Narrador
—No puede ser... —algo en el tono de la detective Sato, hizo que una vena de ira palpara en el pecho del menor.
La miró de reojo, entre su cabello y la toalla. La mujer oficial sintió miedo por un instante, su mirada azul cobalto brillaba con algo que nunca vio en sus ojos, algo extraño en un niño, en ese niño.
—¿Usted también lo vio, profesor Agasa? —evitó su mirada, pasando al adulto a su lado.
—Yo no, porque estaba oscuro —negó con calma, aferrando sus manos en sus rodillas.
Este no la miraba, lo que creaba aún más incógnitas en la mujer.
Ella volteó su mirada a su jefe, el inspector que tampoco sabía qué hacer en esa situación.
—Tal vez te confundiste porque tuviste una experiencia terrorífica... —empezó a hablar Sato.
No logró terminar ante el arrebato del menor, un grito que resonó en el lugar; había hecho un movimiento tan rápido de su cabeza que la toalla cayó al sofá donde estaban sentados.
—¡No!
Los dos policías casi retrocedieron ante la mirada llena de furia e impotencia.
No era normal.
No era normal en un niño, mucho menos en ese niño.
Ese niño tranquilo, calmado, paciente que siempre ayudaba con una sonrisa, que siempre estaba dispuesto a dar pistas; estaba allí, exaltado, respirando con fuerza mirándolos.
Aspiró con fuerza buscando calmarse, lo cual funcionó al notar su respiración volver a la normalidad, pero eso no significaba que su mirada cambiará. —Realmente vi un submarino —dijo fríamente, en voz baja.
Se sentía como una serpiente al acecho que estaba a punto de matar a su presa, se sentía... peligroso...
Algo que les sorprendió mucho a los policías que conocían al ansioso y animado niño.
Era como ver a un león enjaulado, que pronto rompería la jaula y todo lo que estuviera cerca de allí.
—Conan-kun... —lo llamó débilmente el profesor, sabía que estaba arrastrando su lado racional con toda su fuerza volviéndolo tan letal, porque estaba listo de explotar cuando sea necesario
Edogawa aspiró con fuerza, volviendo su mirada a los lentes en la mesa de centro. Tragó con fuerza tomando con delicadeza los lentes.
Acarició suavemente las patas de los lentes, los lentes que estuvieron todo el tiempo con Ai, se supone que la protegería.
—Yo lo vi —afirmó levemente pasando sus lentes a su rostro, deslizando con una ternura que no mostraba su cuerpo o su rostro.
Los oficiales se miraron, estaban dudosos sobre lo que decía el niño, pero jamás les había mentido y siempre les ayudaba.
Además era Ai Haibara, la niña que siempre estaba a su lado, la niña a la que siempre acudían cuando había un problema con Conan o con los niños, la niña que ponía en cintura incluso a Kogoro Mouri.
La personita que lograba mover absolutamente todo en el niño.
Les habían ayudado tanto, que era imposible e irracional darle la espalda, le creían aunque dudaban de las probabilidades de que de verdad apareciera un submarino.
—Conan-kun —lo llamó con calma el inspector sacando un plano de su chaqueta.
Él estaba temblando, conocía perfectamente lo cercanos que eran esos dos, así que sabía que se sentía tan frustrado.
![](https://img.wattpad.com/cover/371900857-288-k471875.jpg)
ESTÁS LEYENDO
El submarino de hierro negro
FanficLa liga Juvenil fue invitada por Sonoko junto con Ran, Sonoko, Kogoro y el profesor Agasa a la isla Hachijo; sin embargo lo que sería un agradable paseo, terminó en una catástrofe cuando Ai Haibara es secuestrada frente a los ojos de Conan, y él mov...