Siempre.

Estuvimos hablando de varias cosas, Hyunjin me contó sobre los lugares a los que ha ido, cada historia que narraba estaba llena de detalles vívidos y expresiones entusiastas. Me habló de su paseo por el río Han al atardecer, cuando los colores del cielo se reflejaban en el agua.

Mientras escuchaba, me perdía en sus palabras, imaginando cada lugar a través de sus ojos. Parecía que todo lo que él tocaba o veía se volvía especial. Había algo en la manera en que describía cada experiencia, como si cada momento estuviera impregnado de su propia esencia.

Sentí una conexión profunda en ese momento, como si él realmente entendiera lo que significaba para mí. La conversación fluyó naturalmente después de eso, saltando de un tema a otro, desde nuestros libros favoritos hasta las cosas que nos hacían reír. Hyunjin empezó a hablar sobre matemáticas, normal un tema del que hablarían dos personas en una noche como esta.

-El cálculo es la matemática del cambio, no necesariamente predice el futuro, pero si lo indica ¿sabías? - mire confundido a Hyunjin

-¿Qué indica? - le pregunté.

-Pues que las personas son predecibles. - mire a Hyunjin con una sonrisa.

-No tienes sentido de matemático.

-¿Por qué no?

-Tal vez porque tomas clases en verano.

-Bueno es porque nos mudamos mucho.

Me levanté de mi asiento y me dirigí hacia donde se encontraba Hyunjin. Con cada paso, mi corazón latía con más fuerza. Finalmente, llegué a su lado y me senté junto a él. Sentí su calor cerca de mí, una sensación reconfortante que me hizo olvidar por un momento todos mis nervios.

Ambos nos mirábamos fijamente, nuestras sonrisas tímidas reflejaban la mezcla de emociones que compartíamos. Sus ojos brillaban con una luz especial, como si me estuvieran invitando a sumergirme en sus pensamientos y descubrir todo lo que sentía.

-Esto es una elipsis- le dije a Hyunjin.

-¿Significa que es un silencio incómodo o que estás pensando?

-Ambos.

-¿Qué estás pensando?

-Que tal vez solo deberíamos ser amigos.

-No creo que tengas esa clase de autocontrol.

-¡Qué dices! - me reí- mi vida es un ejercicio de autocontrol así que.

-¿Entonces ya no podré ver tus labios?

-No- le dije con una risa.

-¿Tus pecas?

-¿Qué cosas dices Hyunjin?

-Elipsis.

Hyunjin se levantó y fue directo a las grandes ventanas de la habitación, se quedó viendo el jardín y luego volteo a verme para decirme.

-Haces que me quiera quedar en Seúl.

-¿Por qué te irías? - dije y me levanté caminando a donde estaba Hyunjin.

-¿Qué haces? - dijo Hyunjin al verme acercándome a él.

-Me estoy acercando a ti.

-¿Puedes hacerlo?

-Si, puedo hacerlo.

-Okey.

-Debería decirte que no es bueno arriesgarnos, pero no puedo, no quiero hacerlo- dije mirando fijamente a Hyunjin

-¿Estás seguro?

-Si- dije mientras me acercaba más a Hyunjin- Hola príncipe.

Hyunjin y yo estábamos tan cerca que podía sentir el calor de su aliento contra mi piel. El mundo a nuestro alrededor se desvanecía, y lo único que existía era este momento entre nosotros. Mis manos temblaban ligeramente mientras levantaba una para tocar su mejilla. Su piel era suave bajo mis dedos, y su mirada reflejaba la mezcla de nervios y deseo que también sentía yo.

-Hola, Lix -susurró, su voz apenas un murmullo.

Me acerqué más, nuestros labios a escasos centímetros de distancia. Podía ver cada detalle de su rostro, cada pestaña, cada sombra en sus ojos. Mis dedos se deslizaron por su mejilla hasta su nuca, tirando suavemente de él hacia mí. Y entonces, con un último suspiro de duda, cerré los ojos y acorté la distancia entre nosotros.

Nuestros labios se encontraron en un beso suave. Fue un beso dulce y tímido al principio, pero pronto se profundizó, llenándose de la pasión contenida que ambos habíamos sentido durante tanto tiempo. Sentí su mano en mi cintura, tirándome más cerca, y el mundo a nuestro alrededor desapareció por completo.

De repente, el cielo se iluminó con los colores brillantes de los fuegos artificiales. Los estallidos de luz y sonido nos envolvieron, creando una sinfonía de colores y explosiones que parecía reflejar el tumulto de emociones dentro de nosotros. No nos separamos, simplemente nos dejamos llevar por el momento, el beso continuó mientras el cielo se llenaba de estrellas artificiales.

Finalmente, cuando nos separamos, ambos respirábamos con dificultad. Nuestros ojos se encontraron de nuevo, y las sonrisas en nuestros rostros eran más amplias y sinceras que nunca.

-No puedo creer que esto esté pasando -dije, mi voz apenas un susurro.

-Yo tampoco -respondió Hyunjin, su sonrisa reflejando la felicidad que sentía-. Pero me alegra que esté pasando.

Nos quedamos allí, abrazados y mirando los fuegos artificiales que aún iluminaban el cielo. Fue un momento perfecto, uno que sabía que nunca olvidaría. Con Hyunjin a mi lado, todo parecía posible, y por primera vez en mucho tiempo, sentí que en realidad estaba viviendo, no como el chico alérgico a todo sino como una persona normal, Hyunjin hacía que yo quisiera salir de mi zona de confort.

Comfort Love | HyunlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora