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𝙍𝙚𝙥𝙪𝙩𝙖𝙘𝙞𝙤𝙣
La librería estaba bastante vacía. Precisamente por eso era uno de mis lugares favoritos para ir a leer un buen libro. Como iba allí todos los días, probablemente era su mejor cliente.
Tarareé para mí mismo, ignorando la figura bastante siniestra y a la vez enfurruñada que estaba detrás de mí.
Sí, Alec de los Volturi, uno de los vampiros más temidos del mundo, se comportaba como un maldito niño. Incluso tenía los brazos cruzados y sus ojos perforaban agujeros en la nuca.
"¿Ya estás listo para ir, humano?"
Puse los ojos en blanco porque, por supuesto, él haría esto ahora mismo. Casi nunca estaba de guardia cuando se trataba de escoltarme a algún lugar, generalmente eran Felix o Demetri.
-Todavía no -respondí, y decidí tomar la vía educada-. Me gustaría buscar un libro más y luego podemos regresar.
"Tenemos libros en la biblioteca del castillo. No veo por qué sientes la necesidad de conseguir más. Lo más probable es que ya tengamos una copia".
Suspiré profundamente, hundí los hombros y apreté la frente contra la estantería que tenía delante. Ese hombre, que no era un niño , estaba poniendo a prueba mi paciencia. Me enderecé y me volví para mirarlo a la cara, mirándolo con dulzura.
"Me gustaría tener mi propia colección de libros. Una vez que me transforme, no sabré cuál es mi propia fuerza y preferiría no tener al Maestro Marcus o al Maestro Caius pisándome el trasero si destrozo un libro accidentalmente".
Alec resopló y se cruzó de brazos.
-Lo último que tendrás en mente serán los libros, niña.
-T/N -le susurré-. Mi nombre es T/N. ¿Tan difícil es usar mi nombre?
Simplemente me evaluó, el aburrimiento se reflejaba en su mirada, antes de dar un paso adelante y dejar caer sus brazos para alcanzarme a ambos lados, atrapándome contra la estantería. Mi corazón se aceleró y estaba segura de que probablemente me mataría en ese mismo momento. Presionar los botones de una de las gemelas brujas no era la idea más brillante que había tenido.
Pero en lugar de atacarme, Alec se inclinó hacia mí y su aliento me rozó la oreja. -Tienes razón, T/N. Debería usar tu nombre más a menudo -murmuró mientras sus labios rozaban la sensible piel de mi cuello. Un escalofrío me recorrió la espalda ante ese gesto íntimo y no pude evitar soltar un suave jadeo.
Esto era lo otro que me ponía nerviosa sobre Alec. Tenía cierta... reputación...
Alec rió oscuramente, sus manos recorriendo mis costados antes de descansar en mis caderas.
"Eres muy receptiva. Es bastante... entretenido", continuó, la ronquera de su voz envió calor a través de mí y directamente entre mis piernas.
Tragué saliva con fuerza, no sólo confundida por el repentino cambio de tema, sino también tratando de alejar el impulso de ceder ante él.
"No estoy aquí para tu entretenimiento, Alec."
Se apartó un poco, sus ojos brillaban peligrosamente. -No, estás aquí por tu pequeño talento -escupió, las palabras obviamente le dejaron un mal sabor de boca-. Pero eso no significa que no podamos divertirnos un poco, ¿verdad? Sus manos apretaron mis caderas, sus dedos se clavaron en mi piel casi dolorosamente.
