novia de alquiler ଓ chaelisa

𐙚 capítulo 2O

advertencias: humor absurdo, chaelisa y otras parejas. capítulos cortos.

—Rosé...

—¿Qué pasa?

—¿Sigues enojada conmigo?

Rosé no contestó enseguida, parecía estar pensando su respuesta.

—¿Por qué preguntas eso? —dijo en cambio.

Lisa se enderezó envuelto en las sábanas, con el cabello revuelto luego de despertar, y observó la espalda de Rosé, notando los pequeños rasguños que le hizo. Recordar lo que hicieron la noche anterior puso sus mejillas coloradas.

—Porque... Tus ojos me lo están diciendo. —respondió en voz baja.

Rosé dejó caer los hombros, cansada, mientras se volteaba a ver a su novia con una mirada suave.

—Lili —le dijo sin acusación en su voz—, me has mentido por casi cinco meses —la muchacha mordió su labio inferior, culpable—. No sólo has ocultado el hecho de que tu hermano está enfermo con cáncer, sino que también apenas sé algo de ti y siempre me has esquivado. Y, sumando a eso...

No sé de dónde saliste, cómo conociste a mi madre, no sé quién eres.

Pero su voz se fue apagando lentamente, sin saber si sacar a colación ese tema cuando el hermano de Lisa estaba en el hospital, cuando la chica la estaba mirando como si estuviera a punto de romper a llorar.

A Rosé le rompía el corazón que Lisa llorara, porque se había acostumbrado demasiado a verla sonriendo siempre.

Lisa no debía llorar nunca, jamás en la vida.

—Yo... Lo siento, Rosé —balbuceó Lisa acercándose con timidez—, es... Es so-sólo que... Tengo miedo... Porque te quiero.

Rosé la observó, asintiendo, pero no respondió, sus labios permanecieron cerrados.

Lisa no quería ver lástima en sus ojos, así que siguió hablando para reprimir esa angustia creciente en su corazón.

—Mamá nos abandonó cuando teníamos cinco años, desde entonces papá se hizo cargo de Ten y de mí —barboteó con rapidez—. Fue un buen hombre, hizo lo que pudo con nosotros cuando pudo habernos dejado y trató de darnos lo mejor siempre. Murió cuando yo tenía quince años de cáncer al pulmón, tenía un maldito vicio con el cigarro que terminó pasándole la cuenta, y no sólo a él, sino que también a... A Ten —Lisa abrazó a Rosé por la espalda—. Él nunca ha tocado un cigarrillo en su vida, pero papá fumaba tantos que... Que...

—Que terminó enfermo también. —finalizó de decir Rosé suspirando.

Lisa asintió en silencio, aferrándose a su novia con desespero.

—Si... Si le cuento a alguien, todo se hace más real, Rosé —contestó, desolada—. No quería que sintieras lástima por mí.

Rosé se recostó en la cama, cerrando sus ojos, permitiendo que el cuerpo de Lisa se acurrucara a su lado, la abrazara temblando.

—Jamás tendría lástima por ti, Lili —respondió Rosé acariciándole el cabello—. Pero sigo enojada —apretó el puente de su nariz—. Me has tratado como si te diera asco lo que tenemos.

—¿Y qué tenemos? —preguntó Lisa en voz baja.

Los ojos oscuros de Rosé se abrieron, fijándose en Lisa.

—Tenemos algo y eso es suficiente —replicó Rosé—. Lili, no soy una persona cariñosa, no soy una persona que demuestre lo que siento, no soy una chica romántica y definitivamente no soy una chica de piel que adore estar todo el día diciendo cursilerías —Lisa bajó la vista—, pero si no te quisiera, Lisa, ¿Crees que me preocuparía por ti? ¿Crees que seguiría con lo nuestro? —bajó la voz—. ¿Crees que te habría hecho el amor, Lili?

Lisa negó con la cabeza, dándole un pequeño beso en la mejilla, tratando de detener los latidos de su corazón.

—¿Podrías decirlo, ardillita? —le pidió en voz baja.

—¿Qué cosa?

Lisa tragó saliva.

—Que me quieres.

Rosé la miró, dándole un beso en la nariz.

—Algún día, Lili, algún día.

Lisa temió que ese día no llegara nunca.

tienen razón, esta vaina grita: ERES EL PEOR AMOR QUE HE CONOCIDO, TAN PERFECTO QUE NO TE OLVIDO ;n;

¡Gracias por leer!