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La mañana del gimnasio estaba tranquila, no pasaba mucho, los chicos entrenando como siempre, papá molesto porque nadie quería entrenar con él, y ambos entrenadores charlando animadamente.

Jaekyung gruñó mientras golpeaba el saco de boxeo por enésima vez. El dolor en su hombro derecho era como una punzada constante que iba aumentando de intensidad con cada golpe. Sabía que no debía forzar tanto, pero la frustración y la necesidad de mejorar sus técnicas antes del próximo combate lo empujaban a ignorar el dolor. Sin embargo, esta vez fue demasiado. Con un último gancho, un agudo dolor le hizo soltar un quejido, deteniéndose de inmediato.

—¡Maldición! —murmuró, sosteniéndose el hombro con una mano.

Dan, que estaba observando desde el otro lado del gimnasio, corrió hacia él al escucharlo. Su expresión preocupada reflejaba el cuidado que sentía por Jaekyung, algo que había ido creciendo durante las últimas semanas.

—Jaekyung, ¿estás bien? —preguntó Dan, acercándose rápidamente.

—Sí, solo... es este maldito hombro —respondió Jaekyung con una mueca de dolor— Pensé que estaba mejorando, pero parece que solo está empeorando.

Dan frunció el ceño y tocó suavemente el hombro de Jaekyung, evaluando la situación. La tensión en el aire era palpable, y no solo por la lesión. Los chicos seguían entrenando sabiendo que si se acercaban a ayudar a Jaekyung este se iba a enojar.

—Te dije que no debías forzar tanto, especialmente tan pronto después de la última sesión de fisioterapia —dijo Dan con suavidad, pero con firmeza— Ven, vamos a mi consultorio. Necesito revisarlo.

—No es necesario —dijo el alfa bastante irritado, no quería tratar mal a Dan, pero cuando estaba molesto no diferenciaba con quién hablaba.

—Pero... —el alfa gruñó al ver que el omega iba a insistir, haciendo que Dan se callara— bien... —murmuró y se alejó dirigiéndose a donde estaba antes.

El alfa continuó golpeando el saco de boxeo ignorando su dolor por algunas horas más. Todos notaban lo molesto que estaba al ver que su hombro no funcionaba como él quería. Dan no volvió a ofrecerle ayuda, prefería dejar las cosas así y que no hubiera discusiones.

Luego de un rato, el gimnasio estaba por cerrar, así que Dan se ocupó de hacer que Jaekyung fuera a su consultorio. Todos los días antes de irse, recibía un masaje.

Al llegar al consultorio, Dan le indicó que se quitara la camiseta y se sentara en la camilla. Jaekyung obedeció, observando cómo Dan preparaba los instrumentos y ungüentos necesarios para la revisión.

—¿Sientes dolor solo cuando golpeas o también en reposo? —preguntó Dan, comenzando a palpar el hombro de Jaekyung con sus manos expertas.

—Principalmente cuando golpeo. En reposo es más una molestia constante —explicó Jaekyung más calmado, sintiendo un escalofrío recorrer su cuerpo al contacto de las manos de Dan. No era solo el toque profesional, había algo más, algo que hacía que su corazón latiera más rápido.

Dan asintió, concentrado en su tarea. Sin embargo, notó la tensión en el cuerpo de Jaekyung, una tensión que no parecía ser solo física.

—Jaekyung, necesitas tomarte esto en serio. Si sigues forzando el hombro, podrías causar un daño permanente. Eso no solo afectaría tu carrera, sino también tu calidad de vida —dijo el omega, sus ojos reflejando su preocupación genuina.

Jaekyung suspiró, asintiendo con lentitud.

—Lo sé, Dan. Es solo que... no quiero mostrar... debilidad. No puedo permitirme perder el ritmo ahora, no con el campeonato tan cerca —confesó, su voz mostrando una vulnerabilidad que rara vez dejaba ver.

Dan se detuvo y levantó la mirada, sus ojos encontrándose con los de Jaekyung.

—No mostrarías debilidad al cuidarte, Jaekyung. De hecho, sería un signo de inteligencia. Y además... —Dan vaciló un momento antes de continuar— me preocupa verte así. No solo como tu fisioterapeuta, sino como alguien que... que se preocupa por ti.

Jaekyung sintió un nudo en la garganta ante esas palabras. Había algo en la manera en que Dan lo miraba, algo que había estado notando cada vez más. Quizás era el momento de ser honesto también.

—Dan, yo... también me preocupo por ti. Lamento haberte tratado mal hoy —admitió Jaekyung, sintiendo cómo el peso de sus palabras hacía eco en el pequeño consultorio.

Dan se quedó en silencio por un momento, sus ojos brillando con una mezcla de sorpresa y emoción.

De repente, el omega soltó una leve risa divertida que hizo confundir al alfa.

—No tienes que disculparte por eso, todos tenemos días malos, y es normal que te pongas así. Pero... quiero que me prometas algo...

Jaekyung asintió, una pequeña sonrisa curvando sus labios.

—¿Qué cosa?

—Prométeme... que luego de la competencia... descansarás dos días a la semana, no vendrás al gimnasio, reposarás todo el día... —dijo el omega mirándolo serio a los ojos.

El alfa se puso serio, no le gustaba para nada la idea de descansar, pero tampoco quería hacer que Dan se sintiera triste. Suspiró cansado y decidió responder.

—Un día solo a la semana, no dos.

Dan frunció el ceño inconforme.

—Dos...

Jaekyung también frunció el ceño.

—Uno solo...

El omega frunció más el ceño y Jaekyung sonrió.

—Solo una semana dos... las demás un día solo —ofreció el alfa.

—... Bien —el omega suspiró y aceptó— pero mañana sí o sí iremos al hospital a hacerle revisiones en el hombro —dijo el omega decidido continuando el masaje del hombro.

Jaekyung rodó los ojos pero decidió hacerle caso al omega, por algo era su fisioterapeuta... y su omega.

Próximamente Papa va a entrar en acción💋

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Próximamente Papa va a entrar en acción💋

Un Alfa Sentando Cabeza |Jinx| (En Pausa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora